El estallido social de la vivienda

La cantidad no tiene que ver con la calidad, entre 1980 y 2002 las casas construidas fueron de 45m2 en promedio, creemos que un mínimo ético deben ser los 75m2, tanto para el Estado como para los privados.

Por El Ciudadano

13/03/2021

Publicado en

Chile / Columnas

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Se acerca un nuevo estallido social, esta vez no será por 30 pesos, ni por 30 años, será por los 42 años de Política Nacional de Desarrollo Urbano de la dictadura, que ha hecho del suelo una mercancía, y con ello, la posibilidad de acceder a la vivienda un privilegio. Esto tiene a más de medio millón de personas sin casa en Chile.

Ya en la primera mitad del siglo XX, el pensador austriaco KarlPolanyi denunciaba el peligro de que la tierra fuese tratada como una mercancía. Polanyi tuvo razón, el mercado del suelo, la especulación inmobiliaria, y el daño ambiental a esta son consecuencias de tratar a la tierra como una mercancía.

Entre 2017 y 2020 se duplicó la cantidad de personas que viven en campamentos en la Región Metropolitana, y la superficie de campamentos en Santiago aumentó un 84%. Si en 2017 vivían en ellos 5.000 personas, en 2020 nos aproximamos a los 19.000. Hay 13 mega campamentos que superan los 40.000 metros cuadrados. Esto también ha ocurrido en la región del Biobío, especialmente en la provincia de Concepción y Arauco. Solo en Talcahuano más de 1.000 personas viven en campamentos.

Si bien las tomas son ilegales, el desalojo de estas ha sido criminal. En estos días hemos conocido el brutal desalojo de 40 familias en Talcahuano, y el del Cerro Renca, en donde una niña fue desalojada mientras asistía a clases en línea. Son síntomas de lo que viene.

Si no nos hacemos cargo de esta crisis con urgencia, vamos a tener una nueva masacre como la de Pampa Irigoin en nuestra patria. Nadie en Chile quiere volver a estos hechos, que el 9 de marzo de 1969 dejaron una decena de muertos y casi un centenar de heridos. Esta matanza, ordenada por el ministro del Interior del presidente Frei, Edmundo Pérez Zujovic, fue un terremoto para el país, tanto así que años más tarde, Pérez Zujovic fue asesinado por el grupo “Vanguardia Organizada del Pueblo” (VOP).

Si bien el Estado de Chile se hizo cargo cuando Salvador Allende asumió la presidencia, y les entregó viviendas y pensiones vitalicias, aún hay deudas pendientes, y en 2019 el caso de Pampa Irigoin llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la madre del lactante Robinson Montiel, asesinado por Carabineros, aún pide justicia.

¿Por qué hemos llegado a esta crisis?

Sin duda un factor tiene que ver con la banca; han aumentado los requisitos para acceder a créditos hipotecarios, el acceso a la vivienda en Chile se ha hecho imposible para millones de personas, hay un gran segmento de la población que es considerada muy pobre para los bancos y muy rica para el Estado. Mientras tanto, entre 2009 y 2019 los precios de las viviendas aumentaron en un 75%.

El ministerio de Vivienda dice que aún faltan por construir al menos 400.000 viviendas para enfrentar el déficit, Un Techo para Chile plantea que el número es cercano a los 600.000.

Alejandro Navarro, Senador de la República de Chile

Ricardo Tapia, académico de la Universidad de Chile, plantea que entre 1980 y 2002 se construyeron 230.000 viviendas sociales, nunca en toda la historia de Chile se había construido tanto, sin embargo, las tomas han proliferado, retrocediendo décadas en el desarrollo de la política habitacional.

La cantidad no tiene que ver con la calidad, entre 1980 y 2002  las casas construidas fueron de 45m2 en promedio, creemos que un mínimo ético deben ser los 75m2, tanto para el Estado como para los privados.

El problema del tamaño se visibilizó con fuerza cuando el gobierno pidió a la ciudadanía que se confinara a raíz del Covid-19, si en una familia se contagiaba un trabajador, este no tenía el espacio para aislarse, y terminaba contagiando al resto de su familia. No olvidemos que la superación de la tuberculosis en Chile tuvo que ver con la ampliación de los metros cuadrados construidos.

El Covid-19 ha arrastrado una crisis económica muy dura, y la economía se reactivará a través de la construcción de viviendas. Esto es clave para el futuro, y es una buena forma de invertir el superávit del cobre. En la cumbre UN-Habitat III de 2016, celebrada en Quito, se planteó que la construcción de una buena ciudad es la causa del crecimiento económico, más que la consecuencia de este.

No es racional que exista especulación inmobiliaria y a la vez tomas, no es normal que en Chile no tengamos consagrado el derecho a la vivienda en la Constitución. No podemos aceptar esto como natural que haya casas vacías, sean del ministerio de vivienda, o de privados. La consigna debe ser clara; no más casas sin gente, no más gente sin casas.

Alejandro Navarro Brain

Senador

Miembro de la Comisión de Vivienda del Senado

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