Una galaxia vecina está en camino de colisionar con nuestra Vía Láctea

El choque va a provocar “fuegos artificiales”, pero no ocurrirá hasta dentro de 2.500 millones de años.

Como si los gastos de fin de año, el cambio climático y la posibilidad de una nueva carrera de armamentos nucleares no fueran suficientes, los astrónomos han descubierto que una galaxia cercana se estrellará contra la Vía Láctea y podría hacer que nuestro sistema solar se hunda en el vacío cósmico.

La galaxia en cuestión es la Gran nube de Magallanes (también conocida como LMC, del inglés Large Magellanic Cloud), una de las muchas galaxias “satélites” que orbitan la Vía Láctea. El desafortunado descubrimiento se realizó luego de que los científicos realizaran simulaciones por computadora del movimiento de la LMC, que mostraron que en lugar de rotar a una distancia segura o liberarse de la atracción gravitatoria de la Vía Láctea, la LMC está destinada a colisionar con nuestra galaxia.

En este momento  se estima que la LMC está a unos 163.000 años luz de la Vía Láctea, acelerando a una velocidad de 400 kilómetros por segundo. Pero las simulaciones realizadas por astrofísicos en la Universidad de Durham, Inglaterra, muestran que la LMC eventualmente desacelerará y se volverá hacia nosotros, estrellándose en un tiempo aproximado de 2.500 millones de años.

Si bien es poco probable que las estrellas y los planetas individuales colisionen, la llegada de una galaxia con un peso de hasta 250 mil millones de soles aún causará estragos. «La totalidad de la Vía Láctea será sacudida y todo el sistema solar podría ser expulsado al espacio exterior», dijo Carlos Frenk, director del Instituto de Cosmología Computacional en Durham. «Si eso sucede, no veo cómo nuestros descendientes, si tenemos alguno, podrían soportarlo».

Sin embargo, no todo son malas noticias. Los investigadores informan en los Avisos Mensuales de la “Royal Astronomical Society” que las probabilidades de colisión del sistema solar con una región del espacio más enrarecida son escasas. Marius Cautun, el primer autor del artículo, dijo que las posibilidades del llamado exilio cósmico rondan entre el 1 y el 3%.

Vista de la Vía Láctea desde la Tierra.

De todas formas, la colisión con la LMC está muy atrasada, puesto que la atracción gravitacional que nuestra Vía láctea es muy inferior a la de otras de su misma clase; el halo de estrellas que rodea su disco galáctico contiene muchas menos estrellas que los de otras galaxias espiral, y el agujero negro supermasivo que se encuentra en su centro es diez veces más pequeño que los encontrados en corazones de galaxias similares.

La fusión galáctica cambiará todo esto. “Una vez que la Vía Láctea se engulle a la LMC, nuestra galaxia se convertirá en una formidable galaxia de tipo espiral”, dijo Frenk. «La mayor parte del halo se convertirá en estrellas de la LMC y el agujero negro enloquecerá con esta repentina entrada de combustible”.

La LMC contiene vastas cantidades de gas que serán devorados por el agujero negro supermasivo hasta que alcance 10 veces su masa actual. A medida que se alimenta, el agujero negro se activará y enviará chorros potentes de radiación de alta energía. Si bien los rayos intensos de radiación gamma pueden provocar extinciones masivas, es poco probable que la radiación dirigida por el agujero negro represente una amenaza para la vida que pueda existir en la Tierra, escriben los autores.

Hasta este descubrimiento, el gran peligro de colisión que corría la Vía Láctea era con su galaxia “gemela” Andrómeda. Esta tiene 5 veces la masa de la Gran Nube de Magallanes y podría destruir completamente nuestra galaxia. Esa catástrofe cósmica ocurrirá en unos 4.000 millones de años.

Pero la fusión con la LMC podría posponer el cataclismo, dijo Frenk. «Uno de los subproductos de la colisión con la LMC es que retrasará el armagedón», dijo. “Moverá un poco la Vía Láctea y eso nos puede comprar un par de miles de millones de años”.

“La LMC es grande pero no destruirá completamente nuestra galaxia», dijo. «Producirá estos increíbles fuegos artificiales, pero no tiene la masa para crear una gran perturbación. La colisión con Andrómeda será el verdadero armagedón. Ese será el verdadero final de la Vía Láctea tal y como la conocemos «.

Fuente: The Guardian

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