¿Cómo se nota que Chile está segregado?

 ¿Sabe como uno nota que este país está terriblemente segregado?, ¿que estamos realmente MAL, incluso peor de lo que nos quieren hacer creer con el discurso de “hemos avanzado”?

Por Director

06/11/2013

Publicado en

Columnas

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raby2 ¿Sabe como uno nota que este país está terriblemente segregado?, ¿que estamos realmente MAL, incluso peor de lo que nos quieren hacer creer con el discurso de “hemos avanzado”?.

Así:

Cuando la candidata presidencial Roxana Miranda afirmó en televisión que «sus vecinas se pegaban los dientes con ‘La Gotita'»,  muchos pensaron que estaba bromeando, se rieron de buena gana y la miraron por unos segundos como a la mejor de las comediantes. Pensaron que era una exageración o un buen chiste, dicho en el momento justo. Lo disfrutaron, fue una gran anécdota.

Pero, ¿cuándo lo empezaron a creer?, ¿cuándo se dieron cuenta de que no era una broma? Recién en el momento en que salió un artículo de un diario que titulaba «los dentistas confirman declaraciones de Roxana Miranda».

En palabra simples: tuvo que salir un montón de médicos a confirmar una realidad brutal de nuestro Chile. Y ahí si que se sorprendió todo el mundo, no lo podían creer. ¿Cómo podía suceder eso?, ¿por qué “esa gente” usa un adhesivo de contacto para sostener una pieza dental en la boca?.

En ese preciso momento, al escuchar las risas y con el corazón apretado de pena me empecé a preguntar: «¿Cómo puede suceder que la gente no sepa que eso es una realidad, que no es un chiste, que no es gracioso en lo más mínimo?. ¿Cómo puede ser que se rían de algo que si lo escuchas con verdadera atención te puede amargar al punto de arrugarte el corazón?», “¿se imaginan lo que se siente al sentir que se cae un diente y saber que no tienes la plata suficiente como para volverlo a su lugar?, que estás condenado al pegamento como ‘salvación’?”.

En Chile nadie sabe lo que pasa con su vecino de «más abajo» ni con el «de más arriba». En Chile las realidades no se topan, porque la brecha es tan gigantesca que nadie se relaciona con ninguno que no pertenezca a eso que le llaman «su clase». No conocen lo que pasa con los demás, no se escuchan, no se miran, no se tocan, no se entienden, no se ponen en el lugar de los otros. La “empatía” es una palabra lejana, algo de “lo que hablamos los psicólogos” pero que nadie sabe como poner en práctica. Pero créalo: no es problema de la gente, no es “la raza la mala” como afirman algunos que intentan buscar explicaciones simples y rápidas (y que además mantienen el estado de las cosas). La culpa es de la construcción de país que instaló la Dictadura del Genocida Augusto Pinochet Ugarte y su tropa de mafiosos, asesinos, violadores, traficantes, torturadores y ladrones al servicio de los dueños del capital internacional. Esa construcción de sociedad inmoral que muchos supusieron se acabaría el día que retornara la democracia, pero que todos vieron como los encargados de hacerlo se “olvidaron” de demoler como correspondía. Se olvidaron de la constitución redactada por el siniestro Jaime Guzmán. Se olvidaron de la educación y la salud organizadas en torno al lucro (¿se fija la gravedad y la violencia que reviste el que usted tenga que pagar sumas estratosféricas por ejercer sus derechos humanos?). Se olvidaron del robo (así es, no tiene otro nombre) de las AFP. Se olvidaron que hay sistemas justos, correctos y decentes para administrar pensiones de vejez funcionando en todo el mundo. Se olvidaron, además, del 90% del país que condujeron hacia la pobreza, a la miseria, a la tristeza, a las condiciones más indignas de vida. Que condenaron a miles de adultos y niños a pegarse los dientes con “la gotita” cuando no pueden pagar tratamientos en clínicas dentales donde trabaja gente que los mira en menos si se atreven a entrar a pedir ayuda o en consultorios que no dan abasto a la demanda.

Toda la diferencia entre los que más y los que menos tienen la tapan los edificios gigantescos, los centros comerciales, los discursos de los políticos que aseguran que “Chile tiene el mayor crecimiento de América Latina”, que es “un país próspero”, que es casi un ejemplo de nación libre, democrática y autosuficiente. Toda la diferencia entre quienes tienen y quienes no está ante nuestros ojos, pero nuestra visión está nublada, está orientada donde no corresponde. La mejor forma de tapar un incendio no es tirarle agua, no es decir “acá no hay nada que ver”. Es hacer un incendio más grande en la dirección contraria. Así la vista se desvía, así nadie habla de la catástrofe sino que se ocupa del espectáculo, de la farándula. Hablan del “rescate de los mineros”, no del abuso en contra de los trabajadores mineros que provocó que se les cayeran miles de toneladas de piedra y tierra encima de sus cabezas. Y que casi murieran, dicho sea de paso. Hablan de “los amores de Camiroaga”, no de que nuestros viejos están escondidos en sus casas porque la pensión miserable que reciben por culpa de los delincuentes más grandes de este país, encabezados por José Piñera, no les alcanza para comprarse un par de zapatos, para invitar a los nietos al cine, para salir a tomar un helado con su pareja. Un panorama desolador, triste y que a cualquiera que logre ponerse una mano en el corazón conmueve hasta el estremecimiento.

¿Cómo se arregla eso?, ¿cómo le devolvemos el alma a los Chilenos?.
Paso a paso: Plebiscito (convocado por Decreto Supremo Presidencial), Asamblea Constituyente (convocada gracias a los resultados del plebiscito respaldándola), Fin al Sistema Binominal, reelección del Congreso y todos los cargos políticos incluyendo el de Presidente de la República por vías de un sistema de democracia directa. Derogación de leyes abusivas (pesca, antiterrorista, etc.) e instauración de leyes democráticas y exigidas por la ciudadanía como la despenalización del autocultivo y consumo de marihuana, por sólo mencionar una “popular”. Reconocimiento constitucional de los Pueblos Originarios, su nación, cultura y lengua. Renacionalización del Cobre y todos los recursos naturales, Reforma Tributaria basada en la Justicia Social, FIN DE LAS AFP (FIN, no “reforma”, no “AFP Estatal”) e implementación de un Sistema de Reparto Solidario de Aporte Tripartito (Estado de Chile, Trabajador y Empresa). Educación y Salud gratuitas, de acceso universal y de primer nivel, condonación de la deuda bancaria de los chilenos, etc.

Cuando eso ocurra, cuando Chile escoja a un Presidente que garantice ESOS cambios y no otros superficiales, recién ahí nos empezamos a mirar la cara, frente a frente, por primera vez desde el fatídico 11 de Septiembre de 1973. Recién ahí nos empezaremos a dar cuenta que al frente tenemos a una PERSONA y al mismo tiempo, como tal, nos sentiremos reconocidos por quien tenemos al frente, que se dio cuenta de lo mismo.

Así refundamos Chile. Así lo liberamos del secuestro en el que se ha mantenido desde el día en que bombardearon “La Moneda”. Podemos hacer historia este año, este 2013 que se nos va. Este 17 de Noviembre de 2013 puede quedar marcado en la historia de Chile como el día en que en nuestro país se abolió la esclavitud. No lo dejemos pasar. Si no es ahora, ¿cuándo?. Que viva Chile… de una vez por todas.

Por Jorge Raby C.

Psicólogo

Concepción, Octava Región.

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