OPINION POLITICA

¿Continuismo, rapiñerismo o participación socio-politica responsable?

En vísperas de las próximas Elecciones Presidenciales (17 de Diciembre, Segunda Vuelta), ha llegado la hora de definirnos de los alardes, de los egotismos, de los cacareos… Adviértase que por decenios  -tal vez desde 1964 con la elección de Frei Montalva…-,   hemos convivido bajo el lastre de las grandilocuencias, las mentiras y los desaciertos   -que […]

Por paulwalder

05/12/2017

Publicado en

Columnas

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En vísperas de las próximas Elecciones Presidenciales (17 de Diciembre, Segunda Vuelta), ha llegado la hora de definirnos de los alardes, de los egotismos, de los cacareos…

Adviértase que por decenios  -tal vez desde 1964 con la elección de Frei Montalva…-,   hemos convivido bajo el lastre de las grandilocuencias, las mentiras y los desaciertos   -que culminan en la desatada corrupción-.   Que no sólo han o están afectando gravemente nuestra endeble democracia, sino claramente, el propio mástil de nuestra bandera chilena: la Soberanía Nacional. Baste sólo pensar en cómo el cobre, el litio o el agua, están ya mayoritariamente en manos extranjeras o de minorías enriquecidas   -algunas-   muy oscuramente.

Y todo esto, no es sólo culpa de las multinacionales o las llamadas potencias extranjeras del pretendido Primer Mundo, sino principalmente, nuestra. Validándose afrentosamente, la lúcida afirmación de aquel Presidente   -Arturo Illía-   quien expresara:

Yo no le temo a los que nos quieren comprar

Pero sí a los que nos quieren vender…”

¿No se refería acaso a los traidores o vendepatrias, que así se enriquecen o escalan, ilícitamente?

Y así también, la clara advertencia de Balmaceda, ya a fines del siglo XIX: terminaríamos transformados en meras “factorías extranjeras”. Es decir, peor que colonias. Dando razón a quienes preconizaban que nuestras Independencias Nacionales   -las Soberanías-,   eran prematuras: como un José Joaquín Edwards, escritor chileno o un Octavio Paz, Premio Nóbel mexicano.

Por esta innegable experiencia histórica se explica la Gran Crisis de todo orden, que nos minoriza y avergüenza sobre todo, en el terreno de la “moral pública”. Lo que nos impone madurar y asumir responsablemente como verdaderos ciudadanos que formamos juntos una Patria Común: Chile.

Ese “Chile Profundo”  -reciente libro por publicar-  y en que hago sobresalir los innúmeros privilegios de nuestro País Tricontinental (Chile Continental, Chile Antártico y Chile en Oceanía: Isla de Pascua),  que debemos exaltar y ensalsar no sólo relativamente a nuestra privilegiada geografía e historia etno-cultural, sino también nuestros Cielos  -los más puros del Orbe-,  o nuestro Mar por su inefable riqueza. Sumados al digno mestizaje  -vigor híbrido-   con Pueblos Originarios que ya Ercilla admiraba y difundía universalmente en “La Araucana”…

 

Pero la situación actual es superable y más todavía, ¡a corto plazo, como la ciencia última lo confirma!    -qualia-:  puede mudar la propia conciencia, muy rápidamente y no, como en forma errada suele decirse, en largos años… Léase tan sólo a Jean Farré y otros, en “La Aventura del Cerebro”, a L. Pauwels y J. Bergier en “El Planeta de las Posibilidades Imposibles”, o a Gustav Jung.

Para lograrlo, lo primero será conocer realmente nuestra propia experiencia política de los últimos decenios. Ella nos advertirá sobre otra situación muy semejante y que el País vivió: cuando repentinamente, emergió la DC, eligiendo Presidente de la República y mayoría absoluta en ambas Cámaras del Congreso. Y ello, tan sólo por el temor a la influencia del triunfo producido con la Revolución Cubana… Lo que hoy paradojalmente, el propio desprestigio gubernamental, está haciendo mal repetir: baste ver la propaganda por televisón del Sr. Castro, Fidel: motor central de otros regímenes presuntamente revolucionarios o dictatoriales, como el de Venezuela, Ecuador, Colombia, etc.

¿Qué nos acontece hoy políticamente y en lo más sustantivo?

Así como repentinamente la DC   -que hoy tiende a desaparecer-   pasó a ser Partido Político mayoritario y gobernó sola   -hecho excepcional en nuestra historia-,  dirigida por inexpertos…, así también por las críticas y la Oposición al Gobierno actual, han sido preferidos por la masa, el Frente Amplio y el Sr. Piñera: les basta y sobra, con sólo atacar al Gobierno y, eso les da dividendos electorales inesperados, aunque sea sin fundamentos.

Pero existen dos grandes diferencias:

1º El primero de ellos   -Frente Amplo-   es esencialmente afín con la Nueva Mayoría, pero legítimamente quiere avanzar más, lo que no ha sido posible bajo un Gobierno ambiguo y vacilante. Y,

2º  En cambio el Sr. Piñera, todo el mundo sabe o debe presumir fundadamente, que será un continuista de su primer Gobierno. En que, tampoco cumplió sus promesas y facilitó el mayor poder económico de los más ricos. Sólo el 1% de la población nacional es dueña de más del 30% de nuestra riqueza. Ni siquiera disminuyeron los reiterados delitos como prometiera, nada avnzó en la educación y tampoco   -realmente-  en la Salud…

¿Qué pasará con nuestros Recursos Naturales, que son “inherentes”, a la Soberanía Nacional, conforme a la Resolución 1803 de Naciones Unidas?

¿Qué pasó con el Mar y su ex-Ministro Sr. Pablo Longueira, hoy procesado?

La Resolución adoptada recientemente por el Frente Amplio, decretando la libertad para votar, me parece consecuente con los últimos acontecimientos políticos que le deben garantizar una participación más gravitante en la Política Nacional. Lo que no excluye nuestro deseo de que   -con la experiencia histórico-política adquirida-  caigan a futuro en las renuncias o traiciones de la llamada Patria Joven… O aquéllos que fundaron el Mapu  -en la DC-,  para luego olvidarse de sus compromisos políticos para con el pueblo, defraudado ante su marcada vocación por el dinero: enriqueciéndose, como de hecho se ha comprobado.

Es más: si por falta de experiencia política real, por particular criterio o por inocencia, el Sr. Alejandro Guillier declara que nos les hará “ningún guiño”, tampoco cabe frente a la enorme importancia de esta Elección, hacerle caso alguno o molestarse por ello: la vida política está llena de pequeños errores o agravios. Pero, en lo fundamental, no se puede errar.

Por otra parte, no debe caber duda   -y ésto creo que todo el País lo sabe o intuye-,  si fuere electo el Sr. Piñera habría una enorme y permanente conmoción social que, tal vez, nadie podría detener. Y, ello pudiere quizá determinar el propio fracaso de las buenas intenciones hasta hoy demostradas por el llamado Frente Amplio. A la sazón, en consecuencia, deben darse también por superadas las discordias internas interpretando así responsablemente, los anhelos de una ciudadanía que espera una renovación verdadera de nuestros políticos criollos.

 

 

Mario Osses Q.

Abogado y consultor político

Ex-asesor de Allende y Paz Estenssoro

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