Día del niño:

Salve a su hija de ser una weona de mierda

Para el día del niño dejamos esta hilarante columna de Pame Arce

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Se habla mucho de que las madres cometemos muchos errores durante la crianza de nuestros hijos. Y lo más probable es que los sigamos cometiendo, porque aunque suene muy cliché, ninguna guagua venía con un “manual incluido en la placenta que se titulara: “Maneras de criarme”. Por suerte no lo incluía, porque sería raro, incómodo y antihigiénico.

Por lo que he conversado con amigas y conocidas que tienen hijos e hijas, criar a uno y a otro es muy diferente. Así como las que tenemos niños podemos evitar que sean machistas, frescos, violentos, entre otros, las mamás de niñas podrían hacerle un gran favor a  la humanidad y criar sin tanta maña a sus hijas.

Como están de moda los “grupos de madres” y existe un grupo de súper mamis pro teta, de mamis que no quieren que otras mamis trabajen, las que creen que el parto normal te hace más mujer que la cesárea, quiero proponer un grupo que se llame: MAMI ¡PARA DE CRIAR CABRAS DE MIERDA!

Está bien reafirmar la seguridad y autoestima de las mujeres. Me parece muy bien criar mujeres fuertes, modernas y autosuficientes, pero no les mintamos a las niñas. No son las más lindas del universo, ni menos son insuperables.

El autoestima según esta humilde servidora se refuerza con otras cosas:

