El juego sionista argentino-israelí

Héctor Timerman, canciller de la Argentina estuvo en Israel, viéndose con varias autoridades sionistas

Por Director

09/04/2011

Publicado en

Columnas

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Héctor Timerman, canciller de la Argentina estuvo en Israel, viéndose con varias autoridades sionistas. De allí voló a Nueva York, donde volvió a entrevistarse con el Congreso Judío Mundial. El lobby judío hace sus negocios económicos y políticos.

El único costado positivo que tuvo el viaje de dos días del canciller argentino a Israel fue desmontar la provocación de un sector del lobby judío de Buenos Aires y del Mossad, que trataron de impedirlo con una nota de Pepe Eliaschev en Perfil. La versión, supuestamente basada en un informe secreto, mentía con que Argentina negociaba con Irán abandonar la causa judicial por el atentado a la Amia a cambio de un  mayor comercio.

Si el periplo del canciller se suspendía por la ofensa de sus anfitriones, tal resultado iba a ser mostrado como una prueba del “aislamiento internacional” de Argentina.

Ya se cuestionó en La Arena (martes 5/4) el ajetreo de Timerman por las oficinas del premier Benjamin Netanyahu en Tel Aviv y Jerusalén.

Lo mismo con sus entrevistas con el canciller neonazi Avigdor Lieberman y el general Shaul Mofaz, ex ministro de Defensa de Ariel Sharon, asesor de la invasión al Líbano en 2006 y devenido en titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Knesset.

Los nuevos bombardeos que el gobierno sionista está llevando a cabo contra Gaza comprueban su política inhumana. El saldo provisorio a ayer es de tres muertos y 34 heridos en Rafah, al sur de la Franja.

Cabe recordar que en diciembre de 2008 y enero de 2009 Israel invadió y bombardeó Gaza con el operativo “Plomo Fundido” (los israelitas no se andan con vueltas del tipo de “Odisea del amanecer”). En 25 días de ocupación fueron muertos 1.300 palestinos (un tercio niños) y 13 soldados israelitas, la mitad por “fuego amigo”.

El ministro de Defensa de entonces, el laborista Ehud Barak, sigue en su cargo. La canciller de la masacre, Tzipi Livni, hoy es jefa de Kadima, de oposición, y fue una de las contertulias de Timerman.

Son nulos los aportes que pueda hacer a la democracia argentina esa relación con gobernantes con antecedentes de genocidio. Varios fueron denunciados por esa causa ante el Tribunal Penal Internacional y la justicia de Londres.

En febrero de 2008 la presidenta argentina, al recibir en Casa de Gobierno a su par de Guinea Ecuatorial, Obiang Nguema Mbasogo, lo embocó con un reproche. “No puedo dejar de transmitir la honda preocupación por la situación denunciada por Naciones Unidas en cuanto a la situación de los derechos humanos en su país”, expresó CFK. ¿Y el canciller se abraza con Netanyahu? ¿Cuál es la lógica? Y no es en defensa de Obiang, pero en comparación con el premier de Israel, lo suyo debe ser “light”.

NEGOCIOS DE IRSA

El otro aspecto cuestionable de la visita tiene que ver con la economía. Timerman llevó a 25 empresarios argentinos que arden en deseos de hacer negocios con Israel, quienes compartieron una ronda de negocios el martes 5 con sus pares compañías israelitas. Esa tarde el canciller dejó inaugurado en el Sheraton de Tel Aviv un “Seminario sobre Oportunidades de Negocios, Comercio e Inversiones entre Argentina e Israel”.

Además, entre los dos gobiernos fue firmado un acuerdo de telecomunicaciones y otro sobre la protección de inversiones mutuas.

Las firmas que forman la Cámara de Comercio Argentino-Israelí (CCAI) estuvieron en la delegación oficial, lo que merece una primera objeción: eso supone un favor oficial. Si una empresa de seguridad argentina, de las tantas que organizaron los ex represores de la dictadura, quiere mandar un directivo a Tel Aviv, que lo haga por cuenta propia. Lo mismo si quiere ir a Buenos Aires una empresa israelita, de esas que montan los militares fogueados en su control de la población de en Gaza y El Líbano: que lo haga pagándose sus gastos.

Después vendrá el análisis político sobre la inconveniencia de esos acuerdos comerciales.

Lamentablemente esa Misión y el Seminario de Inversiones inaugurado por Timerman tuvo el apoyo de la cancillería, el Ministerio de Economía, el de Agricultura y la Fundación Exportar, que también recibe subsidios del Palacio San Martín (la presidía Marcelo Elizondo, un operador de Martín Redrado).

