Boric: La Última Oportunidad

La opción es clara: estar con el desarrollo armamentista o con el desarrollo tecnológico; con un gigante que te amenaza y castiga, o con un gigante que prioriza la diplomacia y te acompaña para que crezcas; estar con una hegemonía imperial decadente o con el líder de la globalización comercial y social

Boric: La Última Oportunidad

Autor: El Ciudadano

La opción es clara: estar con el desarrollo armamentista o con el desarrollo tecnológico; con un gigante que te amenaza y castiga, o con un gigante que prioriza la diplomacia y te acompaña para que crezcas; estar con una hegemonía imperial decadente o con el líder de la globalización comercial y social. Porque, al final del día, lo importante no es el color del gato, sino que cace ratones.

No habrá otra oportunidad con China. La primera visita internacional del presidente fue a la Casa Blanca y el apretón de manos con Biden. La última gira de su último año es a China, y el apretón de manos será con el presidente Xi.

El año pasado exportamos más de 100 mil millones de dólares; de ellos, 16 mil a EE. UU. y 39 mil a China, que es la primera economía del mundo, la que arrastra el crecimiento global.
¿Cuál es la preocupación de la derecha económica y los conservadores en Chile? Todo apunta a nuestra incorporación al BRICS, la coalición económica ascendente junto a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Mientras, la política de EE. UU. es priorizar lo que ellos llaman América —es decir, ellos mismos— sin importar el costo para las economías del mundo. Por ello, gravaron con un 10% a Haití, el país de América con más problemas económicos, políticos y sociales. No hay medida, solo avanzar. Como dijo Trump: “O están con EE. UU. o están en contra nuestra”. Su único objetivo declarado en estos primeros 100 días: “Volver a hacer grande a EE. UU.”. El resto no cuenta.

Quién diría que no fue Lenin, ni Marx, ni Fidel Castro, ni Chávez, ni Putin quien daría de baja el sistema neoliberal y el libre comercio impulsado por los Chicago Boys, con Chile como laboratorio de pruebas y consolidación.
El que dio el frenazo al neoliberalismo mundial no es ni más ni menos que el mismísimo Donald Trump, quien se hizo multimillonario dentro del sistema que hoy tira por el excusado y busca reemplazar con un proteccionismo basado en la fuerza económica y militar. Ellos fabrican el dólar y aseguran tener armas que el mundo desconoce, además de la mayor fuerza militar del planeta. Es decir, son el actual imperio.

Pero surgieron China, Rusia y la India. Por primera vez en el mundo contemporáneo, se levanta una coalición como alternativa a EE. UU. Ni hablar del desastre de la Unión Europea y su naufragio en esta coyuntura que deberán enfrentar solos por largas décadas.

En este “juego de tronos”, Chile no está al margen y no debe temer ni por un momento a las represalias por entrar a formar parte de los BRICS. No estamos en una época de cambios; enfrentamos un cambio epocal. Por ello, esta es una oportunidad histórica para Chile y también para el presidente Boric. Esta visita a China no se trata solo de diplomacia; lo esencial es la alianza económica y tecnológica. ¿Quién, aparte de Trump, puede ver en esto una alianza ideológica? Bueno, la derecha criolla ya consulta al oráculo y advierte de los males que podrían desencadenarse contra Chile.

China no necesita a Chile. Es Chile quien necesita de China.

Las presiones se vienen. Tal como ocurrió durante el anterior gobierno de Piñera, en 2021, cuando inexplicablemente se anuló la licitación a la empresa china AYSINO, que se había adjudicado la elaboración de los pasaportes para Chile; o el congelamiento bajo el actual gobierno, del proyecto astronómico en Cerro Ventarrones, en ambos casos después de advertencias y presiones de EE. UU., primero con la amenaza de quitar la Visa Waiver y ahora argumentando fines militares.

El presidente Gabriel Boric debe ser capaz de superar esas presiones, porque lo que está en juego supera cualquier legítimo pero egoísta interés económico de la derecha y de las empresas que abrazan el libre mercado, pero se niegan a competir para mantenerlo.

Para Chile es vital enfrentar el desequilibrio estructural del país, que concentra al 40% de su población en solo el 2% del territorio nacional. Es Chile quien prioriza el norte para la extracción y exportación de cobre, sin tratamiento ni separación de minerales como el molibdeno, que supera en una relación de 1 a 5 el precio del concentrado de cobre. Es Chile quien posee litio y carece de instrumentos públicos para lograr mayor eficiencia y desarrollo tecnológico. Chile debe optar por una estrecha y eficaz alianza con China, en las mejores condiciones de intercambio y colaboración académica con nuestras universidades públicas y privadas.

Es Chile quien no ha podido desarrollar una red de trenes rápidos, siendo un país con más de 4.000 km de extensión territorial y una sola columna vial: la Ruta 5, única vía de conexión vital para no quedar atrapados en nuestro propio territorio. Chile tiene 1.250.000 km² de dominio antártico que debe ponerse a nuestro beneficio y al del planeta, pero hoy permanece a merced de intereses comerciales. Es Chile un país marítimo que requiere desarrollar la acuicultura en tierra, en medio del cambio climático que se desató y cuyos efectos catastróficos ya no tienen vuelta atrás. Es Chile quien requiere cambios profundos y significativos en su educación, afectada por males heredados y perpetuados por cada gobierno. Es Chile el país donde fallecen 40 mil personas al año sin ser atendidas, en listas de espera, porque no hay médicos especialistas ni operaciones quirúrgicas que los salven.

Es Chile quien presenta una diferencia y retraso colosal entre la capital y sus regiones, para lo cual es necesaria la inversión extranjera con intercambio de conocimientos, y no solo la maximización de utilidades.

Nuestra Región del Biobío requiere inversiones de largo plazo en todos los ámbitos. La vialidad urbana colapsada en el Gran Concepción necesita vías elevadas, más puentes y túneles de conectividad entre comunas, y un puerto en Lebu para sacar 3.000 camiones de carga forestal de la Ruta 160.

Tenemos plantaciones forestales y pesca, ambas amenazadas de muerte si no media el desarrollo de tecnologías que enfrenten los desafíos futuros, acompañadas de la capacidad profesional necesaria. Hoy, de todos nuestros estudiantes universitarios e institutos, no más del 40% encontrará trabajo en lo que estudió; el 60% restante no logrará ejercer en su área. Y esto ocurre justo cuando la inteligencia artificial comienza una hegemonía impredecible si no actuamos a tiempo. China va 15 años adelante de EE. UU. en inteligencia artificial, y su puerta de entrada en América Latina debe ser Chile.

La Región del Biobío debe retomar la plataforma logística de la mano de China como anclaje base del Pacífico y reorganizar el uso del Estrecho de Magallanes, considerando la hegemonía colonialista de EE. UU. sobre el Canal de Panamá y el inducido fracaso del proyecto intercontinental del canal de Nicaragua. La perspectiva de esta alianza estratégica con China debe ir más allá del nuevo centenario de nuestra independencia, con aliados que no busquen hegemonía ni propiedad, sino colaboración y desarrollo mutuo.

El Gobierno Regional del Biobío, más allá de cualquier objeción ideológica, debe encabezar y liderar la búsqueda de esta alianza, con una cartera de proyectos que incluya la conectividad bioceánica, incorporando la construcción de todos los pasos cordilleranos que nos unan con Argentina y, en especial, con Bahía Blanca y su capacidad portuaria al Atlántico.

Es un deber ineludible del Gobierno Regional impulsar y trabajar por la construcción de un tren bala electromagnético que conecte Concepción con Santiago en dos horas. Esto está allí, al alcance de la mano, con un proyecto moderno que China ya ha desarrollado, tiene en servicio y puede hacerse realidad en dos años, así como una nueva columna vertebral de Arica a Puerto Montt.
Si se llega a la capital metropolitana en dos horas, se termina el centralismo, ya que será más cómodo y rápido estar en Concepción que bajar de la cordillera en la Región Metropolitana.

China tiene capacidad demostrada de dar certeza y seguridad en un destino compartido, y lo ha demostrado en sus 5.000 años de historia, en el último medio siglo XX y en lo que va del siglo XXI, a través del desarrollo de tecnología puesta al servicio de la satisfacción de los problemas de su pueblo, y está dispuesta a compartirla con quienes entiendan el sentido de la vida colectiva en nuestra humanidad.

El presidente Boric, en este viaje a China, tiene la última oportunidad de ser parte del futuro y no dejar a Chile sometido a la amenaza constante de un mundo con un autodeclarado dueño, donde cada día que pasa es más incierto.

Es la última oportunidad, después de cuatro años, de sellar su legado presidencial, cada vez más centrado en la continuidad política, cuando los hechos y la historia nos indican que el único legado que perdura son las obras, no las intenciones ni las elecciones.

Por Alejandro Navarro Brain


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