El cambio, una propuesta confusa

En la última campaña electoral se presentó don Marco Enríquez-Ominami (ME-O) como candidato presidencial

Por Mauricio Becerra

16/03/2011

Publicado en

Columnas

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En la última campaña electoral se presentó don Marco Enríquez-Ominami (ME-O) como candidato presidencial. En torno a su candidatura y entregándole su apoyo, se congregó un amplio movimiento social que cansado de la inconsecuencia de la Concertación, buscó la forma de expresar su descontento.

Todas las propuestas, que se habían hecho para construir a esta «Concertación de Partidos por la Democracia» se diluyen, consolidando las bases establecidas en el período de la dictadura impuesta por el sector financiero. De hecho, la Concertación se convierte en la administradora civil de la dictadura de los financieros.

Aylwin, uno de los activos gestores del Golpe, continúa, junto a su ministro de Economía, Ominami, la destrucción del aparato productivo nacional; favorecen las importaciones de productos que se fabricaban en regímenes de esclavitud en los países asiáticos y contra los cuales la industria nacional no puede competir.

La propuesta de «Cambio» enarbolada por ME-O, entusiasmó a un alto porcentaje del electorado. Sin embargo, jamás salió de sus labios ni la más mínima frase en contra del sistema neoliberal. A pesar de todo, los electores habían encontrado un espacio de protesta en contra del sistema que tan exitosamente administraba el conglomerado de gobierno que se mantuvo durante 17 años. Ricardo Lagos se convierte en el Presidente estrella de los beneficiarios del modelo.

Nadie podrá aseverar que ME-O le mintió a su electorado. La confusión de estos partía de su propio anhelo de cambio; y cada uno hacía su propia interpretación del cambio al cual aspiraban.

Por respeto a ese anhelo y con el ánimo de fortalecerlo, fuimos muchos los que entregamos públicamente nuestro apoyo a la voluntad popular de provocar las transformaciones que el país necesita. En este sentido debe entenderse que nuestro apoyo no era al candidato, sino a aquellos que representaba. Se trataba de construir desde las bases el movimiento político que favoreciera el cambio real que Chile necesita para sobrevivir como Nación.

Los procesos democráticos se generan en la masa y en la medida que ésta va haciendo conciencia que la situación es insostenible para los de abajo e incontrolable para los de arriba, se acerca el momento de las transformaciones sociales.

El más grave problema que enfrentan los sectores que desean recuperar la democracia, es la habilísima manipulación que se hace de la conducta social. No sólo echamos de menos los medios de comunicación social con los cuales pudiésemos denunciar (en forma realmente eficiente) el enorme daño que le hace el modelo a la sociedad chilena, sino que debemos reconocer la tremenda capacidad de los institutos dedicados a preparar las campañas de manipulación conductual, los que incluso hacen que en muchas ocasiones, por repetir las frases construidas en estos laboratorios, nos convertimos en voceros del sistema que deseamos combatir.

La nueva propuesta de ME-O de constituir un partido político, el «Partido Progresista» o el PRO, vuelve a dejarnos con la misma sensación de encontrarnos con una invitación que no tiene los fundamentos políticos necesarios para recuperar la democracia y constituirse en el bastión de la lucha en contra del neoliberalismo.

Por Guillermo José Holtheuer

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