La Concertación debe explicaciones (III)

El liderazgo de la Concertación debiera explicarle también al pueblo chileno el regalo que hizo en 1989 a la futura oposición de derecha de la inminente mayoría parlamentaria que le aguardaba al presidente Aylwin, de haber mantenido intacta la Constitución del 80

Por Wari

13/08/2010

Publicado en

Columnas

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El liderazgo de la Concertación debiera explicarle también al pueblo chileno el regalo que hizo en 1989 a la futura oposición de derecha de la inminente mayoría parlamentaria que le aguardaba al presidente Aylwin, de haber mantenido intacta la Constitución del 80. El que una coalición política haya preferido ser minoritaria en el Parlamento constituye, muy probablemente, un caso inédito en la historia.

En efecto, la Constitución del 80 –en el obvio entendido de que Pinochet sería ratificado como presidente en el plebiscito del 88- estipulaba, mediante sus artículos 65 y 68, que el futuro presidente dispondría de mayoría parlamentaria simple teniendo mayoría en una cámara y solo un tercio en la otra. Considerando que la derecha chilena ha sido históricamente minoritaria y que el Senado original estaba formado por 26 senadores electos (2 por cada región del país) y 9 designados directa o indirectamente por el propio Pinochet, este último habría contado con una mayoría en la cámara alta; y gracias al sistema binominal hubiese contado demás con el tercio de la Cámara de Diputados.

Sin embargo, dada la derrota de Pinochet en aquel plebiscito, el prospecto anterior favorecería inminentemente a la Concertación. Era prácticamente seguro que su candidato presidencial –Patricio Aylwin– sería electo a fines de 1989; y lo mismo se esperaba en relación a las elecciones parlamentarias: La Concertación obtendría con creces –pese al sistema binominal- la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados; y también lograría con seguridad el tercio del Senado. Ella elegiría de todas maneras un senador por región (13), siendo el total de senadores 35, por lo que un tercio correspondería a 12.

De tal manera que, dado el “error” de la dictadura de haber dejado la mayoría de los ámbitos económicos, sociales y culturales normados a través de leyes simples –sólo la educación escolar y la minería quedaron impuestos a través de leyes orgánicas constitucionales que requerían quórum mayores para su modificación-, la Concertación, sin que se hubiese variado una coma del texto constitucional de 1980, estaba en condiciones de reformar profundamente, y tal como lo planteaba en su Programa, los sistemas sindical, laboral, previsional, de salud, etc.

Y aquí vino lo aparentemente inexplicable: El liderazgo de la Concertación aceptó propuestas de reformas constitucionales efectuadas por el propio gobierno de Pinochet que estipulaban mayoría absoluta en ambas cámaras para poder aprobar leyes simples. Es decir, ¡dicho liderazgo aceptó perder su mayoría parlamentaria!, porque era claro que era imposible que su mayoría popular efectiva se tradujera en mayoría senatorial, dado los nueve senadores designados. La adición de que seis regiones se dividirían para dar lugar –manteniendo el sistema binominal- a doce senadores más (38 electos, en lugar de 26), no afectaba el regalo anteriormente mencionado.

Y como en ese período todavía se necesitaba plebiscito para modificar la Constitución, aquél se realizó en julio de 1989, en el contexto de un “paquete” de 54 reformas cuya mayoría eran liberalizadoras, pero sin eliminar los principales “enclaves autoritarios” de la Carta Fundamental. Lo notable es que en el voto esas reformas no se especificaban; y que tampoco hizo  mención de las que específicamente modificaban los artículos 65 y 68 la Declaración del 1 de junio que la Concertación entregó al país para justificar dicho paquete.

Es decir, ¡la Concertación ocultó al país su regalo de la mayoría parlamentaria; y lo sigue ocultando hasta el día de hoy! ¡Y los millones de adherentes a la Concertación que votaron por el Sí en aquel plebiscito lo hicieron sin saber que con ello estaban aprobando aquel regalo! ¡Y tanto ellos como el conjunto de la sociedad chilena lo sigue ignorando hasta el día de hoy, debido a que los grandes medios de comunicación que controlan lo que saben o no los chilenos no han querido, obviamente, informar de ello!

Hasta la fecha los líderes de la Concertación han callado absolutamente sobre la materia. Y ciertamente que no fue el temor lo que los llevó a efectuar lo anterior. El temor conduce a un actor político a utilizar su poder con extrema cautela respecto de sus adversarios; pero en ningún caso a cedérselo, ya que en este caso quedaría en situación mucho más vulnerable. Atribuirlo a un temor irracional que se hubiese apoderado de aquellos líderes en ese momento a efectuar modificaciones estructurales en la economía (recordemos que a mediados del 89 Pinochet ya no tenía ningún “piso”, ni nacional ni internacional, para haber efectuado un golpe) tampoco es sostenible, ya que muy posteriormente Lagos y Bachelet no hicieron nada con su mayoría parlamentaria simple para aplicar los cambios económico-sociales prometidos en 1989.

De los líderes concertacionistas sólo podemos sacar una deducción al respecto del libro de Edgardo Boeninger, Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad. Allí Boeninger, a propósito de la convergencia entre el pensamiento económico de la derecha y del liderazgo concertacionista, señaló que aquella era “una convergencia que políticamente el conglomerado opositor no estaba en condiciones de reconocer” (Edit. Andrés Bello, 1997, p. 369)

Podemos deducir de ello que el haber tenido una mayoría parlamentaria habría sido tremendamente negativo para dicho liderazgo, ya que hubiera quedado en evidencia que aquel no quería llevar a cabo los cambios prometidos en el programa presidencial. A su vez, sin la mayoría quedaba en condiciones de argüir plausiblemente (como de hecho ocurrió) que no podía efectuar dichos cambios…

Sin embargo, hasta la fecha no hay ninguna explicación clara de lo que podríamos definir, sin exagerar, como una de las capitulaciones políticas más vergonzosas conocida hasta hoy en la historia de la humanidad.

Por Felipe Portales

Martes, 10 de agosto de 2010

Fuente: www.elclarin.cl

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