Investigadores tienen la clave para olvidar episodios que no queremos recordar

El secreto está en el contexto, dicen los autores del estudio.

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Imagen de la película ‘Eterno resplandor de una mente sin recuerdos’ (2004)

Si piensas en tus recuerdos favoritos, probablemente venga a tu mente una ráfaga de cosas: dónde ocurrió, qué edad tenías, con quién estabas. Esas cosas son exactamente las que permiten que uno sea capaz de eliminar recuerdos que ya no quieres tener.

En un reciente estudio, un grupo de científicos mostraron las formas en que estos elementos del contexto ayudan a que los recuerdos permanezcan en la memoria. Deshacerse de ellos puede ser un truco para eliminar ciertos pasajes que quisieras olvidar.

El estudio, realizado en las Universidades de Dartmouth y Princeton, encontró que las personas pueden olvidar ciertas experiencias intencionalmente, si cambian el contexto en el cual se sitúan los recuerdos. Los investigadores sugieren que las misma información se podría usar eventualmente para fortalecer los recuerdos que nos gustaría mantener, y así ayudar a las personas a «almacenar» experiencias en la memoria, así como minimizar el efecto de los episodios dolorosos.

El contexto juega un rol crucial en el recuerdo; eso se ha sabido desde los tiempos de la Antigua Grecia. Se puede evocar la experiencia al recorrer los espacios de la memoria: cada una de ellas aparece como una serie de visiones, sonidos, aromas e historias que en conjunto forman el escenario de los recuerdos, como si éstos fueran una repetición de las vivencias.

Pero la nueva investigación precisamente muestra cómo funciona el contexto y cuán efectiva puede ser también su ausencia -al deshacerse de él, por ejemplo. El estudio fue publicado en Psychonomic Bulletin and Review.

En el estudio, los investigadores trabajaron con participantes a quienes pidieron que estudiaran dos listas de palabras elegidas al azar, mientras se les mostraba imágenes del exterior que incluían escenas como bosques, montañas y playas. Se les dijo que olvidaran o bien recordaran la primera lista y luego que estudiaran la segunda lista.

Los investigadores usaron imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) para rastrear cuántas personas estaban pensando en esas escenas de paisajes durante el experimento. Esto significa que pudieron hacer un seguimiento en tiempo real de cuántas personas estaban pensando en esos contextos al mismo tiempo que recordaban u olvidaban las palabras.

Entonces encontraron que cuando las personas debían olvidar las palabras, el scaner mostraba que estaban «desalojando» el contexto de sus cerebros. Esto significa que el cerebro se deshace automáticamente de las ideas asociadas que no necesita –confirmando que las mismas pueden hacernos recordar mejor. Además, mientras más lograban las personas deshacerse de esos contextos, más olvidaban las palabras.

El estudio fue inusual, porque se enfocó en olvidar y no tanto en recordar. Los científicos estudiosos de la memoria normalmente se concentran en cómo recordamos y consideran que el acto de olvidar es una especie de error, aunque eliminar información de nuestras mentes puede ser algo tan importante como conservarla.

Olvidar puede ser una función importante para quienes sufren trastorno de estrés post-traumático, por ejemplo, y puede tener funciones más mundanas, como ayudar a que las personas desechen fácilmente los recuerdos que les obsesionan o distraen.

Incluso podría ser que deshacerse de cierta información ayudase a liberar espacio en el cerebro (como cuando eliminamos archivos del celular) y dejar lugar a lo nuevo, dicen los científicos. Esto podría mejorar nuestra capacidad de recordar y hacernos más eficientes en olvidar.

Fuente, The Independent

Traducción, CCV, El Ciudadano

 

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