Investigadores identifican un gen relacionado con el «sexto sentido»

Se trata de un gen que controlaría el tacto y la propiocepción, sentidos asociados a la conciencia de nuestro propio cuerpo en el espacio, más allá de la relación directa con los cinco sentidos básicos.

propiocepcion

Científicos estadounidenses descubrieron un gen relacionado con el control del propio cuerpo y la conciencia de éste en el espacio; una percepción que muchos llaman ‘sexto sentido’.

Se trata del gen PIEZO2, que controla el tacto y la propiocepción, sentidos asociados a la conciencia de nuestro propio cuerpo en el espacio. El informe fue publicado en la revista New England Journal of Medicine.

Para el estudio, los investigadores de la organización National Institutes of Health trabajaron con dos pacientes de 9 y 19 años, que padecen un trastorno neurológico raro y poco estudiado, que involucra la mutación de este gen. Las participantes presentan problemas de motricidad y equilibrio, deformaciones en las caderas, dedos y pies, y una escoliosis progresiva que se manifiesta como una curvatura anormal en la columna.

A pesar de que las pacientes tienen un desarrollo normal de su sistema nervioso, se observó que carecen de conciencia corporal, por su enorme dificultad para caminar con los ojos vendados. Los investigadores también constataron que ante estímulos táctiles específicos, no existe la reacción normal esperada de ciertas zonas cerebrales, pero sí son capaces de sentir dolor, picor y cambios de temperatura.

El gen PIEZO2 estaría relacionado con las habilidades motoras, de equilibrio y coordinación


«Nuestro estudio destaca la importancia crítica del gen PIEZO2 y los sentidos que controla en nuestra vida diaria», señala Carsten G. Bonnemann, coautor del estudio, a Medical Express, y explica el rol que podría tener este gen en el tacto y la propiocepción, pero no en la percepción de la temperatura o el dolor.

«Los sistemas nerviosos de estas pacientes compensan la falta de tacto y conciencia del cuerpo», explica Bonnemann. «Esto sugiere que el sistema nervioso puede tener varios caminos alternativos que podemos explotar en el diseño de nuevas terapias», afirma.
Los autores platean que las diferentes variantes del gen PIEZO2 podrían ser las responsables de las habilidades motrices y de coordinación de las personas, informa RT.

Bonnemann plantea la pregunta de si sería posible que un gen PIEZO2 minuciosamente controlado contribuyera, por ejemplo, al rendimiento deportivo superior de un atleta o si, por otro lado, un gen mal controlado fuera el causante de la torpeza. «Creo que no es imposible», concluye el especialista.

Fuentes, RT, Medical Express

El Ciudadano

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