Experimento militar y la emergencia de una nueva formación social

¿Deseáis saber qué cualidades debe reunir un general? Os lo diré en pocas palabras, porque mi elección no podría recaer más que sobre el hombre que supiera poner en práctica todo lo que hemos venido diciendo

Por Mauricio Becerra

23/12/2011

Publicado en

Columnas

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¿Deseáis saber qué cualidades debe reunir un general? Os lo diré en pocas palabras, porque mi elección no podría recaer más que sobre el hombre que supiera poner en práctica todo lo que hemos venido diciendo. Y ni aún esto bastaría si él no fuese capaz de inventar cosas nuevas, porque sin capacidad de innovación nadie ha sido grande en su oficio; si es importante en otros aspectos, en éste lo es más que en ninguno. Cualquier aportación, por pequeña que haya sido, fue celebrada por los tratadistas.

Nicolás Maquiavelo. Del arte de la guerra.

 

Históricamente siempre se han señalado los vínculos existentes entre política y guerra. Célebre es la frase de Clausewitz la guerra es la continuación de la política por otros medios. Sin embargo es menos evidente el proceso de conversión que significa el desarrollo de estrategias y tácticas militares y sus vinculaciones con las formaciones sociales. En este sentido es posible remarcar que las transformaciones tácticas y estratégicas siempre han correspondido a alteraciones en el campo social, y por ende en el ámbito económico y sus formas de expresión en los procesos subjetivos.

En esta presentación intentaré detenerme en tres ámbitos que implican alteraciones en las estrategias y tácticas desarrolladas por el movimiento social por la educación en el conflictivo año 2011. Esto implica una alteración en los procesos productivos y sus implicancias en las formaciones sociales que están apareciendo (1) .

Diversos autores asociados al autonomismo italiano han señalado que nos encontramos en un proceso de emergencia de lo que han llamado inteligencia colectiva (general intellect). Con este concepto se refieren a la idea desarrollada por Marx en los Grundrisse para referirse al cambio de paradigma productivo no concentrado en el valor de cambio, sino en el desarrollo del conocimiento colectivo que se transmite mediante procedimientos científicos y que adquiere plena significación social en la medida que se encarna en formaciones colectivas que comparten su uso, sus significados y sus formas de expresión(2).

Dicho concepto va articulado profundamente con el de individuo social, es decir un salto cualitativo en los procesos de subjetivación desde el individuo-masa propio del capitalismo industrial clásico, basado en la reproducción de un patrón específico, hacia el énfasis en la innovación que genera la capacidad de compartir conocimientos e intervenir en las ideas de otros. Para Marx es el propio capitalismo en su proceso constante de revolucionamiento de las formas productivas el que incita a este salto. Y en pocos lugares como en Chile esto tiene una implicancia tan directa e inmediata. La extrema dependencia de tres fenómenos asociados ha generado procesos de resistencia que durante mucho tiempo se mantuvieron invisibles y que hoy día están emergiendo con una fuerza inusitada.

El primero de estos fenómenos es la dependencia económica del país a un modelo productivo centrado en la exportación de materias primas y fundamentalmente minerales, obligando al resto del aparato productivo a depender parasitariamente de las divisas que llegan por esta vía y que sólo chorrea en parte hacia las PYMES generando una alta concentración de la riqueza en ciertos grupos específicos de la sociedad. Esta concentración de poder económico va unida a una concentración de poder político que se evidencia en el estado nacional unitario y presidencialista que ha caracterizado al sistema político chileno desde su organización portaliana, alcanzando nuevos ribetes después de las reformas de Guzmán. Finalmente, el tercero de estos fenómenos ha implicado un complejo entramado de mecanismos de subsistencia y oposición al sistema instituido económicamente, políticamente y en último término, militarmente, que es el que sustenta el status quo chileno. Nuestro país es uno de los pocos que cuenta con una policía militar para mantener el orden en la población civil, lo que implica una función represiva como principal objetivo de su funcionamiento. Por si esto fuera poco el ejército se ha encargado de reprimir en más de 20 ocasiones las sublevaciones populares que han cuestionado la desigualdad existente(3) .

De este modo podemos observar como de una parte se encuentra una articulación entre poder político, económico, social y militar, que configura una suerte de sociedad de castas, sustentada en una interrelación que llega hasta lo sanguíneo y tiene su expresión más brutal en que 4500 (4) familias son las verdaderas dueñas del país, teniendo a su servicio un segundo grupo de obedientes administradores del sistema que acceden a beneficios económicos, sociales y simbólicos, que logran satisfacer sus objetivos de integración al círculo del poder.

