Julito César. Oligarquía y matinal

Hoy los votos se suman en el dispositivo matinal como acumulación de puntos. Quizá, la revuelta derogante (2019) ha sido la única restauración del territorio y de los eriazos simbólicos abandonados. El territorio en tanto antigua conquista de la política, como lugar sin lugar, fue reactivado por el movimiento octubrista y su potencia destituyente (2019). En suma, Julito César somatiza la fisura entre política del territorio (Jadue) versus política del espectáculo (Boric).

Por Ciudadano

13/08/2021

Publicado en

Chile / Columnas

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Luego del estallido (2019) muchos dieron por sentado que la industria televisiva del tiempo transicional entraba en su desgaste final. Si la transición a la democracia climatizó el sentido común de los chilenos a punta de telenovelas,  matinales y «programas premium», (Martes 13, Hablemos de, Noche de Ronda, El lunes sin Falta, Viva el Lunes, De Pé a Pa, El Halcón, Morandé con Compañía, y Teleseries como Villa Napolí, Sucupira, Volver a empezar, etc), haciendo de los años 90′ una perversión mediática, debemos subrayar que esto no ha terminado.

Contra lo  pronosticado asistimos como nunca antes a un poderoso mecanismo mediantizante liderado por el significante «Julito Cesar» como un agente pacificador de los antagonismos (2019). Antes fue Tonka Tomicic y su momento aylwinista cuando expulsó del set a Hermógenes Pérez de Arce en nombre de la democracia y en presencia de los «sicarios del orden». Pero hoy la nueva «defensoría del pueblo» ha sido capturada por la vía de un nuevo «héroe neoliberal» -un amigo y un comisario- que ha cultivado la liturgia de un «capitalismo alegre» como el teólogo de la nueva performatividad que escenifica un  orden tumultoso, aparentemente discordante y pluralista, que debe enraizar en la vida cotidiana del ciudadano los lenguajes de la post-revuelta. Ello no es sino el estallido hecho espectáculo y un secuestro del imaginario popular simulando que los golpes a Ministros, Senadores y a todo el poder político suponen fiscalizar un afuera o una exterioridad respecto al dispositivo espectacularizante. ¡Los feos también pueden gobernar como la navaja de la mercancía¡

Es más, la propia factualidad del territorio mediático debe ser sometida a revisión: los políticos se encuentran sedientos por entrar al matinal, por minutos de cámara, y en esa obsesión demencial han obviado la histórica barrialidad. Hoy los votos se suman en el dispositivo matinal como acumulación de puntos. Quizá, la revuelta derogante (2019) ha sido la única restauración del territorio y de los eriazos simbólicos abandonados.  El territorio en tanto antigua conquista de la política, como lugar sin lugar, fue reactivado por el movimiento octubrista y su potencia destituyente (2019). En suma, Julito César somatiza la fisura entre política del territorio (Jadue) versus política del espectáculo (Boric).  

Pero ya lo sabemos: el espectáculo glorificante -sin afuera- fue y será un mecanismo oligárquico. Julito César, cual simulacro, es el epitafio de un «movimiento  espectacularizante» que requiere el mainstream y los gerentes salvajes frente a sus «amos financieros». Julito no tiene ayer, ni futuro. Tampoco tiene afuera, es un presentismo absoluto como la lepra arribista de los tiempos. Un infinito travestismo visual expresado por la vía del dispositivo más eficiente de la post-transición: el matinal. El amigo del pueblo hoy encarna el descanso cognitivo para la elites, en tono «buena onda» y entroniza el capitalismo especular, con liposucción y dientes limados contribuye al nuevo pacto mediático que requiere la restauración oligárquica y su compensación identitaria (derechos de la convención y sus heroísmos estéticos). Lejos de las pretendidas transformaciones estructurales que inspiraron al movimiento popular del 2019 se están lubricando los nuevos lenguajes de la impunidad.  Pero como diría Eva Illouz son los artefactos y aparatos del «capitalismo emocional».  

Julito César, te odio con ternura.

Mauro Salazar J.       

Investigador del centro internacional de Estudios Frontera y Doctorado en Comunicación, UFRO/UACH. 

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