Científicos dicen haber descubierto la historia genética del cuello de la jirafa

Una gran cantidad de variaciones genéticas podría estar detrás de las inusuales adaptaciones que presenta la jirafa.

Por Sofia Olea

19/05/2016

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jirafas

Podría ser un relato de Rudyard Kipling, pero es una historia mucho más concreta, porque un grupo de investigadores dice haber encontrado nuevas claves sobre cómo la jirafa llegó a tener el largo cuello que la caracteriza.

El animal más alto del mundo tiene algunos rasgos curiosos. Su cuello contiene siete vértebras, la misma cantidad que los humanos, excepto que cada una de ellas es larga. Para que la sangre llegue al cerebro, el corazón debe bombearla tan fuerte como para alcanzar la altura de dos metros. Esto es posible gracias a una estructura de corazón bien particular, una presión arterial el doble de la de los humanos y vasos sanguíneos de gruesas paredes.

Ahora los científicos han descubierto una gran cantidad de variaciones genéticas que podrían estar detrás de todas estas características.

«La estatura única de las jirafas y su súper potente sistema cardiovascular no se originaron en genes nuevos, sino en modificaciones de un pequeño número de genes que se conocen como reguladores del desarrollo y la función», dice Douglas Cavener, de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, uno de los autores de la investigación.

En la revista Nature Communications, el equipo internacional de investigadores, que incluye a científicos de Reino Unido, Estados Unidos y Tanzania, describe cómo secuenciaron el genoma de dos jirafas Masai.

jirafas comiendo

Los científicos compararon estos genomas con los de los parientes más cercanos de la jirafa; un animal de piernas rayadas conocido como okapi, y con las reses, que comparten un ancestro común con las jirafas y los okapis, de hace unos 28 millones de años. Las variaciones descubiertas en las secuencias del código proteico de la jirafa se compararon con los genes correspondientes de 40 otros mamíferos, desde camellos hasta ratones, para evaluar su influencia.

El resultado de todo esto fue el descubrimiento de 70 genes con variaciones específicas para las jirafas, las que los investigadores creen que podrían estar detrás de las inusuales adaptaciones de esta especie. Se encontró que más de la mitad de estos genes codifican proteínas involucradas en regular la fisiología o el desarrollo de los sistemas cardiovascular, neural y óseo, y se cree que algunos influyen en factores como la selección de las vértebras que se elongan.

También se encontraron variaciones en genes ligados al metabolismo, los que podrían estar relacionados con la habilidad de la jirafa de tolerar las toxinas de las hojas y vainas de la Acacia.

Los autores también afirman que características como el cuello largo de la jirafa y su sistema cardiovascular especializado también podrían haber evolucionado simultáneamente, porque algunos de los genes identificados influyen sobre más de un aspecto del desarrollo. Entre estos está FGFRL1, un gen conocido por estar involucrado en el desarrollo del esqueleto y del sistema cardiovascular en los humanos y los ratones. «El hecho de que el FGFRL1 sea crítico en el desarrollo del esqueleto y el sistema cardiovascular -de los más modificados en las jirafas- lo hace un candidato clave para ser responsable de las cualidades únicas de la jirafa», agrega Cavener.

Pero Nick Mundy, genetista evolutivo de la Universidad de Cambridge, cree que «es muy difícil decir si alguna de estas variaciones son relevantes para el cuello de la jirafa, en realidad», y que los genes identificados por los investigadores deberían verse sólo como candidatos para análisis futuros.

Ahora, como Cavener está seguro de que algunas de las variaciones descubiertas son responsables del largo cuello de la jirafa, el equipo usará técnicas de edición de genes para introducir el gen FGFRL1 de la jirafa en ratones, a ver si afecta su desarrollo. «Es bien posible que veamos algún ratón con un cuello un poco más largo», dice. «Si podemos probarlo estadísticamente, entonces estaremos muy felices», concluye.

Fuente, The Guardian

Traducción, CCV, El Ciudadano

 

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