OPINION POLITICA

Cinco puntos clave no mencionados que condicionan el juicio marítimo en La Haya

Los alegatos en la Corte Penal Internacional de La Haya no tienen como objetivo la entrega o no de territorio chileno a Bolivia. El juicio sin embargo es clave: La Corte decidirá si estos dos países deben sentarse a conversar para resolver, lo que Chile rechaza, un problema centenario. Como tribunal que vela por la paz en el mundo, es muy probable que su veredicto apunte en esa dirección.

Por paulwalder

19/03/2018

Publicado en

Chile / Columnas / Portada

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1-CHILE PARTIÓ MAL

En 2013 Bolivia demandó a Chile ante la Corte para negociar una salida soberana al mar por territorio chileno.

En 2015 Chile impugnó la competencia de la Corte en materia de esa demanda.

La Corte respondió rechazando la impugnación.

Al hacerlo la Corte debilitó la posición chilena.

2-EL RESULTADO ES PREVISIBLE. POR ESO EVO BAJÓ EL TONO

Hoy la Corte no puede entregar a Bolivia una salida al mar por territorio chileno. Si lo hiciera por territorio que fue boliviano transgrediría el Tratado vigente (1904) entre Chile y Bolivia, cuestión que no puede hacer. Si lo hiciera por territorio que fue peruano antes de la Guerra del Pacífico, debe contar con un nuevo tratado entre Chile, Bolivia y Perú porque el Tratado vigente Chile-Perú (1929) así lo establece. Cualquier “salida” boliviana u otra por territorio que fue peruano antes de la guerra debe contar con la aceptación de Perú.

Lo que sí puede hacer la Corte (y la Corte así lo entendió al rechazar la impugnación chilena de 2015) es sugerir a las partes a conversar.

La Corte, que es una institución de la ONU, debe velar por la paz. No sugerir conversar en paz sería abrir una situación muy grave en las relaciones internacionales.

3-PINOCHET Y GUILLIER EQUIVOCADOS

La propuesta de “canje” de Guillier (se entiende por territorio de Arica porque lo otro sería “cortar a Chile” con un corredor soberano boliviano) debe contar con visto bueno peruano, cosa que Perú nunca ha querido hacer. La propuesta del dictador chileno Pinochet al dictador boliviano Bánzer olvidó ese pequeño detalle y Perú se opuso, por ello fracasó.

La propuesta de “canje” con Bolivia por nuestro norte que fue peruano sin tomar en cuenta a Perú -sin que este se incorpore a la discusión y a la aceptación- es vender humo. Guillier, que aspiró a ser Presidente, debería conocer lo grueso de los tratados.

Bolivia de Evo, a diferencia de la de Bánzer, siempre se ha opuesto al canje. Lo hizo recién cuando un precandidato del Frente Amplio lo propuso “off the record”.

4-DIRÁN QUE FUE EMPATE Y QUE LOS DOS GANARON

Si la Corte, como se espera, después de largos dimes y diretes, sugiere (será una sugerencia como las de El Padrino) que conversen, los dos países, Chile y Bolivia, dirán que ganaron. Es decir será un empate político.

Bolivia, porque podrá sentarse a conversar. Chile, porque la Corte no ha sentenciado ninguna pérdida del territorio ganado en la guerra de 1879, finalizada con los respectivos tratados, y ni siquiera ha señalado que debe tratarse de una negociación con resultado cierto. La “conversación” puede seguir durando hasta las calendas griegas.

Y las compensaciones posibles a los bolivianos, que perdieron no sólo una costa de 400 km. y un territorio de 120 mil km2 con la guerra, pueden ser distintas a la del soñado y viejo “corredor”.

5-SÓLO HABRÁ SOLUCIÓN CON LA ANUENCIA DE PERÚ, BOLIVIA Y CHILE.

No es tiempo de guerras entre latinoamericanos. Lo sabemos nosotros y lo sabe la Corte. Bolivia siempre demandará una compensación, hasta ahora mar por estrecho corredor. Chile no aceptará devolver territorio a no ser que se lo mande por mayoría más que absoluta un plebiscito. Como Bolivia, somos hoy una población chauvinista. Perú también.

¿Qué otra salida política y económica, digna de la necesaria integración, que la de constituir al norte de Arica un puerto trinacional, Chileno-Boliviano-Peruano, al que acceda Bolivia por un corredor, digamos soberano, en una zona en que la soberanía estará evidentemente compartida?

Esa debería ser la propuesta de gobiernos inteligentes, sensatos y modernos, nacionalistas pero latinoamericanos, no chauvinistas ni reaccionarios.

Por Ismael Llona M.

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