Una parte de Australia habría estado unida a Canadá hace millones de años

En Georgetown, un pueblo al noreste de Australia, se encontraron rocas que son diferentes a otras del continente australiano y que se asemejan a rocas antiguas encontradas en Canadá, en una sección expuesta de la corteza continental llamada Canadian Shield. Según los investigadores de varias universidades australianas, el hallazgo revela algo sobre la composición del antiguo supercontinente Nuna.

Los geólogos tienden a estar de acuerdo en que hace miles de millones de años la configuración de los continentes era muy diferente. Cómo y cuándo encajaban todas estas partes, sigue siendo un enigma, pero en este rompecabezas que es la tierra, las piezas se pueden juntar estudiando rocas y fósiles.

Ahora los investigadores han encontrado una serie de rocas que muestran algo sorprendente: una parte de Australia podría haber estado conectada a una parte de Canadá -en el continente norteamericano- hace unos 1,7 mil millones de años.
En realidad, el descubrimiento de que los dos continentes alguna vez estuvieron conectados no es muy sorprendente. Las especulaciones sobre tal ensamble han existido desde finales de la década del ’70, cuando un periódico propuso una conexión que se remonta al continente de Rodinia, hace alrededor de 1,13 mil millones de años. Sin embargo el momento exacto ha permanecido bajo debate.

En Georgetown, una pequeña ciudad de unos pocos cientos de personas en el noreste de Australia, se encontraron rocas que son diferentes a otras del continente australiano y que en verdad muestran similitudes con rocas antiguas encontradas en Canadá, en una sección expuesta de la corteza continental llamada Canadian Shield.

De acuerdo con los investigadores de la Universidad de Curtin, la Universidad de Monash y el Servicio Geológico de Queensland en Australia, el hallazgo revela algo sobre la composición del antiguo supercontinente Nuna.

«Nuestra investigación muestra que hace unos 1.700 millones de años, las rocas de Georgetown se depositaron en aguas poco profundas cuando la región formaba parte de América del Norte. Georgetown se separó de América del Norte y colisionó con la región de Mount Isa, en el norte de Australia, unos 100 millones de años después», dijo el estudiante de doctorado de Curtin, Adam Nordsvan, investigador principal del estudio.

«Esta fue una parte fundamental de la reorganización continental global, cuando casi todos los continentes en la Tierra se unieron para formar el supercontinente llamado Nuna», relató Nordsvan.

La última vez que los continentes estuvieron cerca uno del otro fue el gran supercontinente conocido como Pangea, que se separó hace unos 175 millones de años.

Sin embargo, antes de Pangea, el planeta pasó por varias configuraciones de supercontinentes, una de las cuales fue Nuna, también llamada Columbia, que existió hace unos 2.500 millones a 1.500 millones de años.

El equipo llegó a su conclusión al examinar nuevos datos de Georgetown y Mount Isa (otra ciudad remota en el noreste de Australia) y compararlos con rocas de Canadá.

Según la investigación, cuando Nuna comenzó a separarse, el área de Georgetown permaneció permanentemente atrapada en Australia.

De acuerdo a los investigadores, esto cuestiona el modelo actual que sugiere que la región de Georgetown era parte del continente que se convertiría en Australia antes de 1.700 millones de años.

La investigación, publicada en la revista Geology, también encontró nueva evidencia de que las cadenas montañosas de Georgetown y Mount Isa se formaron cuando las dos regiones colisionaron.

«La investigación de nuestro equipo muestra que este cinturón de montaña, en contraste con el Himalaya, no habría sido muy alto, lo que sugiere el proceso de ensamblaje continental final, que condujo a la formación del supercontinente Nuna, no fue una colisión dura como la reciente colisión de la India con Asia», dijo otro de los autores, Zheng-Xiang Li. «Este nuevo hallazgo es un paso clave para comprender cómo se formó el primer supercontinente de la Tierra, Nuna, un tema que aún persigue nuestro equipo multidisciplinario aquí en la Universidad de Curtin», agregó.

El Ciudadano, vía Science Alert

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