Creo que este modelo ha sido muy eficiente para enfrentarse a una sociedad desarticulada, mantenida en la ignorancia, sin posibilidades de interconexión comunicativa ni mucho menos de coordinación político militar. Pero, este estado de cosas está mutando debido a que el ser humano es siempre histórico, es decir, siempre es refractario a las transformaciones productivas que se encarnan en formaciones sociales emergentes. Las movilizaciones del año 2011 se han desarrollado sobre tres pilares que aún resultan embrionarios, pero que por efecto de la ley de contagio propia de los grupos humanos en interconexión pueden alcanzar un mayor desarrollo. Me refiero a la autonomía en relación a la política tradicional e institucional propia de los partidos políticos, al aprendizaje de los procesos de autogestión como mecanismo más eficaz para garantizar la democracia y el poder de la colectividad, así como la eficiencia en la toma de decisiones, y por último, a la autoeducación como fundamento que permite el desarrollo de nuevas potencialidades, al mismo tiempo que se conservan y valoran los aprendizajes anteriores. Creo que estos tres pilares del movimiento social del año 2011 son el germen de una nueva forma de conciencia que tiene sus raíces en otras formas de organización política. Si el partido político fue el modo en que se organizó la burguesía y nació inspirada en el sistema de logias propio de la masonería, creo que el actual sistema de colectivos y asambleas y su proceso de organización en red, coordinado gracias a las tecnologías digitales, pueden llegar a convertirse en el antecedente de un nuevo modo de organización política.

Quizá la mejor expresión de esta alteración en los procesos cognitivos y organizacionales y su salto cualitativo en las estrategias de acción político-militar se pueda haber expresado en la transmisión de reflexiones e incitaciones a pensar que son los rayados callejeros y los carteles que aparecen en las marchas, para luego ser reproducidos de modos irrastreables en las redes sociales, pero fundamentalmente en las formas de articulación política que aparecen en la lucha y en la existencia cotidiana.

Estas incitaciones al pensamiento han tenido un resultado directo en los cambios estratégicos y tácticos de los múltiples grupos de resistencia al aparato político militar que sustenta el sistema económico-social, y si bien aún no cuentan con una capacidad de derrotar la imbricación disciplina-poder que hizo surgir los ejércitos modernos, tampoco podemos olvidar que el desarrollo de estos no fue un avance lineal, sino el resultado de una adaptación entre las nuevas formaciones sociales surgidas del comercio, la industria y la banca, organizadas y reguladas por estados nacionales que en su origen estuvieron gobernados por monarquías cortesanas que lograron desarticular el poder feudal. Sin embargo, debieron pasar varios siglos hasta que se logró una adaptación entre el modelo de disciplina militar necesario para la existencia de los ejércitos nacionales y las tácticas y estrategias que integraron el modelo de producción industrial, con la comprensión de las armas mecánicas en plenitud. En este sentido creo que las nuevas tecnologías no son adecuadas a la vieja disciplina surgida en el contexto de un capitalismo regulado y su modelo del soldado-ciudadano(5).

Por el contrario creo que asistimos a la formación de nuevas formaciones sociales que requerirán de otras formas de organización, disciplina, tácticas y estrategias militares, muchísimo más adecuadas a las nuevas formas de producción que están surgiendo. De todos modos no podemos olvidar que la historia es un proceso en construcción y que por lo tanto nadie tiene la bola de cristal que nos permita anticipar su devenir. El modo en que se desarrolle la guerra social también incluye al enemigo que hoy cuenta con todos los recursos a su alcance para mantener la hegemonía militar. Si no consideramos esto, lo más probable es que el camino que recién está comenzando termine en un fracaso una vez más.

Mario Sobarzo

Observatorio de Políticas Educativas (Opech)

* Texto presentado el 22 de noviembre de 2011 en la Universidad Católica Silva Henríquez en la mesa Manifestaciones de los actores sociales y la legitimidad de la violencia (estatal) de Diálogos Educativos: por la educación que queremos, organizado por Equipo de Psicología y Educación (EPE) de la Universidad de Chile. En la mesa expusieron Freddy Timmerman e Igor Goicovic.

NOTAS

1) En la célebre carta del 25 de septiembre de 1857 de Marx a Engels, éste desarrolla la tesis de los vínculos entre relaciones sociales y fuerzas productivas, que es el fundamento basal de las tesis que desarrollo en este texto. Para revisarla, véase: http://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m25-9-57.htm

2) Para una discusión amplia sobre el significado y uso del término, véase: Capitalismo Cognitivo, Propiedad Intelectual y Creación Colectiva. Olivier Blondeau, Nick Dyer Whiteford, Carlo Vercellone, Ariel Kyrou, Antonella Corsani, Enzo Rullani, Yann Moulier Boutang y Maurizio Lazzarato. Ed. Traficantes de Sueños, España, 2004. En: www.traficantes.net

3) Gabriel Salazar señala que han sido 23. Para este dato, véase:

http://lavquen.tripod.com/entrevistaagabrielsalazar.htm

4) Para este dato, véase el sgte. artículo de Marco Kremerman: http://www.theclinic.cl/2011/11/02/la-casta-de-las-4-mil-familias-que-tienen-secuestrado-al-pais/

5) Tomo esta referencia del profesor Juan Carlos Marín, en sus análisis sobre el rol de Maquiavelo en el nacimiento de los ejércitos nacionales. Esta idea aparece en varios de sus textos. Para referencia la edición del Cuaderno 8 y Leyendo a Karl von Clausewitz. Ed. Picaso. Argentina, 2009. Descargable en: http://www.4shared.com/document/Sb1EtoNG/Marin_Juan_Carlos_-_Cuaderno_8.html

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