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Recuerdo cuando te invité al “Concierto por Aysén” y no quisiste ir

Por Cesarius

24/05/2012

Publicado en

Columnas

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Recuerdo cuando te invité al “Concierto por Aysén” y no quisiste ir. Dijiste que pensabas iba a ser para largo y no alcanzarías a ver “Mundos Opuestos”. Igual compré las entradas porque soy de las mamás que imponen sus criterios y te avisé que a cierta hora debías estar listo para ir.

Nos esperaba una larga fila. Veía tu cara de aburrido y no tenía ni una sola gota de arrepentimiento por llevarte obligado, ni siquiera cuando te quejaste de que el teatro no estaba lleno y pensabas no se llenaría.

Los músicos que trabajan en la calle cantaron “Manifiesto”. Vi con emoción como la coreabas porque la sabes desde siempre. En medio de la canción leyeron un texto estremecedor, te expliqué que fueron las últimas palabras escritas por Víctor Jara en el Estadio Chile.

Aparecieron consignas, en la pantalla gigante imágenes de la represión escandalosa contra la gente de Aysén. Pero no hay encapuchados –dijiste con asombro- son personas humildes ¿por qué los tratan así? Comenzó a hablar Claudia Torres, locutora de radio Santa María de Aysén, de la violencia que era víctima la gente, de los atropellos e indiferencia de las autoridades y de la prensa mentirosa.

El teatro estaba atiborrado de gente, los gritos se multiplicaban por doquier: “Aysén, escucha, tu lucha es nuestra lucha”. Los artistas hablaron y cantaron, en un desfile de toda la música que siempre hemos escuchado en nuestra casa. Tus ojos se agrandaban al entender que todos los que estábamos ahí queríamos darle un abrazo a Aysén sin importar la distancia.

Participaron además muchos artistas nuevos. Nos emocionamos con sus letras decidoras, con compromiso social y fuerza, también viste como los jóvenes presentes en el teatro conocían y admiraban a estos artistas a pesar de no salir en televisión.

Después de tantas emociones llegaron los dirigentes de Aysén. Durante todo el tiempo que duró el recital y mucho antes, estuvieron reunidos con Hinzpeter –el Ministro del Interior- tratando de llegar a un acuerdo. Vinieron a mi memoria mis años de universidad, en 1996, cuando los mineros de Lota marcharon hacia Santiago para protestar por el cierre de su mina. Los veía marchar con lluvia por las calles, mientras los transeúntes miraban indiferentes. Aquel amargo recuerdo se suavizó con la entrada triunfal de Iván Fuentes y los otros dirigentes de Aysén, vitoreados por la gente.

Te vi atento a sus palabras, -el sentido de manada, el sentido de bandada, eso nos hace fuertes a los que no tenemos fuerza, nos da poder a los que no tenemos poder- te vi tan serio que no sabía si entendías lo que decía el dirigente.

Te vi aplaudiendo sonriente con las explicaciones sencillas y elocuentes de Fuentes, te vi gritando con tu boca de niño, el apoyo a esos hermanos valientes que nunca bajaron los brazos para tratar de conseguir una vida mejor.

Salimos del teatro contentos, comentando lo enriquecedor que es ver cuando las personas dejan de hacer cosas por sí mismos y deciden ayudar a los demás.

No es fácil ser mamá en estos tiempos, no es fácil saber qué enseñar, cuando enseñar, si obligar a hacer cosas o no obligar. Opté por obligar, porque el ejemplo es lo más efectivo para entender lo intangible. Esa noche comprendiste que no todo gira en torno a la televisión, entendiste que a las autoridades les conviene tener a las personas anestesiadas en sus casas viendo “Mundos Opuestos”, porque mientras en ese “reality irreal” pelean por nimiedades, en el mundo real la gente se enferma por pagarle los estudio a sus hijos, haciendo horas extras en sus trabajos o endeudándose por muchos años, con bancos chupasangres de vida. En el mundo real, el monopolio de la prensa muestra lo que quiere mostrar e inventan que pobladores, pescadores, dueñas de casa y niños son extremistas dignos de ser encarcelados por la ley de seguridad del estado. Mientras en el Reality hay niñas dispuestas a hacer de todo por la fama, en el mundo real hay “Camilas Vallejos” que a pesar de tener belleza suficiente para ser Miss Universo, prefieren luchar por la justicia social.

Hace unos días, dijiste que querías ir a marchar por tu educación y por la de las generaciones siguientes, acordando que saldrías de clases para participar en la segunda marcha de este año. Esa mañana mientras marchábamos en silencio en medio de la manada, sentí que se abrían las grandes Alamedas.

Por Karin Gómez Artigas

Poeta y narradora. Publicista de la Universidad de Santiago y Diplomada en Escritura Audiovisual (Guión de Cine y Televisión) de la Universidad Católica de Chile.

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