No soy un crítico de arte, ni pretendo aquí discutir sobre los atributos y técnica del famoso cuadro de Leonardo Da Vinci. Es exactamente lo opuesto lo que me obliga a escribir estas líneas. Es el hecho de que antes de observar la obra ya sea en libros o videos (nunca he viajado a Europa por lo que no lo he visto directamente), me hablan de la maravillosa obra de Da Vinci, de lo exquisito de la técnica, el aura de misterio que lo rodea, etc. Pero por mas que lo miro en los libros o videos, me parece como cualquier otro cuadro. Lo mismo me pasa con otros artistas, ya sea visual, literario o relacionado a la música. Me hablan de sus obras y descubro que no me gustan tanto, o encuentro otras mejores. ¿O a usted no le ha pasado que le dicen que está es la mejor canción de un grupo en particular, o la mejor película de un director, o el mejor libro de un autor, para descubrir después que esa obra en particular no le gusta tanto, o incluso existe otra creación del mismo grupo que le gusta mas? Porque a mí me sucede todo el tiempo. Me dicen que Yesterday es de las mejores canciones de los Beatles y a mí me gusta mas If I fell. Me dicen que la mejor película jamás realizada es el Ciudadano Kane, y yo prefiero Volver al futuro, o me dicen que el mejor poema de Neruda es el poema 20, y yo prefiero piececitos de Gabriela Mistral. O también te cuestionan lo opuesto, que como te puede gustar esa música, ese cuadro o ese libro. Sino pregúntele al pobre Arjona, que al parecer ahora todo el mundo critica su música, y yo encuentro que hay muchos grupos o solistas peores que él. Pero parece ser que se instauró en algún momento en nuestra sociedad una suerte de guía de lo que debe y no debe gustarle, de manera de estandarizar nuestros gustos y amoldarlos a no se que molde. Y lo peor de todo es que por mas que medito, no encuentro al principal culpable de este comportamiento. Podríamos decir la TV, los empresarios, los políticos o a quien se le ocurra, pero ya no estoy tan seguro. Quizás no son culpables. O quizás todos somos culpables, de dejarnos moldear pacíficamente, sin reclamar o al menos mostrar un punto de vista distinto. Porque si algo me ha enseñado mi carrera científica es de que somos distintos, codificado genéticamente y modificado epigeneticamente. Por lo mismo es en esta variedad de gustos y comportamientos, donde nos complementamos.
Es por esto que la próxima vez que alguien le diga o lea en algún medio que esto o lo otro es excelente, y eso o aquello desagradable, le invito a que lo analice, compare con otras obras del artista o con otros grupos, y después de su opinión. Es muy posible que le suceda como yo, y que encuentre algo que realmente le gusta, y que tiene o no que ser necesariamente del gusto del resto. Son esas diferencias las que dan lugar a una sociedad.
Y por último, cuando vaya a un museo, no siga al resto de la gente o a donde le sugiere un mapa, recórralo libremente y sin apuro, es posible que en algún rincón encuentre una obra que de verdad lo interpreta o le llame la atención. Y si esa obra es la Mona Lisa, bien por usted, la descubrió por si mismo, no porque otros se lo dijeron.