Las auroras han cautivado a los seres humanos durante largo tiempo, y, sin embargo, parecen aún guardar sorprendentes secretos. Un equipo de físicos descubrió una nueva característica de estos espectáculos de luces atmosféricas tras examinar un video grabado hace casi dos décadas, según dieron a conocer los autores de un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Iowa (EE. UU.)
Se trata de un clip grabado el 15 de marzo de 2002 en la ciudad canadiense de Churchill que muestra cómo una sección de una aurora difusa rápidamente se ilumina, luego desaparece y reaparece repentinamente después de varios segundos. Los investigadores afirman que este comportamiento, que denominan «borradores de auroras difusas», nunca antes había sido estudiado.
El científico que captó el video hace 20 años, David Knudsen, recuerda que en ese momento el cielo parecía estar completamente oscuro, pero una cámara especial logró captar la luz de bajo nivel. «Cuando una zona se iluminaba y se apagaba, la aurora difusa de fondo se borraba. Desaparecía. Había un agujero en la aurora difusa. Y luego ese agujero se volvía a llenar después de medio minuto más o menos. Nunca había visto algo así«, contó.
Las auroras ocurren cuando partículas cargadas provenientes del Sol interactúan con el campo magnético que protege nuestro planeta. En el momento en el que algunas de esas partículas caen hacia la Tierra, la energía liberada durante su colisión con los gases en la atmósfera terrestre genera luz.
En 2010, el astrofísico Riley Troyer empezó a interesarse en el material, por lo que creó un programa de computadora para estudiarlo, y descubrió que la aurora tardó aproximadamente 20 segundos en recuperar su brillo.
«Lo más valioso que encontramos es mostrar el tiempo que tarda la aurora en pasar de un evento de borrado para rellenarse o colorearse de nuevo y cuánto tiempo tarda en volver de ese estado de borrado a ser una aurora difusa», concluyó Troyer, y explicó que esto puede ayudar en el desarrollo de modelados de campos magnéticos.
Los científicos afirman que aún hay mucha investigación por hacer en este campo y esperan detectar más ejemplos de este fenómeno. «Lo más importante de estos borradores, antes desconocidos, es saber que existen», comentó Allison Jaynes, coautora del estudio, publicado en la revista Journal of Geophysical Research: Space Physics.
Fuente: RT.