La docencia, un puente entre dos mundos. El antes y después de la pandemia

El día 05 de octubre se conmemoró el día mundial de los y las docentes

Por Carlos Montes

06/10/2020

Publicado en

Columnas

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El día 05 de octubre se conmemoró el día mundial de los y las docentes. La pandemia deconstruyó la idea perenne que atribuía altos niveles de calidad a la educación presencial. El espacio de enseñanza por antonomasia y que sólo fue mutando metodológica y didácticamente a lo largo de los siglos. Pero nunca había vivido en tan acotado tiempo, la docencia me refiero, un giro tan relevante.

Un verdadero giro revolucionario ha llevado a comprender que la educación virtual y online también es confiable, posible y recomendable en algunos casos. Pero esto no ha sido gracias al coronavirus, las autoridades ni a las plataformas de videollamadas. Este hito es liderado por los y las docentes del mundo entero.

El teletrabajo ha coexistido hace décadas en muchos países, los delivery también, pero el hecho que las clases se hagan de forma virtual en todo el mundo y al mismo tiempo por muchos meses, en todas las modalidades y niveles, esto es de lo más icónico que podremos analizar en las siguientes generaciones.

Por qué digo que el proceso ha sido liderado por quienes se desempeñan como docentes. Principalmente porque las autoridades, desde el día 01, han estado pensando desde lo administrativo y burocrático, debido al modelo vigente. Subvenciones, priorizaciones curriculares tradicionales, evaluaciones estandarizadas y retorno a clases presenciales. Pero nada de ello supera el esfuerzo y capacidad de adaptación en el día a día para acompañar personas (niños, niñas adolescentes y jóvenes) desde la contención emocional, la convivencia virtual y desde la consecución de los aprendizajes esperados.

Teniendo que lidiar con complejas conectividades, traslado del material hasta los propios domicilios de sus estudiantes, disponiendo (gratuitamente para la mayoría de los empleadores, incluyendo el Estado, municipios y sostenedores privados) de sus propios equipos tecnológicos, innovando mediante radioeducación en lugares más rurales, de un improvisado m-learning (usandos sus móviles, whatsapp, etc).

Y, además, han tenido que escuchar frases como “para ello estoy pagando” (algunos apoderados…y en otro sentido, algunos empleadores) o “Hay profesores que no quieren volver a clases y que lo digan derechamente, están cómodos” (Ministro de Educación). Pero cuántos les han ofrecido contención emocional, herramientas de apoyo tecnológico, capacitaciones o alfabetización digital, reconocimiento económico.

Las y los docentes, profesores y profesoras, están siendo un verdadero puente entre dos (y más) generaciones. Las que podemos definir como pre-pandemia y post-pandemia. El paradigma y modelo de educación vigente en Chile no podrá ser nunca más el mismo luego de este confinamiento y virtualización de las experiencias pedagógicas. Puente entre dos mundos.

A 50 años de la edición uruguaya del libro “La Pedagogía del Oprimido”, de Paulo Freire, la invitación a la transformación social mediante la pedagogía es sustancial. Ya no podemos entender la educación como la entendían los clásicos estudiosos del fenómeno educativo, quienes decían que el aula es un espejo de la sociedad o una representación de aquella. Las aulas del siglo XXI post-pandemia deberían ser los espacios (presenciales o virtuales) prioritarios para el respeto por la diversidad, para el fomento del cuidado medioambiental, para el fortalecimiento de sociedades democráticas e inclusivas, para la justicia social, para la educación en derechos humanos, para la abolición de prácticas sexistas y patriarcales, en fin, espacios para la transformación de la sociedad hacia una que soñemos entre todos y todas.

La hospitalidad digital es fundamental para el desarrollo de competencias o habilidades docentes para el mundo virtual que llegó para quedarse, de algún u otro modo. Sin perder el foco de la riqueza propia de la presencialidad, hay que desarrollar políticas educativas y modelos pedagógicos que nos permitan conectar estos dos mundos en pos de disminuir las amplias desigualdades todavía existentes. Dicha hospitalidad se entiende como una disposición ética, estética y política, pero principalmente pedagógica en este caso.

Juan Alejandro Henríquez Peñailillo

Becario ANID Doctorado en Ciencias de la Educación

Profesor de Filosofía y Fundador de www.hospitalidaddigital.cl

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