La ciencia del ritmo, el sexo y el orgasmo como un trance

Un estudio sugiere que el nexo entre música, baile y sexo no es una coincidencia, y que el sentimiento de excitación sexual vence a nuestra conciencia y nos envía a una especie de trance.

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La habilidad de una persona para provocar un orgasmo, a sí mismo o a otra persona, puede depender de cuanta habilidad tiene para seguir un ritmo. Así lo observaron unos investigadores que publicaron un estudio en la revista Socioaffective Neuroscience and Psychology.

Adam Safron, autor del estudio, explica que la estimulación repetitiva de los receptores de los genitales, realizada de manera regular y pulsada, puede hacer que ondas de actividad sincronizada se expandan a través del cerebro, aumentando el sentimiento de placer y al mismo tiempo generando una suerte de trance.

El ritmo es un elemento fundamental en la vida humana, porque las neuronas del cerebro están constantemente en actividad, siguiendo patrones oscilantes. Cuando un estímulo externo –por ejemplo, la música– concuerda con el ritmo de estas oscilaciones, nuestra frecuencias internas empiezan a resonar con nuestro ambiente externo. Esto se conoce como entrainment, un proceso que amplifica la fuerza de nuestras señales neuronales, llevando a un aumento de la excitación y la excitación sexual, informa IFLScience.

Mientras esto explica nuestro amor por la música, Safron hipotetiza que la misma lógica se aplica a nuestros placeres eróticos, a través de los cuales la frecuencia del impulso sexual  resuena con el ritmo intrínseco del cerebro, intensificando el sentimiento de placer. Safron explica que «esta sincronización es importante para la propagación de señales en el cerebro, porque es más probable que las neuronas liberen energía si son estimuladas muchas veces dentro de un tiempo breve».Resultado de imagen para dancing feet

Para probar esta teoría, el autor examinó la literatura científica existente sobre los orgasmos humanos, buscando datos que confirmasen o refutasen la idea de entrainment como un importante motor del placer sexual. Al hacer esto, encontró evidencia de que cuando el cerebro se inunda con ondas de actividad sincronizada, ciertas regiones responsables de la auto conciencia –como las estructuras frontal y central– se desactivan. Esto sugiere que el sentimiento de excitación sexual vence a nuestra conciencia y nos envía a una especie de trance.

«En teoría, esto podría cambiar la forma en que las personas ven su sexualidad», dice Safron. «El sexo es una fuente de sensaciones placenteras y de conexión emocional, pero más allá de eso, es un estado alterado de conciencia».

El estudio también sugiere que el nexo entre música, baile y sexo no es de ningún modo una coincidencia. Da el ejemplo de tantas especies animales que eligen a sus parejas en base a una danza de cortejo, la que podría ser un indicador de su habilidad para mantener un ritmo y, por consiguiente, de su destreza sexual. En otras palabras, mientras mejor eres en la pista de baile, mejor eres en la cama.

Por IFLScience

El Ciudadano

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