Científicos en la carrera por explicar cómo habría llegado el Planeta 9 a su órbita

Los intentos por explicar cómo un objeto tan grande puede estar orbitando a esas distancias, sugieren que éste tuvo que haber desafiado todos los pronósticos.

planeta 9

La posibilidad de que haya un noveno planeta en el Sistema Solar ha generado mucha expectativa entre los astrónomos. La evidencia de que este planeta podría existir viene de un grupo de astros más pequeños detrás de Neptuno, que dan indicios de una gran fuerza gravitacional en juego. Sin embargo, los intentos por explicar cómo un objeto tan grande puede estar orbitando a esas distancias, sugieren que éste tuvo que haber desafiado todos los pronósticos.

Hasta poder confirmarlo visualmente, no sabremos con certeza que el Planeta Nueve existe, pero mientras se va juntando evidencia, los científicos están en la carrera por detectarlo con mayor claridad. Esto, a su vez, a creado otra carrera por explicar la historia del planeta.

La Dra. Gongjie Li, del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica ha presentado un informe aceptado por Astrophysical Journal Letters (pre-publicado en arXiv), en que se discuten algunas formas en que este planeta pudo haberse formado. Pero la autora admite que ninguna de ellas da una idea factible de cómo es que llegó a tener una órbita tan grande y excéntrica.

«La evidencia que hay sobre el planeta viene de la alineación orbital de los objetos en el cinturón de Kuiper y de otras propiedades del Sistema Solar, las que sugieren que hay un objeto de masa equivalente a la de Neptuno y con una órbita excéntrica», explica Li y su co-autor Fred Adams en el informe. «Con una órbita tan amplia,  el Planeta Nueve es susceptible de ser alterado por las estrellas que hay en el área», agregan.

mapa de orbitas planeta 9

La evidencia de que el Planeta Nueve puede existir se apoya en la forma en que se agrupan las órbitas de los objetos del cinturón de Kuiper, como si algo las estuviera arreando. Imagen: Caltech/Robert Hurt.

Ahora, las estrellas más cercanas están tan lejos que no podrían causar alteraciones al Planeta Nueve. Pero las cosas serían diferentes si el Sol fuera parte de un cluster, como el que se cree que le dio origen. Dentro de los clusters las estrellas están tan cerca unas de otras que sería muy probable que un encuentro cercano alterara al Planeta Nueve, lanzándolo lejos de su órbita.

Las estrellas empiezan sus vidas en estos clusters, que tienden a tener una densidad concentrada de 1.000 veces el vecindario del Sol. Finalmente, se liberan, pero el tiempo que esto demora es variable. Si el Sol pasó más de 100 millones de años dentro de un cluster, Li y Adams piensan que el Planeta Nueve habría tenido pocas probabilidades de aguantar toda esa distancia.

Si el Sol pasó menos de 100 millones de años en un ambiente como tal, Li y Adams piensan que el Planeta Nueve se pudo haber mantenido en su órbita actual, pero aún están intrigados acerca de cómo llegó ahí en primer lugar.

Una interacción con una estrella cercana (ya sea antes de dejar el cluster o después) podría haber tirado al planeta hacia dentro de la órbita en la que se supone que está, pero eso sólo sería posible si hubiera comenzado en un lugar que apenas coincidiría con nuestros actuales modelos de Sistema Solar.

Alternativamente, puede ser que el Planeta Nueve se hubiera integrado y hubiera sido repelido por Júpiter o Saturno. Pero como dice el informe, «el margen de dispersión de un planeta hacia una órbita es estrecho». Lo más usual es que los planetas sean lanzados completamente hacia afuera del Sistema Solar.

Otra teoría es que el planeta se haya formado afuera del Sistema Solar, antes de ser capturado por la gravedad del Sol, pero los autores concluyen que esa probabilidad es menor que 1%. No es imposible, pero muy improbable.

No todo el mundo se adscribe a estas teorías sobre el origen del Planeta Nueve. El Dr.  Scott Kenyon, también del Instituto Harvard-Smithsonian, ha entregado dos informes a Astrophysical Journal Letters con modelos sobre cómo una serie de repetidos encuentros entre este planeta y otro planeta más grande, pudo haberlo puesto en la órbita en que se cree que está. El trabajo de Kenyon aún no ha pasado por revisión de sus pares, pero las pre-publicaciones también están disponibles en arXiv.

Kenyon argumenta que sus teorías se pueden probar con observación. Si alguna de éstas es confirmada, proveerá de una información sin igual acerca de las primeras etapas de desarrollo del Sistema Solar.

Fuente, IFLScience

Traducción, Carolina Chacón, El Ciudadano

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