Campaña de autocultivo de cannabis

Desde aproximadamente 28 años habría empezado a penalizarse el consumo personal en lugares “públicos” de drogas ilícitas en Chile, también el consumo privado de quienes se hayan “concertado» a partir del 2005 con la ley 20

Por Mauricio Becerra

16/03/2013

Publicado en

Columnas

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Desde aproximadamente 28 años habría empezado a penalizarse el consumo personal en lugares “públicos” de drogas ilícitas en Chile, también el consumo privado de quienes se hayan “concertado» a partir del 2005 con la ley 20.000. En 1985 la ley define que se presume tráfico de estupefacientes una serie de actos o conductas normales en los consumidores: transportar, adquirir, sustraer, poseer suministrar guardar etc. A no ser que justifiquen que es para uso personal o tratamiento médico. En la ley posterior de 1995 se agrega que además la sustancia tiene que ser para consumo personal “próximo en el tiempo”, así la cantidad de sustancia tiene que ser aquella que se consumirá en un tiempo cercano que tampoco se especifica.

Por otro lado el cultivo de cannabis para uso personal no tenía sanción hasta el año 1995 –en caso que no hubiera circunstancias que hicieran presumir la intención de traficar-, en adelante se prohíbe el cultivo para consumo personal. Con la ley 19.366 el 2005 se faculta al Servicio Agrícola y Ganadero a la tramitación del cultivo de cannabis por reglamento.

Estos son algunos hitos de como Chile aplica la política mundial de control de drogas mundial motejada de represivo prohibicionista que ya tiene 100 años, que siempre ha tenido detractores, y dominó sin contrapeso hasta no hace muchos años. Las leyes de drogas de Chile permiten el consumo personal, pero nadie lo sabia, porque se promovía su conocimiento parcial, solo como una ley destinada a que no se usaran drogas prohibidas; es cierto la gente puede interesarse en conocer las leyes por si misma, pero es engañada también.

El derecho estaba pero la educación de la población parecía tener como objetivo que no lo viera. El derecho del consumo personal de drogas quedaba ocultado por la intención política de que no se ejerciera. Y resultó probablemente gracias al control por las políticas oficiales de la información. No había literatura nacional de posiciones alternativas más tolerantes, no se conocía, la medicina no lo trataba en seminarios o congresos sobre drogas. Ni siquiera el caso paradigmático de Holanda o la estrategia de reducción de riesgo y daño en varios países del mundo. Era “simplemente dile no a las drogas”, como lo expresara Nancy Regan genial y elementalmente; y las “drogas” eran las drogas ilegales y no las legales que tenían problemas de variada naturaleza, más que la marihuana que era ilegal. Esta alineación con la política de prohibición llegó a un exceso en Chile cuando en el 2007 en el gobierno de una presidente -curiosamente-médico- se clasificó el cannabis en la lista de las sustancias más peligrosas.

La situación ha cambiado, la creciente ola de tolerancia al cannabis, por otra política mundial de drogas, gano adeptos también en nuestro país. Por varios motivos: los que pensábamos distintos empezamos a producir literatura, la explosión de internet, la aparición de medios de comunicación que masificaron la identificación con la tolerancia al cannabis, por una política de drogas honesta y concordante con los derechos individuales en general. Esta es la historia de una salida del closet en las dinámicas sociales de drogas en Chile. Está por ejemplo las luchas del Senador Ávila, el proyecto de la diputada Laura soto por el uso medicinal de la marihuana, La aparición decisiva de la revista Cáñamo, La Comisión Latinoamericana de Drogas y Democracia, la posición del candidato presidencial Marco Henríquez-Ominami, los movimientos activistas entre otros, y recientemente el proyecto de los senadores Lagos, Letelier y Rossi para el cultivo y porte de cannabis.

