La educación que la gente común necesita

Al analizar la amplitud que hoy tienen el conflicto por la educación, pienso exactamente al mismo tiempo en la amplitud que hoy gira en torno a la demanda por una educación gratuita, laica, de excelencia y con control comunitario

Por Wari

14/12/2011

Publicado en

Columnas

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Al analizar la amplitud que hoy tienen el conflicto por la educación, pienso exactamente al mismo tiempo en la amplitud que hoy gira en torno a la demanda por una educación gratuita, laica, de excelencia y con control comunitario.

El conflicto al que mi organización dio el puntapié inicial con su primera movilización este año, el 25 de mayo, es un conflicto que se ha enmarcado en la amplitud social. Estamos hablando de una amplitud que pasa por cada sector social, pues si lo recordamos, en un momento, el movimiento estudiantil llegó a poseer -según Adimark– un 89% de aprobación ciudadana, lo que nos indica que sectores de clases altas, entre ellas componentes de la clase del empresariado, están también en acuerdo por lo menos con la sana demanda de una educación de excelencia.

Las demandas de nuestro movimiento se basan en un problema que reside en un derecho social, que tal como muchos otros derechos sociales, fueron víctimas de la oleada privatizadora del internacionalmente conocido, dictador de Chile, Augusto Pinochet. La educación es un derecho social, que cuenta con gratuidad hasta en los países más capitalistas del mundo. Claramente, la discusión y el debate del sistema educacional de una nación es una disputa ideológica y política, porque en este país existen ideologías contrapuestas: La ideología privatizadora que hoy caracteriza a nuestro Gobierno, y la ideología del progreso de la gente, que es la que hoy caracteriza a los estudiantes y al conjunto movilizado.

Visualizamos nuestras exigencias desde ahí. Es así como al calor de las movilizaciones hemos logrado generar una propuesta educacional a nivel ciudadano, que es la que hoy estamos trabajando con cada persona que se acerca a nuestros espacios. Ésta consta de cuatro ejes principales, cada uno trabajado muy minuciosamente: 1) Educación gratuita de excelencia y con control comunitario para todos los estudiantes de Chile; 2) Pase escolar gratuito para todos los estudiantes de Chile, desde Arica a Magallanes; 3) Re estructuración del sistema de educación técnico profesional, artístico y comercial, y 4) Una reconstrucción efectiva y sin privatización.

Pero hoy me gustaría hacer énfasis en el primer punto, pues es ahí donde reside la soberanía de las personas comunes y corrientes. Ahí es donde reside el poder del trabajador, de la dueña de casa y, sobre todo, del estudiante. En conjunto con los estudiantes de base de cada liceo que participa en nuestra organización, generamos una propuesta para un sistema educacional en donde las personas, por medio de un sistema democrático de la enseñanza, pueden elevar su nivel de incidencia de una manera mucho más efectiva que el sufragio, en comparación con el caso de hoy en día.

Nuestro sistema consta de que en cada liceo, colegio y escuela pública, se deben conformar asambleas que incluyen a cuatro estamentos, a cuatro entes: Los estudiantes, los apoderados, los académicos y los funcionarios de los liceos. Y, además, un ente que represente al Estado en cada escuela pública, conducto directo para sugerencias y reclamos al Ejecutivo. Nosotros pensamos que además, también, las organizaciones sociales deben tener un grado de incidencia dentro de nuestro sistema de educación. Estas asambleas, en donde participen todos esos estamentos, deben poseer un carácter horizontal, contrario al régimen político jerárquico que hoy caracteriza a nuestra sociedad. Necesitamos un sistema político en donde nosotros, las personas comunes y corrientes seamos las protagonistas, luego de años de exclusión.

Nuestro sistema de asambleas no se debe caracterizar por ser consultivo, como hasta el día de hoy han sido los consejos consultivos y los Padem (Plan Anual de Desarrollo Educativo Municipal); debe ser directamente resolutivo; es hora de que los estudiantes decidan hacia dónde serán destinados los fondos, cuáles serán los arreglos estructurales de nuestros establecimientos, y también elementos tan importantes como las mayas curriculares de nuestros estudios, hoy generados por historiadores de las clases más altas, obviando la historia popular, obviando eventos tan importantes como la fundación de poblaciones, las tomas de terrenos y la conquista de fábricas. Es ahí cuando nos damos cuenta de que existen dos tipos de historia y, en consecuencia de lo mismo, dos tipos de educación, como alguna vez bien haya dicho el profesor Gabriel Salazar.

Consecuente a lo mismo, podemos deducir que la educación es un problema político. ¿Y cómo no lo iba a ser si involucra un asunto de clases sociales, al momento de hablar de financiamiento, y además involucra también una incidencia nacional? Es por eso que este problema se ha socializado de una manera tan grande. Los jóvenes estamos discutiendo asuntos de incidencia nacional. Los jóvenes estamos generando poder. Los jóvenes estamos creando un sistema de política representativa, con capacidades inmensamente grandes, horizontal, democrático y soberano.

Por Alfredo Vielma

*Vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces).

El Ciudadano Nº114, segunda quincena noviembre 2011

Foto: Terra.cl

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