OPINION

La distopia de la información y lo que hacemos por mantenerla

Una de las principales características del momento histórico que vivimos es la hiperinformación, que se traduce en el libre, fácil y rápido acceso a la información para la humanidad en los países de occidente

Por paulwalder

11/07/2017

Publicado en

Columnas

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Mauricio Moreno

Una de las principales características del momento histórico que vivimos es la hiperinformación, que se traduce en el libre, fácil y rápido acceso a la información para la humanidad en los países de occidente. En Chile en particular, las últimas cifras del gobierno indican un 84% de acceso a internet por parte de los chilenos, con especial crecimiento en el acceso a ésta desde aparatos móviles. El formato de la información en aparatos móviles ha evolucionado a entregarle al ciudadano la información de manera resumida, breve y concisa a modo que el lector pueda informarse de muchas cosas al mismo tiempo, aunque de cualquier manera aquel ciudadano preocupado es capaz de acceder a información en formatos más extensos, complejos y fidedignos. Por otra parte los libros en formato digital tienen una enorme presencia y fácil acceso para quienes deseen acceder a ellos. Tenemos el mundo en la palma de la mano.

 

Sin embargo, vemos día a día a activistas que no comprenden lo que reclaman, así lo vimos recientemente expresado en quienes alegan por la ideología de género aludiendo a proyectos de ley inexistentes, falsas premisas de lo que significa la identidad Trans e incluso a argumentos bíblicos. Vemos también a los rostros de la televisión opinar de política en los matinales con modelos, chicos reality y ex-rostros de programas juveniles haciendo análisis sociológicos sobre la participación política en las elecciones. Pero la cosa no termina ahí, vemos a un Senador y candidato a la Presidencia de la República, como lo es (fue) Ossandón, que no sabe qué está votando, supuestamente en representación del pueblo Chileno, en el Congreso. Pero más terrible que lo anterior es ver a un pueblo, a la ciudadanía a la espera de esa información barata, a la espera del titular amarillista y la polémica pobre a tal punto que el arte más puro del ser humano, la política, ha seguido la misma senda.

 

¿Por qué en el momento de la historia donde el acceso a la información está al alcance de la mano no parece correlacionar con una ciudadanía informada? Porque caímos en la distopia de la información, el sueño de la información se hizo real y es la peor de las pesadillas. Hay tanta información circulando que aquellas gotas de información relevante para construir conocimiento, desarrollo y una sociedad democrática mejor, se han perdido en un océano de información inútil, programas de farándula, realitys, blogs, facebook, twitter, fotos de instagram, memes y manos al fuego. Para mantener a las masas dormidas no es necesaria la manipulación de la información al estilo orwelliano, basta con hacer que la información irrelevante y/o errónea sea de fácil acceso mientras que aquel conocimiento práctico, verídico y liberador sea sustraído de los liceos y se mantenga en revistas indexadas.

 

La persona educada hoy en día no es la que tiene más acceso a información. La persona educada de hoy sabe y valora la información relevante, la información verídica, con fuentes. Este reducido grupo de personas preocupadas por la forma de informarse contrasta con una con una gran mayoría de chilenos que se informa mediante portales de noticias sin rigurosidad, blogs de opinión, comentarios en facebook y en los matinales. Esto ha devenido en una población susceptible a los vaivenes mediáticos y a la manipulación de la opinión por parte de medios que representan intereses económicos y políticos.

Y cuando se trata de cambiar esto, ¿Qué hacemos? Tomamos el camino corto, el de burlarse de la ignorancia de las personas, preferir el descalificativo fácil, el arquetipo: facho, cuico, flaite, endogámico, facho pobre, iletrado, nazi, evangélico ignorante, cuma y muchos otros. Si el pecado de las élites de la sociedad ha sido diseñar este círculo vicioso de ignorancia, nuestro pecado como izquierda consciente y como fuerzas progresistas ha sido no hacer nada por romperlo. La educación no se juega en facebook, no se juega con el insulto, con la invalidación del sujeto en lugar del mensaje. Mucha gente no eligió informarse pobremente, más bien lo hacen por la facilidad y la comodidad. La educación se juega en el aula, en los hogares y en la organización de los territorios.

 

El llamado es doble: En primer lugar quisiera hacer un llamado al ciudadano común y corriente a informarse de manera más consciente, a leer las noticias importantes desde medios con fuentes y seriedad y los libros que que valen la pena para así crecer como ciudadanos y construir una mejor sociedad. En segundo lugar quisiera hacerle un llamado a toda esa gente, que como yo, está indignada con el “bus de la verdad” y cosas por el estilo. No caigan en el descalificativo a esas personas, que no son ontológicamente transfobicas, sino que han sido invadidas por el discurso de la transfobia. La culpa está en las instituciones, en los colegios, en las religiones organizadas que han transmitido el discurso del odio, eso es a lo que hay que apuntar. Sé que no es fácil contenerse, que no es fácil mantener la compostura cuando los derechos están siendo vulnerados, pero a la sociedad no la vamos a cambiar ni con insultos, ni con memes ni con post chistosos ni párrafos en facebook. A la sociedad la vamos mejorar desde la educación, el diálogo y la fuerza de un discurso que llame a las personas transitar el camino de los cambios que Chile exige, porque la burla es fácil, pero el camino camino largo y difícil del convencimiento y los cambios reales es aquel que producirá frutos.

 

Mauricio Moreno

Coordinador Externo Nueva Acción Universitaria

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