Cómo el proteccionismo afectará a las elites chilenas

Globalización en jaque: Chile puede volver a vivir la crisis del salitre de 1929

Hay inminentes cambios planetarios que gatillados desde Estados Unidos afectarán el proceso de globalización, al cual se ha agarrado la elite chilena, con bastante éxito para ella pero con efectos menos felices para el resto de la población. El fin del modelo globalizante, una consecuencia del programa de Trump, podría repetir en estas latitudes algo similar a la crisis de 1929. Chile, entonces, fue el país más perjudicado del mundo.

Por paulwalder

05/12/2016

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Columnas

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globalizacion protestaA mediados del 2005, preparé un largo trabajo académico titulado “Chile y la globalización. Una dependencia potencialmente peligrosa”. Posteriormente este artículo se transformó en el capítulo 3 del libro titulado, Apuntes de Ciencia Política. Material de lectura para estudiantes de pregrado [i]. El artículo en referencia señala que la actual globalización neoliberal es un modelo económico mundial radicalmente opuesto a la autarquía y al proteccionismo. De acuerdo a la teoría clásica liberal, se entiende la globalización normalmente como un proceso que en el largo plazo pretende la transformación de los mercados estatales autárquicos en un solo y único mercado global. En otras palabras, las barreras aduaneras entre Estados desaparecen. Las mercancías, los capitales, la tecnología y particularmente la mano de obra circulan libremente dentro de un ambiente común y abierto y que se extiende por todo el planeta. Es decir, el espacio económico reducido estrecho y autárquico, propio del Estado-nación, se transforma en un gigantesco espacio o ambiente económico general y global y cubre a todos los países del planeta. No hay protección aduanera y tampoco existen subsidios a la producción nacional. Se trata de crear una competencia perfecta entre productores y consumidores. De esta forma, los factores de la producción (salvo el suelo o la tierra) circulan libremente y con gran rapidez desde un punto al otro del planeta. De esta manera los capitales, la tecnología, y especialmente los trabajadores, se desplazan libremente hacia aquellos lugares del planeta donde pueden ser utilizados con la máxima eficiencia y productividad. Este es el sueño de Adam Smith y por supuesto de toda la ideología liberal que él ayudó a crear en el siglo XVIII.

 

Para la ideología neoliberal, actualmente dominante en occidente, la globalización cultural se entiende como el proceso que pretende en el largo plazo la creación y desarrollo de una cultura planetaria uniforme para todos los habitantes de la tierra. En otras palabras se pretende crear un solo set de valores fundamentales y un solo idioma para transmitir estos valores. Es decir, que con esto se logra un proceso de homogenización y todos o la gran mayoría de los seres humanos comparten un único sistema de costumbres, creencias y prácticas uniformes. Se consumen productos similares y estos se producen con tecnologías parecidas y todo esto se transa mediante un idioma común. Las distintas culturas y civilizaciones se mezclan en un crisol civilizacional donde nace una imagen común (imagomundi) para toda la raza humana. Así se someten las civilizaciones bárbaras y subdesarrolladas. En su reemplazo nace una civilización universal que en lo económico tiene valores, prácticas, costumbres y motivaciones favorables a la economía liberal y en lo religioso pretende la expansión y el dominio de la religión judeo-cristiana. Con todas estas metas cumplidas se llega así al fin de la historia. Es decir, el fin del proceso evolutivo de la raza humana que busca sistemas de gobierno y economía más sofisticados, inteligentes y humanos. En conclusión, el planeta ha alcanzado la perfección valórica requerida por Adam Smith, David Ricardo, y J.S. Mills en lo económico, y por Locke, Montesquieu y Rousseau en lo político. Para los neoliberales la globalización implica también la creación de un gobierno mundial. La soberanía de los Estados se reduce gradualmente y poco a poco surge una estructura de poder global, donde las decisiones planetarias se toman por un exclusivo y selecto grupo económico que domina y controla la economía mundial. De esta forma el grupo de los G-7 sería un embrión del futuro gobierno mundial. Naturalmente que estos grupos económicos mundiales controlan férreamente el proceso de homogenización del planeta[ii].

 

Todos los procesos de globalización que se han producido en el planeta desde el siglo XV en adelante, siempre han tenido el liderazgo de una superpotencia que controla su eje central. Este país dominante o también llamado hegemón, dirige el proceso de globalización y obviamente es la potencia más beneficiada por dicho proceso. Otra importante tarea del hegemón es transmitir a la población mundial de que el proceso de globalización es deseable, neutro, imparcial, objetivo y que beneficia a todos los integrantes por igual. Se transmite la idea de que la actual globalización no sólo es beneficiosa sino inevitable y que ella durará muchos siglos. Se ha creado así un sistema muy similar al que Adam Smith elaboró teóricamente en su famoso tratado titulado La Riqueza de las Naciones. De esta forma es como la ideología neoliberal y la actual globalización son prácticamente idénticas.