  1. Prohibiendo escuchar a Arjona. Para que no piense que la canción Mujeres es un homenaje. “Lo que nos piden podemos, si no podemos no existe, y si no existe lo inventamos”. Váyanse cinco minutos a la mierda. Si pedimos algo y no se puede, NO SE PUEDE, punto. No se quejen de que los weones le andan inventando weás pa dejarlas tranquilas.
  2.  Llorar por todo, no vale. En la vida uno pasa por tanta tristeza inevitable, eso de andar llorando para conseguir cualquier estupidez, sólo sirve para arrugarse y generar bolsas que ni el maquillaje máspower borrará pasados los 26. Además, ¿hay algo más desagradable que una niñita chillando por cualquier motivo? Evite que detestemos a su hija. Gracias.
  3. Enseñar que las princesas sólo están en los cuentos: La Bella Durmiente, así toda mina como la ven…no existe, cabras. La Leticia es princesa en la vida real, y la loca leía noticias, tiene anorexia nerviosa y una vida como las weas porque no puede ni tomar sol tranquila. La vida de princesa es como la raja, así que mejor pasar piola de plebeya y punto.
    Para qué hablar de nuestra reina chilena, la Chechi. Ella sí que lo ha pasado mal, y lejos de tener príncipe azul , tuvo un príncipe medio rosado, uno casado y uno que además de delincuente, era feo, viejo y chanta. Le sacaron fotos a potope en su propia terraza, la molestan porque tiene muchas arrugas, porque habla, porque no habla, la acusan de puta…No es vida la wea. Olvídense del trono chiquillas.
  4. Las modelos de las revistas están maquilladas, fotoshopeadas y cagadas de hambre. No estoy en contra de las Vogue, Cosmopolitan, Vanidades…(de hecho colecciono una de estas). Pero sería bueno que las niñitas tuvieran claro que si se sacan una foto así de maquilladas, bien vestidas, saldrán mucho mejor de lo que son en la vida real. Mejor aún si después con un clic les reducen pierna, cintura, aumentan poto y pechuga. Y seamos realistas. Esas modelos andrógenas nicagando son gusto de hombre. Al amiguito del jardín le gusta más Dora la exploradora que esa flaca de la tapa de Vogue pintada como marciano y con ropa tres tallas más grandes.
  5. Deje que la niña juegue con amiguitos. Los “niñitos hombres” son bruscos, se ensucian, gritan, comen lo que quieren… Puta, ¡¡¡qué mejor!!! Así como la femineidad y ser cuidadosa es muy importante para las niñitas, también lo es el hecho de que vayan conociendo cómo funciona la mente masculina. Es bueno que se ensucien, que se pelen las rodillas, que se suban a los árboles. Que jueguen de igual a igual, porque así uno va cimentando un camino de igualdad de condiciones con los hombres, y eso del sexo débil desaparece de modo instantáneo. No meta a la lola a un colegio de puras mujeres. El mundo es mixto.
  6. El rosado no es el único color. El otro día pasé por Victoria’s Secret y, si bien trato de evitar a mis 32 años el color rosado, me doy cuenta que uno se pone tan re pussy cuando entra a esas tiendas. Había un sin fin de artículos maravillosos, como cargadores universales de celular para la pussy viajera, modelo animal print con rosado. Estuches para guardar el pasaporte, rosado. Porta celulares rosados, etc. ¡Puta. Me quería comprar todo! Pero resistí la tentación. Llegué a mi casa y me sentí feliz de no haber comprado nada, porque me di cuenta que ya agoté mi stock de cosas rosadas de por vida.
    ¿No les tincan los mismos productos, pero en naranjo, celeste, amarillo, dorado?
    La niña que gusta del rosado suele ser bonita de guagua, tierna de niñita, romanticona de quinceañera, chana a los 20 y patética a los 30. De los 40 para arriba el uso de rosado es para terapia obligada.
  7. El amor no es como te lo cuenta Hello Kitty. Gata de mierda esa. Todo rosado, con lentejuelas, plumitas. ¡Ese no es el amor niñas! El amor a veces duele más que la mierda. Una se pone weona, deja de salir con las amigas. Así que tienen que estar preparadas porque para más cagarla, la wea no es para siempre. Además ¿qué es eso de ser tan cabezona y no tener boca? ¿Tuvo mino alguna vez la ridícula?
  8. Si te gusta más de un niño no eres puta, es normal. A los hombres les celebran desde chicos si les gusta más de una compañerita de curso. Pero anda a que tu hija te diga “mamá me gustan tres compañeros”. Seamos realistas. A una difícilmente le gusta uno sólo a la vez. Además, a los 15 años, ¿quién no fue caliente? ¿Por qué sólo los hombres tienen derecho a masturbarse sin piedad en la adolescencia y, de eso, hacer un hábito? Asumamos las hormonas con hidalguía.
    No criemos niñas con mentalidad machista. Vivamos lo de la sexualidad con la mayor naturalidad posible. No queremos frígidas ni adictas al pene. Todo extremo hace daño.
  9. La amiguita es más importante que ese niño del curso superior. Si de chicas entendieran todas que cuidar la amistad algo de suma importancia, que la lealtad y los códigos nos harán mejores mujeres, no andarían en séptimo básico con cahuines después de cada fiesta de curso, ni agarrándose de las mechas por un cabro chico que probablemente no esté interesado en nada más que jugar Play Station.
    Evitaríamos que de veinteañeras anduviesen mirando pololo ajeno, pelándose entre mujeres y traicionando a la mejor amiga de pura caliente y vanidosa.
  10. No necesariamente su niñita es envidiada por el resto. Tal vez, mamita, a su niña no la invitan a un cumpleaños porque es pesada, llorona y cahuinera. ¿Qué es eso de decirle a su hija que las otras niñas le tienen envidia? No hay cosa más patética que escuchar a una weona ya vieja afirmando que todo lo malo que le pasa es por la “envidia” que ella genera.
    Hace un tiempo conocí a una tipa muy estupenda -que aún no ha sido descubierta por ningún gurú de la moda ni la han mandado a pedir del Olimpo-  que pasaba por una pena de amor. Me llamó la atención que conociéndome tan poco, me contara tanta intimidad. Le pregunté por sus amigas y me contó que “como ella era tan bonita y regia, sus amigas la dejaban de lado”. Me junté varias veces con ella y noté que su egolatría, su mirar por encima del hombro a todos, y lo mañosa que era la mierda, era lo que alejaba a las amigas que pudo haber tenido. Yo también me alejé, pero no de envidiosa, sino que me cansé de su melodrama venezolano fome.
  11. Eres la más linda del mundo es una manera de decir, pero es mentira.
    La decepción que se siente a los 7 años, cuando descubres que hay una niñita con el pelo más lindo, los ojos más lindos, más alta que tú, etc… es charcha.
    Eso de ser la mejor en algo, o incluso peor, la mejor en todo, es una presión de mierda enorme para una niña que ya empieza además a ser afectada por las malditas hormonas. Las madres deberíamos desear de nuestros hijos que fueran los más felices del mundo. Y ese es el único “más” que acepto.Más que un apoyo a la autoestima, esto es un engaño.

Siempre hay alguien mejor y peor que uno, y el único parámetro de superación es ser mejor que ayer. Punto. Y les puedo apostar que una niña chica entiende eso y mucho más.

Seguro habrá más tips. Seguro no están de acuerdo en todo. Seguro a usted le gusta Arjona y me va a volver a putear, pero de niñita mi mamá me enseñó a que yo puedo opinar lo que quiera. Para eso soy la más linda e inteligente del mundo… (mi mamá también la cagó, ¿vieron?)

via: PAMEARCE

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