Curuguaty, una causa nacional: balance y perspectivas

CONTEXTO La masacre de Marinakue, Curuguaty, sucedió el viernes 15 de junio de 2012

Por Wari

10/08/2016

Publicado en

Columnas

0 0


Pelao CarvalloCONTEXTO

La masacre de Marinakue, Curuguaty, sucedió el viernes 15 de junio de 2012. En ella murieron seis policías y 11 campesinos, estos últimos ocupantes de una tierra destinada originalmente para la Reforma Agraria, pero usurpada por una poderosa familia terrateniente. La mayor parte de los campesinos asesinados fueron ejecutados por la policía, según el informe especial de derechos humanos de Paraguay 2012. Esta masacre fue la excusa orquestada por la oposición al gobierno de Fernando Lugo para llevarlo a juicio político y deponerlo una semana después, el 22 de junio de 2012.

La Fiscalía investigó únicamente la muerte de los policías y acusó de esas muertes a campesinos detenidos arbitrariamente.

El juicio central del caso Marinakue, sobre la masacre y contra los y las campesinas que eran adultos en ese momento, concluyó en su parte formal el pasado 18 de julio del presente año con la lectura atropellada y veloz de los argumentos de la sentencia, cuya parte resolutiva, es decir la parte de las condenas, se leyó una semana antes, el 11 de julio.

Todos los campesinos y todas las campesinas (11 en total) acusadas por la fiscalía, fueron condenadas tal como pedía el Ministerio Público. Las condenas van de cuatro a 35 años. De ellos, cuatro deberán cumplir el resto de años en una cárcel, lejos de su comunidad. El primer día de agosto se presentaron apelaciones a la sentencia que incluían la anulación del juicio. En estos momentos, la decisión sobre esas apelaciones está en manos del tribunal de alzada de la ciudad de Salto del Guairá. Tal como ha sido la historia de este juicio, probablemente esas impugnaciones serán rechazadas así como la anulación del juicio, las cuales, tras pasar por la Corte Suprema, llegarán seguramente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Pero Marinakue es una masacre judicial repartida en varios juicios, uno de ellos el que acaba de concluir. Otros dos, relativos a la masacre, aún no se inician, uno contra la en ese entonces adolescente Raquel y otro contra un político local que intentó auxiliar a uno de los campesinos heridos por bala policial. El juicio (amañado también) que lleva el Instituto de Desarrollo Rural y de la Tierra, Indert, para revertir la usurpación de la tierra de Marinakue por la familia Riquelme, duerme en los tribunales de manera muy conveniente para los usurpadores. El juicio central, por su parte, produjo una serie de sumarios judiciales tanto contra las defensas (anterior y actual) como contra el tribunal a cargo. Todos estos procesos judiciales y para-judiciales siguen vigentes.

{destacado-1}

Las tierras de Marinakue siguen reocupadas por familias campesinas vinculadas a víctimas de la masacre, en un proceso de autogestión, amenazado por la negativa (en los hechos) del Estado paraguayo a recuperar esas tierras para la Reforma Agraria.

La demanda de libertad para los presos de Marinakue y de anulación de la condena está encarnada en estos momentos por una carpa de resistencia frente al Palacio de Justicia de Asunción, en la cual rotativamente se encadenan familiares y personas solidarias con la causa Curuguaty. Para el 15 de agosto una de las organizaciones populares del país, el Congreso Democrático del Pueblo, está llamando a movilizaciones que llevan como una de sus demandas centrales la nulidad del juicio Curuguaty.

BALANCE

En torno a las exigencias de tierra, libertad, justicia y reparación para Marinakue, se construyó una causa nacional y social, encarnada en organizaciones y una pregunta-consigna: ¿qué pasó en Curuguaty? Esta pregunta se alzó como una respuesta social a la certeza esgrimida por los poderes golpistas del Paraguay, en especial la prensa y la fiscalía que reducían toda la complejidad del caso Marinakue a una fórmula burda, simplona y falsa: los campesinos asesinaron a los policías.

El alcance político y moral de la pregunta ¿qué pasó en Curuguaty? quedó demostrado cuando en el juicio tanto la fiscalía (en sus alegatos finales) como el tribunal (en su argumentación de sentencia) debieron referirse a ella e intentaron falazmente darle respuesta.

La causa Curuguaty tuvo como principal pilar a la Articulación por Curuguaty (AxC), una red de organizaciones, coordinaciones y voluntades que en su mejor momento fue una vasta red ciudad-campo que involucraba desde víctimas directas e indirectas de la masacre hasta todo tipo de organizaciones de alcance nacional con asiento en la capital de Paraguay, Asunción.

La causa social Curuguaty fue tornándose causa nacional gracias a la flexibilidad y perseverancia que esta Articulación tuvo. La AxC no intentó en ningún caso limitar las iniciativas que surgieran en pro de las demandas surgidas de los propios familiares de víctimas de la masacre: recuperación de las tierras de Marinakue (Tierra), libertad a los presos y presas del caso y desimputación a imputados e imputadas (Libertad), justicia y verdad, con castigo a los verdaderos culpables de la masacre (Justicia), y reparación a todos y todas quienes quedaron en condiciones de fragilidad social: viudas, huérfanos, despojados de sus bienes y haberes, perseguidos injustamente, etc. (Reparación).

{destacado-2}

No sólo no limitó, sino que propició el surgimiento de iniciativas de todo tipo que alimentaran el conocimiento social y popular de las circunstancias de la causa, intentando generar acompañamiento a los distintos eventos judiciales y sociales que hacían a esta lucha: movilizaciones, recordaciones, charlas, momentos del proceso judicial, etc. Las iniciativas surgidas en torno a la causa abarcaron casi todo el espectro de producción político-cultural del país: desde el activismo político a las artes.

