La teoría de la degeneración en Chile

Una teoría psiquiátrica que dominó el pensamiento científico desde la segunda mitad del siglo XIX es la teoría de la degeneración. Formulada por los alienistas franceses Benedict Morel y Valentín Magnan, a partir de ella se articuló un guion pesimista sobre la locura, que no pocos hombres de ciencia aplicaron en relación a los nuevos sectores sociales que iban emergiendo con la creciente industrialización. El historiador Marcelo Sánchez nos cuenta sobre el desarrollo de dicha teoría en Chile.

Por Mauricio Becerra

26/12/2015

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Determinante de la psiquiatría del siglo XIX es la teoría de la degeneración, elucubrada por los alienistas Morel (1857) y Magnan (1895). Se trataba de una explicación etiológica general de la locura y la diversidad corporal que se constituyó como modelo explicativo de las ciencias abocadas a la mente. Su circulación y aplicación en Chile es analizada por el historiador Marcelo Sánchez.

Un artículo del historiador acompaña el libro Bulevar de los Pobres (Ocho Libro Editores y Museo de Odontología de la Universidad de Chile), texto que editó junto a los historiadores César Leyton y Cristián Palacios.

Sánchez da cuenta del despliegue de dicha teoría en tres momentos: en 1892, cuando el médico Luís Vergara Flores dedica su tesis al alcoholismo y la degeneración, acusando al alcohol de ser un agente ‘blastoftórico’, concepto que intentaba explicar una afección de las células germinales al momento de la procreación, lo que podía generar una ‘raza de los pobres’; los artículos del psiquiatra Augusto Orrego Luco publicados en la Revista Médica de Chile en 1905; y cuando los psiquiatras Germán Greve y Hugo Lea-Plaza, en 1915, diagnosticaron como ‘degeneración mental’ a Antonio Ramón, quien atentó contra el general Roberto Silva Renard, quien comandó la matanza de la Escuela Santa María de Iquique.

El historiador está interesado en las consecuencias sociales de una teoría médico científica. Sánchez llama la atención sobre la exitosa versatilidad de la teoría de la degeneración. “Toda anormalidad, toda rareza de la conducta podía ser explicada a partir de la teoría de la degeneración”- comenta. Y ante el degenerado, un condenado biológico, sólo cabía la defensa social.

¿Por qué es importante estudiar las consecuencias sociales de la teoría de la degeneración?

– Porque a partir de ella se articuló un cierto guion trágico y pesimista en relación a los nuevos sectores sociales que iban emergiendo con la creciente industrialización. En el seno de la teoría de la degeneración surgieron, por ejemplo, el estudio de los linajes degenerados, como el famoso caso de la familia de los Jukes, sobre la que se señalaba que a partir de un matrimonio entre un sano y una alcohólica débil mental, habían llegado al mundo varias generaciones de prostitutas, alcohólicos, vagos y criminales. Así, poniendo la atención en la herencia como elemento determinante del destino, se evitaba dar alguna importancia, ni siquiera menor, a las condiciones sociales, la educación, salario, salud pública. Como vemos, en cierto sentido, la teoría de la degeneración continuaba la polémica entre ambiente y naturaleza (nurture y nature en la polémica original) y es al mismo tiempo el precedente de la eugenesia radical y de ciertas tendencias muy actuales como el determinismo biológico obtuso de la sociobiología y de ciertas aproximaciones burdas e instrumentales a la genética y las neurociencias.

¿Cómo sirvió el concepto de la degeneración para las elites en la explicación de la pobreza de las mayorías?

– En el contexto europeo la teoría de la degeneración, las teorías de Cesare Lombroso sobre el origen del crimen y el darwinismo social, entre otras teorías, sirvieron para exculpar a gobiernos y sectores dirigentes de cualquier responsabilidad individual o colectiva en relación a la creciente masa de marginados que empezaron a poblar las cárceles y manicomios tras el fenómeno de la urbanización industrial. Si una familia era pobre, si un hombre robaba o era alcohólico, si una mujer se prostituía, las causas se buscaban en el linaje familiar o en un fatídico peso evolutivo ancestral.

¿Y en Chile cuáles fueron sus despliegues?

– En el contexto chileno la teoría de la degeneración era parte del enfoque de una figura de importancia para la medicina y el pensamiento social, el médico Augusto Orrego Luco, que publicó en 1884 sus artículos sobre la cuestión social. Orrego Luco, cuando asumió la presidencia de la Sociedad Médica llamó al gremio a ocuparse de un sector del problema social en el que no tendrían que soportar la competencia de educadores y políticos, llamándolos a ocuparse de la herencia y de los linajes degenerados. Otros temas en el que la teoría de la degeneración fue un elemento teórico y clínico de importancia fue en el alcoholismo y, por supuesto, la locura. En 1905 el médico Florentino Caro estimó que de los 1.425 internos de la Casa de Orates de Santiago (hombres y mujeres) un porcentaje cercano al 40% podían clasificarse como enfermos por algún tipo de degeneración.

Era una época en que se hablaba de una ‘raza de los pobres’…

– Tal vez, uno de los elementos más trágicos que se derivan de la teoría de la degeneración es el de la idea de una «raza de los pobres»; un sector de la población que, debido al intenso proceso degenerativo, deja de pertenecer a la comunidad humana, conformando un grupo biológicamente aparte. Esta idea entroncó con la idea de los «sub hombres», que, en un posterior momento histórico, los nazis aplicaron a eslavos, negros y judíos.

Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

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*Foto: Pabellón masculino de la Casa de Orates de Santiago, espacio médico en donde la degeneración era una categoría diagnóstica aceptada.

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