 

La elite chilena (económica, política e intelectual) tanto de derecha como de izquierda, es una elite que ha puesto todas sus esperanzas de desarrollo integral del país en el actual proceso de globalización. En el caso del actual proceso de globalización iniciado en 1980, el país central o hegemónico son los Estados Unidos de América y que tiene como primer ayudante al Reino Unido y como varios ayudantes secundarios a países ricos tanto de Asia como de Europa. La administración e implementación son llevadas a cabo por un gran número de organizaciones internacionales entre las cuales está el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las agencias especializadas de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de Comercio, la Corte Internacional de la Haya y muchas otras instituciones internacionales. Dentro de las tareas principales de estas instituciones internacionales está la función de hacer cumplir y ejecutar las políticas elaboradas por el hegemón y sus ayudantes.

 

En los últimos 30 años, Chile ha gozado de los beneficios que entrega la actual globalización dominada por los Estados Unidos. El éxito relativo de Chile (donde ya se ha alcanzado un ingreso per cápita promedio de más de 20 mil dólares anuales) ha producido en la elite nacional un gran apego y enamoramiento hacia el actual proceso globalizante. Chile se ha aferrado fanáticamente al proceso globalizador tal como un náufrago se apega a su tabla de salvación en medio de una horrible tormenta. Se espera con fervor que la globalización finalmente sea capaz de sacar al país de las apestosas aguas del subdesarrollo. De esta forma Chile ha puesto todos su huevos en la actual canasta globalizante y no tiene ninguna estrategia alternativa para el caso que la globalización actual termine así como han terminado todas las globalizaciones que se han producido en los últimos cinco siglos.

 

La penúltima globalización iniciada en el siglo XIX colapsó en 1914 [iii] y ella produjo una crisis en Chile que duró 30 años. En otras palabras, el hambre y la miseria asolaron a Chile entre 1900 y 1939. El país sufrió 30 años de crisis económica y esta crisis casi la destruyó como nación civilizada. Desafortunadamente para el país el derrumbe de la actual globalización iniciada en 1980 ya ha comenzado. Gran Bretaña decidió salirse del mercado común europeo y adoptar una política proteccionista hace solo unos pocos meses atrás. Recientemente el electorado de los Estados Unidos ha decidido que la globalización actual iniciada por Reagan en los años 80 sólo ha beneficiado a los asiáticos y ha perjudicado enormemente el estándar de vida del pueblo estadounidense[iv]. En unos pocos días más Italia y Austria probablemente adoptarán una posición parecida a la británica y de esta forma el desmoronamiento de la comunidad europea es una muerte anunciada. En los Estados Unidos el presidente Trump construirá una muralla para mantener a los pobres de América Latina fuera de su territorio. También planea deportar a varios millones de latinos indocumentados. Pero lo más importante es que Trump probablemente implementará políticas proteccionistas y aislacionistas que terminarán con la actual globalización iniciada en los años 80 del siglo XX.

 

La nueva elite chilena que eventualmente reemplace la actual corrupta elite gobernante deberá rápidamente desempolvar los numerosos documentos que se han escrito en Chile sobre la creación de la Corporación de Fomento de la Producción. Un resumen de esta vital literatura se puede encontrar en el libro titulado 110 años de desarrollo político en Chile (1830-1940) [v]. La creación de una nueva, grande y poderosa institución estatal que permita producir en Chile los bienes y servicios industriales que el país necesita como así también que produzca todos los alimentos necesarios se hace indispensable. Simultáneamente Chile deberá olvidarse de su sueño de ser un país occidental y rápidamente deberá integrarse a la civilización latinoamericana y a todas las instituciones que esta civilización tiene tales como el ALBA, el MERCOSUR y otras organizaciones que tratan de consolidar el mercado común latinoamericano. La nueva elite populista que tome el poder debería con toda celeridad organizar los medios de producción bajo un sólido comando estatal. Todo esto será así esencial a fin de evitar el catastrófico estallido social y las miserias que tuvo que vivir en las primeras tres décadas del siglo XX. Es necesario recordar y recalcar que Chile fue el país que más sufrió con el hundimiento de la globalización iniciada por Gran Bretaña en el siglo XIX y que colapsó trágicamente con el inicio de la primera guerra mundial. Una de las pocas leyes históricas señala que la historia inevitablemente cuando se da en condiciones similares, tiende a repetirse.

[i] Este libro se publicó en 2013 por la editorial alemana Dictus Publishing Saarbrücken, y puede verse en www.morebooks.es

[ii] Para una brillante crítica a la globalización neoliberal, sírvase ver a Samuel P. Huntington Who are we?. The challenges to America´s National Identity Simon & Shuster, New York 2004

[iii] Ver, Niall Ferguson “Sinking globalization” Foreign Affairs, March-April 2005 Vol. 84 Nº 2 pgs. 64-77.

[iv] El triunfo de Donald Trump, fue predicho en un artículo titulado “Donald Trump probablemente será el próximo presidente de los Estados Unidos” publicado en El Clarín Digital en Diciembre del 2015. Este artículo claramente explica que el triunfo de Trump se debería a que él fue capaz de hacer entender al electorado norteamericano que la globalización ha sido catastrófica para los intereses de la gran mayoría del pueblo estadounidense.

[v] F.Duque, 110 años de desarrollo político en Chile, Dictus Publishing Saarbrücken, Alemania 2013 (este libro se puede ver en www.morebooks.es

 

  1. Duque Ph.D.

Cientista Político

Puerto Montt

1 de Diciembre de 2016

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