Nuevo mapa completo de la superficie de Titán muestra que su aspecto es notablemente parecido a la Tierra

Desde que la intrépida nave espacial Cassini (que ya no existe) y la sonda Huygens pusieron el foco en la superficie de Titán, hemos sentido un vínculo de similitud con esa luna. Como la Tierra, esta tiene mares de acumulación líquida en las depresiones de su superficie, lo que la ubica en un grupo pequeño de cuerpos con características parecidas.

Ligeia Mare, el segundo lago más grande de Titan (NASA/JPL-Caltech/SSI)

Ha pasado más de una década desde que la misión Cassini nos brindó la primera mirada cercana al mayor satélite de Saturno, Titán. Los astrónomos han pasado años analizando el conjunto de datos para revelar un mundo extraño y notablemente parecido a la Tierra.

Los investigadores no han perdido el tiempo tratando de dar sentido a esta pequeña roca espacial y su trabajo dio como resultado el primer mapa topológico de la superficie de la luna.

Desde que la intrépida nave espacial Cassini (que ya no existe) y la sonda Huygens pusieron el foco en la superficie de Titán, hemos sentido un vínculo similar con esa luna. Como la Tierra, esta tiene mares de acumulación líquida en las depresiones de su superficie, lo que la ubica en un «club muy exclusivo de nuestro Sistema Solar», dice el medio Science Alert.

Esos mares no están compuestos de agua, sino de hidrocarburos súper fríos, y resulta que son inquietantemente planos. Pero son océanos al fin.

Ahora resulta que los océanos en la Tierra y Titán tienen otra cosa en común. Los astrónomos de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, han utilizado una construcción topográfica reciente de la superficie de Titán para descubrir que los tres charcos más grandes de la luna tienen una superficie equipotencial común: un nivel del mar -como nuestros propios océanos.

«Estamos midiendo la elevación de una superficie líquida en otro cuerpo a 10 unidades astronómicas del Sol con una precisión de aproximadamente 40 centímetros», dice el astrónomo de Cornell Alex Hayes.

«Estamos midiendo el geoide de Titán. Esta es la forma que tendría la superficie bajo la influencia de la gravedad y la rotación, que es la misma forma que domina los océanos de la Tierra», explica.

El descubrimiento implica algunas dinámicas interesantes detrás de la recolección y el movimiento de los hidrocarburos líquidos de la luna, que consisten principalmente en moléculas condensadas de metano y etano.

O bien los lagos están conectados por corrientes que son lo suficientemente grandes como para permitir que el líquido se equilibre, o hay algo más que se pierde debajo de la superficie.

Hayes cree que la segunda posibilidad es probable.

Al comparar las elevaciones de lo que parecen ser lechos de lagos secos, con las posiciones de las depresiones llenas de líquido, el equipo concluyó que había canales subterráneos que transportaban hidrocarburos a los puntos más bajos.

«No vemos los lagos vacíos que se encuentran debajo de los lagos locales llenos porque, si estuvieran por debajo de ese nivel, se llenarían ellos mismos», dice Hayes. «Esto sugiere que hay flujo en el subsuelo y que se están comunicando entre sí», agrega.

También sugiere que hay un volumen aún mayor de hidrocarburos líquidos que no están a la vista.

El mapa podría ayudar a comprender mejor la forma en que fluye el líquido en la luna, pero también plantea un nuevo misterio para resolver.

Algunas de las depresiones llenas de líquido se parecen notablemente a estructuras geológicas en la Tierra, llamadas karsts; agujeros que se forman cuando el material rocoso subyacente se disuelve y permite que la superficie se colapse.

Al igual que en la Tierra, las estructuras de tipo tórrido de Titán no tienen canales superficiales obvios para transportar o acumular líquido acumulado. Pero a diferencia de nuestras depresiones, estas tienen bordes agudos y elevados. Casi parece que los bordes se expanden constantemente. De hecho, el lago más grande en el sur de Titán se parece notablemente a una colección de estos agujeros fusionados.

«Entender estas cosas es, en mi opinión, el eje de la comprensión de la evolución de las cuencas polares en Titán», dice Hayes.

Cassini ha terminado su misión, pero está claro que el legado de la sonda alimentará nuestra curiosidad hacia Saturno y sus lunas por mucho tiempo.

El Ciudadano, vía Science Alert

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