Elogio de la locura

Un connotado columnista político se pregunta por estos días “¿Es que el país se ha vuelto loco?”

Por Wari

10/08/2011

Publicado en

Columnas

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Un connotado columnista político se pregunta por estos días “¿Es que el país se ha vuelto loco?”. Bien vale la pena revisar los supuestos de tal interrogante, pues el personaje de marras parece arrancado de una delirante ficción mágico–realista, acosado por sus propias culpas y temores que le impiden entender el mundo que le rodea. En su imaginario enfermo, la realidad del Chile actual solo se explica como una alucinante conspiración de los “comunistas”. Cierto, no todo los personajes de la derecha comparten estos extravíos de la razón.

Para explicar el actual malestar ciudadano habría que emprender, en primer lugar, un elogio de la locura. Durante décadas, la sociedad chilena ha mantenido un silencio y un inmovilismo muy parecido a la estupidez. En buena hora, las nuevas generaciones muestran su hastío frente a un estado de cosas caracterizado por la corrupción, la impunidad y el abuso convertidos en norma. Amplios sectores de chilenos ya no soportan más una democracia a medias. Una democracia que solo los humilla y los excluye.

Si bien las movilizaciones sociales se asocian a las crisis económicas, lo cierto es que entre nosotros las escandalosas desigualdades sociales tornan ilusorios los éxitos macroeconómicos, creando una crisis económica cotidiana para los más. La verdad es que mientras el Gobierno y las grandes empresas sacan cuentas alegres -apegados al dogma neoliberal que ha fracasado en el mundo entero- la gran mayoría de los ciudadanos vive sumida en una pobreza permanente derivada de salarios miserables y la privatización de todos sus derechos básicos (educación, salud, previsión social).

Los miles que desfilen en las calles nos están mostrando un nuevo horizonte democrático para nuestra sociedad. Este nuevo tiempo histórico y político hace evidente la necesidad de restituir la soberanía al pueblo de Chile. La hora actual no reclama más militancia que la decencia y una pizca de patriotismo. Para decirlo con absoluta claridad: Las nuevas generaciones quieren romper las cadenas de su cautiverio antidemocrático. Ya no es aceptable seguir regidos por una Constitución hecha a la medida de una dictadura militar. El país no se ha vuelto loco, solo anhela recuperar su genuino espíritu democrático. Un país que deje atrás la herencia oprobiosa de lucro, codicia, violencia, sufrimiento y muerte.

Por Álvaro Cuadra

Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. Elap. Universidad Arcis

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