Es hora de cambios radicales para la producción agrícola (I parte)

“Lo único que pide el suelo es tiempo para demostrarle al hombre que juntos se pueden hacer milagros”

Por Director

14/11/2014

Publicado en

Columnas

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“Lo único que pide el suelo es tiempo para demostrarle al hombre que juntos se pueden hacer milagros”.

Hace 13 años me dedico a la asesoría agrícola y ganadera independiente a productores de leche, carne y cultivos, desde Los Ángeles hasta Puerto Varas. He trabajado con pequeños, medianos y grandes productores.

“La vida y las experiencias nos van volviendo más sabios”, decía mi abuela. En todos estos años puedo comprobar muchas cosas buenas, pero también deficiencias en los procesos que implican nuestros sistemas productivos.

En décadas pasadas nos dimos el lujo de exportar trigo a Estados Unidos, desde la zona de Traiguén… Hoy miro con estupor cómo están quedando esos suelos, agotados de tanta extracción y explotación a la que han sido sometidos hasta nuestros días. En la mitad de cada potrero se levanta un montículo de piedras que demuestra cómo hemos agotado nuestro suelo y, en algunos casos, se instalan cercos con las piedras y así suman otras zonas que están pasando por el mismo círculo vicioso.

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¿Nos hemos preguntado qué estamos haciendo mal? Se invierten miles y millones de dólares en investigación, tanto en centros especializados como en universidades, ¿para qué? Es un orgullo cuando escuchamos cifras de producción o que tenemos el récord de tal o cual cultivo. Pero, ¿de qué nos sirve si estas producciones son sólo una nube que no deja ver realmente el problema que hay de fondo?

El suelo es algo vivo y tiene un sinnúmero de pequeños ciclos biológicos, químicos y físicos que deben estar en constante evolución, pero para entender lo que ello significa tenemos que aprender a alimentarlo en forma orgánica.

Veo cómo este círculo vicioso sigue destruyendo civilizaciones enteras. Escucho cómo los agricultores se quejan de que sus suelos ya no producen como antes y si lo hacen, a qué costo, dejándoles sus ganancias a las empresas de fertilizantes y maquinarias. Este fenómeno ha llevado a muchos agricultores a entregar sus campos, venderlos o arrendarlos, pero siempre con el mismo resultado. ¿Se ha preguntado cómo revertir este flagelo o el éxodo de los campesinos al pueblo?

Creo que llegó el momento de generar cambios en muchos sentidos, pero el más importante es el que tiene ese productor a la hora de producir. Aquí no se está hablando de hacer cambios bruscos, sino procesos lentos que lo llevarán a producir en forma constante en el tiempo, en equilibrio y por qué no, producir con el mínimo de fertilizante, tal como lo hace hoy, por ejemplo, Carlos Crovetto en el fundo Chequén de la comuna de Florida, VIII región. O producir leche en base a praderas permanentes, bien manejadas e intensivas y no produciendo bajo sistema de importación al predio.

Definitivamente, es la hora de los cambios en la lógica del trabajo agrícola, basados en una producción sustentable y constante en el tiempo. De ellos dependerá la sustentabilidad de esta actividad productiva, esencial para el futuro de nuestro país.

Presidente ONG COMSA (tiene como objetivo educar, investigar y colaborar de manera constante en la conservación y mejoramiento de los suelos agropecuarios de Chile).

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