12 de Octubre: De conquistados y conquistadores

El “día de la raza” (¿qué raza?), “del descubrimiento de América” o “de la Hispanidad” son eufemismos para conmemorar el inicio de una ocupación militar, posterior avasallamiento cultural y asentar las bases del capitalismo y del modo de vida occidental europeo

Por Leonel Retamal

12/10/2011

Publicado en

Columnas

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El “día de la raza” (¿qué raza?), “del descubrimiento de América” o “de la Hispanidad” son eufemismos para conmemorar el inicio de una ocupación militar, posterior avasallamiento cultural y asentar las bases del capitalismo y del modo de vida occidental europeo. Desde aquel 12 de Octubre, la conquista de la tierra americana permitió la acumulación originaria de un Norte opulento y enriquecido, y un Sur que se debate entre la pobreza, la dependencia e inequidades groseras.

La violenta irrupción europea en el continente americano marca una relación absolutamente desigual y el sojuzgamiento de una cultura sobre otras. Nuestra historia forjada a sangre nos obliga, al menos, a una reflexión sencilla: Si unos tienen el poder (capacidad) de someter a otros, ¿eso les da derecho a hacerlo?

Han sido nuestros pueblos originarios. Esclavos de África. Nosotros, colonias. Y los animales. No hay diferencia alguna: en todos los casos se trata de relaciones de inequidad, del otro subyugado porque es “diferente” y esa diferencia la juzgo como inferioridad, y ser considerado entonces, como objeto a mi disposición.

Nuestro sistema económico, aquel que ya desembarcó en 1492, está construido en la explotación de otros seres humanos y también de otros seres que no son capaces de hablar pero tienen la misma capacidad de sufrir, de sentir dolor y de expresar emociones complejas como nosotros. Los animales, invisibles, son otros pueblos, atrapados con nosotros en la red de la vida y el tiempo. Nacieron condenados a ser nuestros esclavos simplemente por tener plumas, pelo o escamas; por no tener la capacidad de hablar ni de comprender nuestro lenguaje. Eso ha sido suficiente para que, por ejemplo, masacremos más de 50.000 millones de animales terrestres para comernos un bistec, 70 zorros mueran para vestir la vanidad en un abrigo de piel y otros tantos sufran cadena perpetua en el cautiverio de un circo.

Mientras Ecuador y Bolivia han convertido a la naturaleza en sujeto de derechos, en México se discute el fin de las corridas de toros, y Perú prohíbe los circos con animales salvajes, queremos avanzar en sintonía con estos hitos históricos de la región: simplemente, que los animales reciban un trato justo y digno. Cinco siglos más tarde, queremos desterrar la codicia y egoísmo que han escrito la historia de América. Cinco siglos más tarde, sabemos que no será posible superar las desigualdades sociales en un continente muerto, ni construir sociedades más inclusivas y solidarias si somos capaces de arrasar con nuestro entorno o ser indiferentes ante el maltrato y sufrimiento de un animal.

Por Daniela Romero Waldhorn

Directora General AnimaNaturalis Internacional

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