Cuando la política de drogas oficial chilena estaba tan alineada con un prohibicionismo que mostraba fracasos, viendo que el cambio venía ganando terreno, me preguntaba cómo van a hacerlo para adoptar las nuevas visiones sin caer en desprestigio o hacer el ridículo de tener que darse una vuelta de carnero. Ahora lo estamos viendo en esta salida de closet. Lo vemos en Francisca Florenzano directora de Senda (Servicio nacional para la prevención y la rehabilitación de drogas y alcohol) insiste que la ley de drogas chilena es progresista en el concierto internacional, porque permite el consumo personal y privado, siempre lo ha hecho. Pero ya vimos que se manipulo tanto el conocimiento de esa ley, se ocultó y se negó que pudiera consumirse individual y privadamente aprovechándose del poder y el control, que la mayoría no se entero y además establece condiciones que en la práctica han impedido la realización de ese derecho al consumo de drogas.

Esto con respecto al cannabis se traduce en que se puede consumir individualmente en forma privada y próxima en el tiempo o por justificación médica. Se puede cultivar pero con autorización que tramita el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), hasta el momento hay una solicitud de trámite que se ha autorizado luego que se llevó a tribunales y se escaló en apelaciones hasta llegar a la Corte Suprema. Pablo Wilson asesor jurídico del SAG declaró en la Comisión de la juventud de la Cámara de diputados en mayo del 2012 que era la única solicitud de tramitación de cultivo que se había realizado hasta la fecha. Además no está claro si una persona puede ser autorizada a cultivar para su autoconsumo o solo se permite cultivos industriales después de cumplir con un laberinto de condiciones. SAG solo tramita y la justicia determina si es legal o no de acuerdo a la ley de drogas estupefacientes.

Si se usa cannabis para cualquier producto farmacéutico, cosmético dispositivo médico el instituto de Salud Pública (ISP) determina la autorización después de un proceso de investigación que muestre efectividad y seguridad en su uso. Instituto que a través de la declaración de sus autoridades observa una actitud contraria a la aprobación del uso del cannabis en favor de otros medicamentos con principios activos no cuestionados en la política prohibicionista de las drogas. No hay productos con cannabis aprobados oficialmente por lo que los médicos no pueden prescribirlo y no pueden prescribir marihuana porque es ilegal. ¿Cuál sería la justificación médica exigida por la ley 20.000? ¿Qué el paciente diga la marihuana me hace bien en tal problema de salud o que el médico no prescriba pero “aconseje” su uso para que la persona por su cuenta vea como la consigue del mercado negro?

Así es que la ley “progresista” de las drogas ilícitas en Chile es una jaula de oro. La conducta de la población respecto a las drogas ilegales se regula por estos tres pilares: Ley 20.000 que permite el consumo personal, el SAG que tramita los permisos al cultivo de acuerdo a la ley 20.000 y el Instituto de Salud pública que determina que productos farmacéuticos, cosmético o dispositivo médico pueden comercializarse. Y en los tres predomina la identificación con oponerse al uso de cannabis.

Al principio se presento la ley a la población de manera que no se supiera que permitía el consumo, luego los cambios políticos obligan a ir asumiendo que hay que abrirse a una política más tolerante porque la mano dura del quiero mi vida sin drogas tampoco dio resultado en algunos aspectos y creo en otros graves problemas sociales, de salud y seguridad.

El proceso de cambio hacia una mejor política de drogas ha ido pasando etapas, hoy está el horno para que se implemente otra acción en la estrategia social que busca un nuevo abordaje a la regulación general de las drogas y al cannabis particular. Si la ley es progresista y permite el consumo de drogas ¡pruébenlo! Esta nueva acción es una campaña de solicitud masiva para cultivo de cannabis, obligar a que el sistema tenga que responder por qué si o por qué no a cada solicitante como dice la normativa. Una campaña promovida a través de las organizaciones de activistas de cannabis interesadas, que se oriente informacionalmente a la gente que quiere participar solicitando tramitar su permiso en el SAG no mas que eso, con la ayuda de los abogados con que cuentan, divulgando el seguimiento de esas solicitudes en sus sitios de internet.

El 2013 podría convertirse en el año de la campaña masiva de tramitación en el SAG de la autorización del autocultivo. No se trata de una solicitud para un uso particular como el terapéutico que expone a las objeciones del ISP, sino porque alguien desea hacerlo y la ley se lo permite; ya sea por recreación como la mayoría de los consumidores, experiencias místicas, de desarrollo individual, o uso terapéutico. Podría ser la hora de que las instituciones muestren cómo se ejerce el derecho al uso individual de drogas ilícitas.

Avelino Jiménez Domínguez

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