La CCAI fue parte de la organización. Su comité de “Seguridad” se promociona así en su web: “Israel tiene un claro posicionamiento a nivel público y privado en el tema seguridad, en nuestro país se encuentran locatadas una gran cantidad de empresas israelíes que pertenecen al rubro y que han logrado alcanzar prestigio y reconocimiento en el mercado local. Estas empresas conforman el comité, quienes trabajan en conjunto intercambiando experiencias y conocimientos. Además brindan asesoramiento a empresas en materia de seguridad”.

De allí la referencia anterior sobre las firmas de seguridad, tema que haría bien en tomar Nilda Garré en sus reformas democráticas.

Esos seminarios sirven a los negocios, del lado llamémosle argentino, a Eduardo Elztain (IRSA, fundada en su momento por George Soros, dueña de casi todos los shopping, Cresud de negocios agropecuarios, presidencia del Banco Hipotecario, etc). De la cúpula de IRSA participan personajes que han perjudicado al pueblo a su paso por el gobierno menemista (casos de Miguel Kiguel y Emilio Cárdenas) y por multinacionales como Bell South y Movicom (Mauricio Wior) y La Caja-Telecom (grupo Werthein). ¿Por qué cancillería apaña negocios de este lobby? ¿Los negocios de armas de Mario Montoto (Codesur) y los energéticos de Marcelo Midlin (Pampa Energía) sirven a la Patria?

TIREN CONTRA TEHERÁN

Otro costado negativo del viaje de Timerman fue el recrudecimiento de las críticas del lobby sionista de Argentina a las relaciones con Irán. Los dirigentes de la Daia y la mutual Amia, conducidos por la embajada en Buenos Aires (Daniel Gazit), aprovecharon la provocación detonada por Pepe Eliaschev, para tirar contra Irán.

Llegaron al extremo de mentir que Moshen Rabbani, ex agregado cultural en la embajada iraní en Buenos Aires, estaba en Brasil. Escribieron  que el hermano de Rabbani, que vive en ese país, viajaba a Teherán con otros militantes “para recibir formación militar para atentar en el Mundial de Fútbol 2014 y en los Juegos Olímpicos 2016”.

Esa campaña difamatoria también puso de blanco a Luis D´Elía, uno de los pocos kirchneristas que abogan por la mejoría del vínculo con el país islámico. Él lanzó su corriente política, Miles, el 25 de marzo en el Luna Park y habría cometido un horrendo crimen, al invitar al agregado de negocios iraní en Buenos Aires, Alí Pakdaman. La crítica pretendía dos objetivos simultáneos, porque además querían ensuciar al gobierno nacional, cuestionado porque Gabriel Mariotto estuvo en el Luna.

El ex secretario de Tierras, Vivienda y Hábitat se burló de esas mentiras, al entrevistar telefónicamente a Rabbani en su programa de Radio Cooperativa. “¿Cómo lo trata el calor de Brasil?”, dijo irónicamente el entrevistador. Desde su hogar en la ciudad iraní de Qom, el entrevistado negó haber estado en ese país sudamericano y aprovechó para cuestionar el expediente Amia que armó el mal juez Juan José Galeano.

El mal fiscal que tomó esa causa con tanto “pescado podrido”, Alberto Nisman, siguió creyendo que el sheik estaba en Brasil. Le dijo a la Agencia Judía de Noticias que pedirá informaciones al secretario general de Interpol, Robert Noble. Rabbani “es un personaje que tuvo actuación terrorista en la Argentina y en el ámbito internacional”, mintió Nisman.

Que Irán haya tenido que ver con los atentados en Buenos Aires no está comprobado. Sí está recontra-comprobado que el Mossad, la CIA y las respectivas embajadas, sobre todo la yanqui, tuvieron intervención y aún la mantienen, indicándole a Galeano y ahora a Nisman lo que tienen que investigar. Todo sea para demonizar a Mahmud Ahmadinejad.

El embate de las cúpulas de la Daia y la Amia tiene una sola cosa positiva: no oculta sus objetivos políticos. Dicen estar alarmados por la penetración de Irán en América Latina. El general Frazer, jefe del Comando Sur del Ejército de EE UU es de los pocos que coincidió con aquellas acusaciones. Nicaragua, Cuba, Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia y otros países de la región, en cambio, no tienen ningún problema. Al contrario, mejoran sus relaciones culturales, políticas, comerciales y diplomáticas con la nación persa.

El lobby sionista ve en esas relaciones la puerta de entrada del terrorismo. En rigor, el terrorismo es el que se practica contra Gaza y Cisjordania, El Líbano, etc.

El más bruto para cuestionar las relaciones de Argentina fue José Scaliter: “hay una incongruencia entre la política de denunciarlos en los foros internacionales y querer incrementar el comercio con ellos.

No tendríamos que tener relaciones comerciales ni de ningún tipo con Teherán”, expresó el vice de Amia. Mal que le pese, las hay. Y ojalá fueran mejores.

Por Emilio Marín

El Ciudadano

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