El pretérito perfecto y el tiempo futuro

Sebastián: Georges Clemenceau afirmaba que los discursos de Jean Jaurès, -un socialista-, se reconocían fácilmente porque siempre estaban conjugados en tiempo futuro, y se cagaba de la risa

Por Director

21/05/2010

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Columnas

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Sebastián: Georges Clemenceau afirmaba que los discursos de Jean Jaurès, -un socialista-, se reconocían fácilmente porque siempre estaban conjugados en tiempo futuro, y se cagaba de la risa. Si no fuese porque en tu mensaje del 21 de mayo abusaste un pelín del pretérito perfecto, uno pudiese creer que te apuntaste a la pachanga de Escalona.

También es verdad que no tienes mucho de qué dar cuenta Sebastián: hace apenas dos meses que recuperaste el palito del emboque. Lo que no justifica que te auto aplaudas por logros que no te cree ni Cecilia, como el fardar de que se levantaron 50 mil viviendas de emergencia: uno no sabe si estás hueveando o tomándonos el pelo. Como no precisaste si esas viviendas ya están equipadas del condón Piñera, ese que deja la lluvia afuera, o si se trata del plástico que Van Rysselberghe distribuyó “al por mayor”, un cierto escepticismo invade el adentro de la calabaza del personal. Lo mismo ocurre con las escuelas de “emergencia”, -que en honor a la precisión del lenguaje conviniese calificar más bien de “escuelas de urgencia”-, de las cuales no precisaste cuándo serán sustituidas por escuelas de verdad como aquellas a las que cualquier padre bien nacido quisiera enviar a sus hijos, o algo parecido, tampoco hay que ser muy exigente.

Por lo demás, el tuyo es un discurso conjugado en tiempo futuro, tiempo que es al lenguaje lo que los tristemente célebres  powerpoint son a la conversa del charlatán de esquina: “Aquí no hay truco, ni trampa ni pillería…”

De modo que vamos a crecer al seis por ciento al año, aumentando el PIB anual per cápita de U$ 14 mil a U$ 22 mil dólares. ¿Ah, sí? ¡Joder con el Sebastián! A ese ritmo de crecimiento nos demoraríamos ocho años, ocho, en llegar a la meta. Y a ti Sebastián, te eligieron por solo cuatro añitos. Cuatro: simple detallito. Como el no precisar cómo vas a distribuir el producto del crecimiento Sebastián. Porque al ritmo actual, doblarle el ingreso a los atorrantes, a los pobres e indigentes, al pobrerío, llevaría un siglo. Otro detalle menor: ¿Cómo crecer a tasas del seis por ciento con un modelo económico que tiene a medio planeta echando los bofes? La crisis en la crisis, ¿no te dice nada Sebastián? Pregúntale a tu ministro de Hacienda. Ese que se propone llevar adelante una nueva reforma del mercado de capitales, -su MKB-, que transformaría a Chile en el paraíso de los especuladores, de los forajidos financieros, de los piratas y corsarios de la puñeta bancaria, recreando las condiciones del hundimiento de los mercados del primer mundo. Aun un pormenor: no es con capitales especulativos ni con capitales golondrina que se construye el aparato productivo Sebastián, sino con inversión en capital fijo. Otra minucia: yo sé que te acusan, injustamente a mi modo de ver, de empresario. Cuando habría que ponerte en el ramo “Especulación”. Pero la especulación no produce un cuesco Sebastián, sino lucro indebido, para no decir más feo. Tu lucha contra la delincuencia bien pudiese comenzar por ahí Sebastián.

El resto de tu discurso es discurso de candidato. Promesas. Pero ya no eres candidato Sebastián, eres presidente: otra nimiedad. Y debieses tener más cuidado para no decir huevadas: Checoslovaquia ya no existe Sebastián. Y cuando existió no estaba en el sur de Europa. Algún boludo de tu cancillería debiese saberlo, o bien habría que hacerles pasar la prueba Simce (y de paso la pasas tú, Sebastián). Ya ves que hay de qué inquietarse. De modo que si reproduzco aquí tu prosa conjugada en tiempo futuro es para cobrarte la palabra Sebastián. Día a día. Si no pudiésemos cobrarte la palabra empeñada que ya has traicionado en más de una ocasión, ¿de qué sirve haberte escuchado?

He aquí tu discurso en forma de inventario de poeta surrealista, de “inventario a la Prévert”:

·         Eliminar gradualmente el 7% de salud para los jubilados.

·         Aumentar la pensión básica.

·         Bono de Bodas de Oro.

·         Creación del Ministerio de Desarrollo Social.

·         Simce de inglés y educación física.

·         Aumento de jornada escolar en sectores vulnerables.

·         Aumento de la subvención escolar para sectores más vulnerables.

·         Ingreso ético familiar de 250 mil pesos.

·         Programa vida sana.

·         Posnatal de 6 meses.

·         Incentivos para crear empresas y fortalecer a las pymes.

·         Registro de prófugos de la justicia.

·         Voto de chileno en el exterior.

·         Inscripción automática y sufragio voluntario.

·         Creación de un millón de empleos.

·         Crecer al 6% anual.

·         Creación de 50 liceos de excelencia.

·         Creación de 10 hospitales.

Tal vez se te olvidó agregar que todos seremos felices y comeremos perdices. En tiempo futuro desde luego. Para dentro de ocho años. Cuando nadie se acuerde de ti Sebastián, como nadie se acuerda de Ricardo. Otro que hacía sus discursos en tiempo futuro.

Por Luis Casado

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