Cuba: Se liberaron prisioneros

“Vivo en un país libre, cual solamente puedes ser libre” Cuando Silvio Rodríguez compuso esta Pequeña Serenata Diurna, las aguas de la Revolución Cubana aún eran claras. El mismo Silvio señalaría años más tarde que las restricciones de la isla no están a la altura de los tiempos y los avances del resto de América Latina y del mundo, “No es posible que los jóvenes cubanos  no puedan acceder a una biblioteca gigantesca en su bolsillo”, indicaba.

Así es como la Revolución fue cayendo en un letargo con su propio peso, la Guerra Fría  acabó con el muro, pero Cuba fue una isla terca. Los años pasaban y las poleras del Che se  multiplicaban, otros, rezaban para que Fidel muriera. EEUU, el vecino rico, levantó el cerco para castigar los años de consecuencia. Es tan paradójico que ellos mismos hayan sido los que financiaron la independencia cubana… años más tarde, el bloqueo. Una relación de odio en la que nos criamos, que nos era familiar, incluso sin Fidel a la cabeza.

Hoy 17 de Diciembre de 2014, por primera vez tras más de medio siglo, ambos presidentes en conferencias simultáneas se abrieron a la posibilidad de limar las asperezas de los años. Se liberaron prisioneros. Los disidentes más extremos dijeron que era un premio demasiado grande para los hermanos Castro, otros de inmediato se emocionaron con la posibilidad de volver a las tierras de la infancia, mes de alguno pensó en que si volvieran todos los cubanos  repartidos en el mundo la isla se hundiría.

Yo, egoístamente pensé, que no conocería esa Cuba  antigua, la de la Habana vieja, ‘la catedral sumergida en su baño de tejas’, donde caminaré por  las calles viendo esos Dodge coloridos de los 50’s, o entrar a cualquier bar, pedir un vaso de  ron y jugar dominó con piezas de ébano, hasta el chancho 9 fumando un buen habano.

Todo eso se acabará, lo más seguro es que vaya a la Cuba del Wifi y del Iphone 7, esa enorme influencia yankee que domina el mundo, Hollywood, Las Vegas. Cuba hoy dio el primer paso  para dejar de ser la Cuba que conocemos, porque era necesario, insostenible. Sin embargo, lo  que espero es que esta pequeña isla pueda influir en Estados Unidos, aunque sea un poco. Me  conformo con que un general norteamericano, uno solo, en 20 o 30 años lea las palabras de José Martí cuando decía “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”. ¡Cuba Va!