Los chimpancés reconocen traseros de la misma forma en que los humanos reconocemos caras

Reconocer el rostro de otro ser humano requiere de algo más que simplemente identificar algunos rasgos por separado. El reconocimiento facial se debe a un mecanismo que procesa toda la estructura facial en conjunto, y que es la razón por la que normalmente nos toma un tiempo reconocer una cara cuando la vemos invertida (es más fácil para los humanos reconocer otros objetos invertidos que los rostros)

Ahora un equipo de investigadores ha llegado a la conclusión de que los chimpancés tienen una habilidad similar a la de reconocimiento facial de los humanos, pero que para ellos funciona con los traseros de otros chimpancés.

En un informe científico publicado en la revista PLOS One, los autores, un equipo compuesto por investigadores de Holanda y japón, observaron a un grupo de chimpancés mientras examinaban fotografías de las nalgas de sus pares y les hicieron jugar una serie de juegos de combinaciones, en el que tenían que formar pares de traseros idénticos en una pantalla táctil. Los primates parecían ser más lentos cuando se trataba de reconocer esta parte del cuerpo cuando estaba invertida en 180 grados, lo que le indicó a los investigadores que el reconocimiento se apoya en las mimas claves que usamos los humanos para identificar rostros.

Según el estudio, el trasero de un chimpancé (izq) muestra una simetría que juega un rol similar al del rostro humano (der). Imagen, PLOS One. Kret et al. 2016

Los investigadores también realizaron experimentos con humanos, a quienes también les tomó más tiempo procesar las imágenes de caras humanas dadas vuelta. Pero al presentares imágenes de traseros humanos, las personas no mostraron la misma lentitud para reconocerlos al revés.

Todo esto no es sólo algo potencialmente chistoso para muchos, sino que tiene un antecedente evolutivo. Se cree que los chimpancés han evolucionado para enfocarse en los culos, debido a la proximidad que tienen con los traseros de sus compañeros al caminar en grupos. Al andar en cuatro patas, con frecuencia deben mirar al trasero que está frente a ellos y, como a las hembras que están ovulando usualmente se les vuelve el trasero más grande y enrojecido, para los machos es fácil reconocerlas desde atrás. Es más, los chimpancés pueden identificar una hembra ovulando que no es pariente, de otras que sí son parientes. De esta forma evitan la endogamia.

Los autores sigieren que los rostros y los traseros han jugando roles similares en la evolución de estas especies primates (chimpancés y humanos). El informe científico concluye así: «Los hallazgos sugieren un cambio evolutivo en la función de señalización socio-sexual desde el trasero hacia los rostros; dos partes del cuerpo que son simétricas, atractivas y no cubiertas de pelo, que pudieron haber condicionado al cerebro para que procesara rostros, y al rostro humano para que se pareciera más a la parte trasera del cuerpo».

No se puede negar que la ciencia y la evolución también nos pueden dar algo de material para la risa.

Fuente, mental_floss, IFLS

El Ciudadano