Esclavos conformes en sector pesquero

Los empleados de la industria pesquera deben entender que los peces son especies naturales renovables, y seguirán siéndolo, siempre y cuando sean explotados en forma sustentable y racional, sin que esta racionalidad obedezca a la de la economía maximizadora de ganancias

Por Wari

12/09/2012

Publicado en

Columnas

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Los empleados de la industria pesquera deben entender que los peces son especies naturales renovables, y seguirán siéndolo, siempre y cuando sean explotados en forma sustentable y racional, sin que esta racionalidad obedezca a la de la economía maximizadora de ganancias.

El jueves 6 de septiembre del presente año -como ya es costumbre en el Congreso– los representantes de los empleados de la gran industria pesquera, realizaron sus presentaciones en la Cámara de Diputados para interceder nuevamente a favor de sus patrones.

En esta ocasión el tema a tratar fue el de la nueva forma de medir las cinco millas de protección de los recursos pesqueros. Así nuevamente fuimos testigos de los absurdos argumentos esgrimidos por los empleados de la industria que vociferaban que «los barcos no podrán operar» o que » la actividad no será rentable», en fin los mismos argumentos usados por sus patrones para apropiarse para siempre del patrimonio pesquero de todos los chilenos a través de la ley “Longueira”.

El triste espectáculo observado en el Parlamento, al parecer seguirá repitiéndose hasta que los empresarios logren su objetivo. Una vez logrado esto, no tengan la menor duda de que muchos de los empleados serán desechados tal cual lo demuestra la habitual práctica “laboral” de los dueños de este lucrativo “negocio”. Y seguramente, salvo uno que otro «dirigente» arreglado por los patrones, debido no a sus méritos como empleado, sino más bien debido a su habilidad para succionar el látigo del verdugo, se escapará de este destino de miseria, siempre y cuando sigan fielmente las órdenes de sus amos.

Los empleados de la industria pesquera deben entender que los peces son especies naturales renovables, y seguirán siéndolo, siempre y cuando sean explotados en forma sustentable y racional, sin que esta racionalidad obedezca a la de la economía maximizadora de ganancias.

La industria pesquera ha demostrado que su forma de extracción es contraria a la sustentabilidad. Las cifras están a la vista de todos y son concluyentes: en poco más de diez años se ha perdido más del 60% en promedio de las biomasas de las pesquerías que están en mayor porcentaje en manos de sus patrones. Por lo tanto, a juicio de cualquiera que tenga no más de “dos dedos de frente” resultará absurdo dar continuidad al actual sistema de administración, y menos aún se esperará dejar definitivamente la propiedad de los peces en manos de los mismos irresponsables que los han colapsado.

Los empleados de la gran industria deben entender que sin peces no habrá actividad pesquera artesanal ni industrial. Bastaría sólo un poco de sentido común, para apoyar cualquier iniciativa que vaya en la dirección correcta y ésta obviamente no es la que impulsa insanamente el ministro Longueira a través de su propuesta de Ley de Pesca. Una opción que realmente apunte hacia la sustentabilidad de las especies en el tiempo, es la que debe ser respaldada por quienes dependemos de la existencia de los peces para sobrevivir.

Lo que tenemos que tener claro es que las cinco millas marinas medidas de la forma que sea, no sirven de nada si no existen peces disponibles.

Por otra parte, no está demás recordar que la mayoría de los expulsados por la gran industria pesquera, terminan trabajando en nuestro sector, por lo que resultaría lógico que si se pretende tener un trabajo futuro decente y digno viviendo de la mar y sus recursos, primero tenemos que tener garantías de que los recursos están.

Resulta absurdo que el ministro Longueira mienta en forma descarada al país entero, respecto a lo “fabuloso de su Ley de Pesca”, cuando ésta no garantiza ni en lo más mínimo la sustentabilidad de los recursos pesqueros, sino que, por el contrario, se encarga de poner no sólo nombre y apellido a cada pesquería sometida a los regímenes de administración pesquera nacional, sino que además garantiza que incluso los peces “nonatos” ya tendrán dueño, poniendo una lápida no sólo sobre los recursos, sino sobre una colectividad milenaria que ha sabido convivir armónicamente con la biodiversidad marina, y que recordémoslo, ha sido la única que ha respetado y cuidado los recursos pesqueros.

Ahora bien, si el Proyecto de Ley Longueira se basa en criterios de racionalidad que tienden hacia la sustentabilidad ¿Para qué se pide una plataforma social, si como según el ministro en cuestión dice, éstos se recuperarán?

Por último, cabe señalar que el tema central de la discusión del Proyecto de Ley Longueira no es el que se relaciona con lo territorial (cinco millas), como pretenden en forma mañosa hacernos creer los firmantes del acuerdo de la Mesa de Pesca, si no que es el de la propiedad de los peces, quiénes podrán vivir de éstos aún sin trabajar un día y quiénes no lo podrán seguir haciendo pese a tener una cultura milenaria de prácticas sustentables que los respaldan. Éste y no “otro” es el objetivo de vuestros patrones: apropiarse para siempre del patrimonio pesquero de nuestro país.

Por Cosme Caracciolo

Pescador Artesanal

10 de septiembre de 2012

Publicado en Radio del Mar

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