La Misión fue denominada por los científicos Micro-11

La NASA apuesta a la sobrevivencia y experimenta con esperma humano en el espacio

Todavía no se sabe cómo las misiones espaciales de larga duración afectan la salud reproductiva humana y si la infertilidad puede ser un riesgo para los futuros astronautas

Primero fueron perros (Laika, Strelka y Belka) y moscas, luego primates (Gordo, Miss Baker y Able, Rhesus Sam y Ham) y poco tiempo después tardígrados  los que han sido enviados por científicos desde la Tierra al espacio sideral, esto con el objeto de realizar experimentos que contribuyan a la humanidad. Ahora, con un proyecto científico, denominado Micro-11, la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA) envió al espacio muestras congeladas de esperma humano a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).

Micro-11 forma parte de una serie de experimentos que van desde pruebas biológicas relacionadas con la salud de astronautas hasta estudios sobre hierba y probióticos. Las muestras de esperma que retornen de la misión espacial estarán a cargo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Kansas, en Estados Unidos.

En las primeras expediciones al espacio, tanto de la entonces Unión Soviética como de Estados Unidos, la intención era conocer los efectos de la ingravidez en algunos seres vivos. En esta oportunidad, se trata de la ansiada sobrevivencia de la especie humana en otras latitudes.

«Están en planeación viajes espaciales más allá de la misión de la ISS. Se juega con la idea de una posible colonización de la Luna, Marte y otros cuerpos celestes. En este marco, aparece la pregunta de si la sobrevivencia sería sustentable por varias generaciones. Es una cuestión de fundamental importancia», dice Joseph Tash, de la Universidad de Kansas.

Científicos del Centro de Investigación Ames (AC) de la NASA, estiman que si llegaran a concluir que la reproducción humana en el espacio no es viable, entonces sería necesario tomar medidas especiales.

«Basado en experimentos previos, parece que la falta de gravedad facilita la movilidad de los espermatozoides», dijo Fathi Karouia, investigador de la rama de exobiología del Centro de Investigación Ames de la NASA.

En los mamíferos como los seres humanos la reproducción se logra cuando un esperma alcanza un óvulo y entra en él. Para ello, las células del esperma deben «activarse» a fin de que puedan moverse y avanzar. Luego se produce la fusión con el óvulo. Además, la membrana del esperma debe hacerse líquida. En el espacio, la falta de gravedad hace que este proceso biológico sea diferente y no avizore un buen panorama para posteriores experimentos científicos.

La misión Micro-11 se empalma con otras investigaciones sobre diferentes organismos modelo que han demostrado que las condiciones de microgravedad desencadenan una regeneración celular más rápida, agregó Karouia.

En el proyecto Micro-11, los astronautas de la ISS derretirán las muestras congeladas y las mezclarán con químicos especiales que activarán el esperma. Posteriormente observarán si continúa el desarrollo reproductivo, y cuán rápido es. Ya en la Tierra, Tash y otros científicos investigarán finalmente si los espermas completaron todos los pasos del proceso reproductivo y si surgieron diferencias con espermas que no emprendieron el viaje al espacio, detalla la NASA en un comunicado.

La biología reproductiva de otras especies en el espacio ha sido ampliamente estudiada en ranas, salamandras, caracoles y animales subacuáticos invertebrados, que ya fueron capaces de reproducirse en el espacio.

La NASA aclara que todavía no sabe cómo las misiones espaciales de larga duración afectan la salud reproductiva humana y si la infertilidad puede ser un riesgo para los futuros astronautas, esto en el contexto de la carrera por conquistar el espacio y la preservación de la humanidad en otros planetas.

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