OPINION

La exclusión de los hombres

La “Ola feminista”, como la han catalogado algunos medios, se articula (en su mayoría) desde espacios separatistas -constituidos exclusivamente por mujeres, o identidades/sexualidades no hegemónicas- lo cual ha generado más atención y polémica que las mismas situaciones por las cuales las mujeres se encuentran movilizadas; acoso y abuso sexual entre otras problemáticas

Por paulwalder

18/05/2018

Publicado en

Columnas

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La “Ola feminista”, como la han catalogado algunos medios, se articula (en su mayoría) desde espacios separatistas -constituidos exclusivamente por mujeres, o identidades/sexualidades no hegemónicas- lo cual ha generado más atención y polémica que las mismas situaciones por las cuales las mujeres se encuentran movilizadas; acoso y abuso sexual entre otras problemáticas. ¿Por qué genera tanto ruido en los hombres (y también en algunas mujeres) esta exclusión?

Cuando se está acostumbrado a tomar la palabra; a ser reconocido; a tener derecho a participar del espacio que se quiera; a moverse por el espacio público cómodamente; y a un largo etcétera… Cualquier intento de excluirnos como hombres, genera el impulso inmediato de reaccionar desde una posición irónicamente victimista: ¿El feminismo no buscaba la igualdad de género?, ¿Por qué nos excluyen?, ¡Yo apoyo la causa feminista!, ¿Por qué no puedo participar?, ¡están actuando de forma patriarcal!, ¡feminazis!, esos y otros largos clamores pueden ser leídos en comentarios de noticias, publicaciones en las redes sociales, dichos por panelistas en tv o radios, e incluso por políticos/as.

Si reconocemos la experiencia particular de opresión y exclusión a partir de la condición de mujer, de persona trans, o de sexualidades no heteronormadas; ¿Por qué no tendría sentido el que se constituyan formas de organización en torno a éstas temáticas cuyo criterio de inclusión sea el haber vivido dicha opresión? ¿Acaso alguien reclamaría por que no se admiten profesores en un colectivo de alumnos? ¿Patrones en un sindicato? ¿Ateos en una religión? ¿No es lógico articular organización desde experiencias de vida concretas? Lo cierto es que el veto es una condición de posibilidad para cualquier forma de organización asociativa.

Lo que sucede acá es que este veto en particular incomoda. Incomoda por que se excluye a quienes generalmente no se nos excluye: Los hombres. Se reacciona como a quién se le estuvieran vulnerando sus derechos y sus libertades. Un escenario catastrófico de exclusión y de abuso de poder. ¿No será que nos cuesta tomar una posición secundaria; que nos cuesta quedarnos callados; que nos duele ser excluidos?

Creo que la percepción de “injusticia” que reina en los hombres excluidos de estos espacios es injustificada. Seguimos siendo más en los puestos de poder, seguimos siendo protagonistas en el debate público, seguimos teniendo un salario más elevado que las mujeres, seguimos teniendo más libertades en la crianza, en las labores domésticas, en la anticoncepción… Sigue siendo un mundo pensado para nosotros.

Si está a favor de la educación no sexista, si está a favor con prohibir las prácticas de abuso y acoso sexual, y si se ve a sí mismo empatizando con los postulados de igualdad del feminismo, ¡déjelo suceder! ¿O le da susto?

Rhonny Latorre

Investigador Fundación Semilla

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