OPINION POLITICA

¿Hacia dónde vamos 47 años después del triunfo de Allende?

Hoy se cumplen 47 años desde que el campesino, estudiante y obrero (como decía la canción), de la mano de Salvador Allende, alcanzaron el poder en las urnas

Por paulwalder

04/09/2017

Publicado en

Columnas

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Mauricio Moreno

Hoy se cumplen 47 años desde que el campesino, estudiante y obrero (como decía la canción), de la mano de Salvador Allende, alcanzaron el poder en las urnas. Ese 4 de Septiembre daba el puntapié inicial a un proceso revolucionario que le mostraría al mundo la factibilidad de perseguir el sueño socialista dentro de los marcos institucionales definidos por las democracias liberales.

 

No fueron años fáciles para quienes construyeron el proyecto de la Unidad Popular, pues encontraron enemigos en los dueños de las fábricas, en los terratenientes, en el extranjero, en sectores de la Democracia Cristiana, en un sector de la izquierda que no supo comprender el contexto del modo que sí lo hizo el compañero Presidente y finalmente sectores del mismo Partido Socialista terminaron por completar la lista de opositores a la gestión Allende.

 

Pero a pesar de los muchos obstáculos, la Unidad Popular logró avanzar a paso firme con las reformas profundas y estructurales que encaminaban a Chile hacia un nuevo futuro. Lo anterior sólo fue posible gracias a que contaban con la participación activa y apoyo irrestricto de la clase trabajadora, del campesino, el minero, el estudiante, la mujer trabajadora y las capas medias de la sociedad. Contaban también con la colaboración de jóvenes líderes que le otorgaban vitalidad al proceso y permitían pensar en un sueño a largo plazo, destacan especialmente Gladys Marín (JJCC) y Carlos Lorca (JS) quien es uno de los políticos chilenos más capaces y nobles de la historia.

 

Se podrían hacer muchos análisis sobre los errores de la UP que llevaron a su abrupto término, pero de esos han habido ya bastantes y sería arrogante (e iluso) de mi parte que yo pudiese elaborar uno mejor que, por ejemplo, el que hace Tomás Moulian en “Conversación interrumpida con Allende”. Es por eso, más atractivo y atingente que además de rememorar las viejas glorias de la izquierda, pensemos sus desafíos para el futuro. Hoy podemos apreciar el esfuerzo colectivo de la izquierda por unificarse representado en el surgimiento del Frente Amplio. Sin duda un proyecto valorable dentro de la milenaria tendencia de la izquierda a fraccionarse en lugar de converger. Sin embargo, hay una distancia importante entre ambos proyectos que es pertinente desmenuzar.

 

En primer lugar, los militantes del Frente Amplio no gozan de la convicción política que demostraba la izquierda en los 60-70. Esto se puede deber a los contextos tan disímiles, mientras que la Unidad Popular se enmarca dentro de la guerra fría y un ímpetu transformador detonado por la Revolución Cubana el primer día del año 59, mientras que hoy nos enfrentamos a un neoliberalismo que ha mermado la organización popular y una globalización que ha sido catalizadora y naturalizadora del libre mercado como estructura económica de la gran mayoría de los Estados.

 

En segundo lugar, el desarrollo y definición teórica del FA es sustancialmente más débil que en la UP. A pesar de que hoy disfrutamos de un mayor acceso a la información y la difusión de ideas podría ser más fluída que en ese entonces, la formación política de los militantes es tan escasa que ha desembocado en una falta de claridad ideológica que bien puede responder también a la liquidez de las sociedades modernas que describe Baumann. La falta de definiciones puede deteriorar lentamente la unidad del bloque especialmente si éste se viese enfrentado a un fracaso electoral.

 

Finalmente, la diferencia más importante entre la Unidad Popular y el Frente Amplio radica en el arraigo popular que la primera ostentaba y que el segundo no logra. El apoyo de la clase obrera es claramente distinto en ambos casos y no solamente por la composición de sus dirigentes, pues en los 60 varios provenían de familias relativamente acomodadas, sino por el compromiso y entusiasmo que se observaban en dicha época. Claro está que no podemos culpar totalmente al FA, pues la identificación de clase se ha disuelto y los trabajadores ya no se comprenden como un grupo de sujetos explotados por otro grupo, en eso radica precisamente uno de los principales logros del neoliberalismo, sumado al hecho de que las organizaciones de trabajadores tales como los sindicatos o la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) fueron desarticuladas por la dictadura.

 

No tiene sentido autoflagelarse por alcanzar cosas que otros lograron en un pasado, no me parece ni justo ni pertinente ni beneficioso. En lugar de eso el llamado es a reconocer que el Frente Amplio aún no ha logrado lo que la Unidad Popular pudo. Para ello es necesario que reconocer los aciertos que llevaron al Presidente Allende al poder y sepamos identificar los errores y mezquindades que llevaron a que ese fatídico 11 de Septiembre no fuese posible contar con la organización suficiente para defender el proceso democrático hacia el socialismo de quienes traicionaron a la patria a punta de fusil.

 

Mauricio Moreno

Coordinador Político de la Nueva Acción Universitaria

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