El aspecto comunicacional fue también fundamental en la conversión de esta causa social en una causa nacional, de hecho la pregunta-consigna ¿Qué pasó en Curuguaty? guió este aspecto. El aporte genuino de muchas y muchos comunicadores profesionales que, desde distintas perspectivas y visiones, dieron cuerpo a esa pregunta dio profundidad social a la demanda de verdad y al temor de falta de justicia que siempre estuvo presente en el caso.

Las redes de paraguayos y paraguayas en el exterior, las distintas redes internacionales de derechos humanos, las iniciativas de académicos en acción, las internacionales campesinas, políticas, feministas y sociales dieron trascendencia regional y mundial a la causa y lograron efectos que redundaron al interior de Paraguay mediante la presión lograda en los organismos internacionales de los que Paraguay forma parte.

La causa Curuguaty desplegó una notable agilidad, metodicidad y flexibilidad de iniciativas incluso en los momentos de letargo que una causa de cuatro años puede tener. En sus más bajos momentos, por ejemplo, la AxC no pasaba de ser una reunión de representantes de cinco o seis organizaciones. Incluso en esos momentos de letargo, la AxC no dejó de estar y actuar.

La combinación de un fuerte y original movimiento social en torno a una causa nacional que tiene un componente judicial fuerte con una defensa técnica legal especializada (en este caso en lo penal) fue también un constructo importante de esta causa. La defensa técnica que llevó el caso por tres años generó un plus de credibilidad y rigurosidad que contribuyó a que más y más gente fuese acercándose a la causa, incluso quienes la habían mirado con recelo al principio.

No fue tan funcional a la causa la decisión de cambiar de defensa. Independiente de las razones que hubo para cambiar de defensa, y que son privativas de quienes ponen piel y huesos ante la Ley, el hecho es que cambiar una defensa, en un momento álgido –más aún una defensa que había generado adhesiones– provocó un ruido y un desgaste innecesario, del cual fue difícil y costoso socialmente recomponerse. Incluso previendo mejor el momento de hacer el cambio estos efectos desgastantes, podrían haberse evitado o disminuido.  Como dicen en el turf, no se cambia jinete ganador.

{destacado-3}

La constante presión entre el ánimo de incorporar más y más voluntades a la causa y el ánimo de hacer la diferencia entre antigolpistas y golpistas, causó un deterioro discursivo contraproducente. Los límites del antigolpismo, por los números, dejaban claro que el único campo al cual se podía sumar era a un ex golpismo en construcción. (Al momento del golpe de Estado parlamentario del 2012, el 90% del parlamento paraguayo era golpista).Y la causa de Curuguaty era el caballo de tarea para generar ese ex golpismo.

El desgaste de cuatro años es un tema a considerar de una manera especial. La AxC terminó sus actividades de acompañamiento junto al término del juicio Curuguaty. Otras instancias colectivas de acompañamiento como Somos Observadores surgieron en 2015. Todas ellas, y en especial la AxC, sufrieron el desgaste de una causa que demandaba esfuerzo, tiempo y energía permanente. Esa debilidad debe ser considerada en otras iniciativas y dosificarla en lo posible, atendiendo al cuidado de los y las activistas.

Porque, finalmente, la causa Curuguaty, convertida en causa nacional, era la única que pudo reducir el golpismo, generar fricciones entre el bloque golpista, realinear moralmente a las bases del golpismo y generar un tema y polo atractivo al cual sumarse para frenar, en lo público y privado, tanto la avalancha del golpismo de Franco en 2012, como el postgolpismo de Cartes el 2013.

Estos aprendizajes sociales han de tenerse en cuenta en la construcción de otras causas convocantes para el pueblo paraguayo.

PROYECCIÓN

Un tema central será cómo devolver contundencia social a una causa que quedará o puede quedar anclada, por razones obvias, en lo judicial y en el olvido. En esto último, la lucha siempre ha sido contra el tiempo y la interesada desmemoria golpista. En cuanto a lo primero, las apelaciones y demás acciones judiciales marcarán por un tiempo el desarrollo de esta causa. Enfatizar que hay otros juicios, como el de Raquel, y que hay una reocupación, sirva tal vez para dar fuerza al componente social de esta causa, la que debiera estar impulsada desde algún grupo humano con capacidad invitante de convocatoria, que permita a cualquiera sentirse con el respaldo (y no la crítica) para hacer algo en torno a la causa, sin estar sometido a directrices de ningún tipo, más que las que plantea la sana solidaridad con una causa. Es en el ámbito de la cultura y su producción, donde esta tarea es más relevante. En lo social, recuperar la creatividad, flexibilidad y originalidad es fundamental.

{destacado-4}

En el escenario país, el juicio mismo ha marcado un hecho paradigmático: el gobierno cartista-colorado ha recuperado para sí el mote de golpista, a partir de acciones políticas vinculadas a Marinakue, tales como aprobar la espuria ley de recepción de la «donación» de Marinakue como reserva natural o la designación de Rachid como viceministro de Seguridad Interna. Con estas acciones, el cartismo-coloradismo que había logrado evadir el mote de golpista durante todo el gobierno de Federico Franco, saliendo inmune casi de su participación golpista, lo ha recuperado plena y convincentemente. Esta situación es novedosa y habla de que el campo de fricción entre golpismo y antigolpismo es ancho, profundo y presente aún. Hay espacio para un exgolpismo hoy más que antes, y ese campo lo está generando Cartes por vía de Marinakue. ¿De qué sirve eso? Pues, justamente, como ha demostrado enérgicamente el tribunal de sentencia del caso Curuguaty, este fue un juicio político… y el terreno político aún no está cerrado para este tema.

Por Pelao Carvallo

9 de agosto de 2016, Nagasaki presente

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones