La revelación ideológica del Gobierno: el lucro

Como es sabido, el 2011 fue un año clave en la historia social y política de Chile

Por Mauricio Becerra

26/04/2013

Publicado en

Columnas

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Como es sabido, el 2011 fue un año clave en la historia social y política de Chile. Más de 600 marchas por la educación cambiaron el rumbo de este país, y pusieron en el “telón de fondo” los aspectos más negativos del modelo de desarrollo neoliberal, sus injusticias y desigualdades. No es casualidad, que la campaña de la oposición esté dirigida a corregir, mas no a transformar el modelo político y el modelo económico social de nuestro país.

Pero cosas “positivas” y relevantes para el futuro de la sociedad chilena se dejan ver en estos días: por fin se puede ver claramente la ideología del gobierno y del Presidente, Sebastián Piñera. Tres años tuvo que esperar la ciudadanía para saber realmente cómo piensa el ejecutivo y sus ministros de Estado respecto del lucro en la educación. Qué duda cabe que esto es un avance. El presidente, empresario multimillonario, dueño de grandes empresas nacionales y transnacionales, está a favor del lucro o de la rentabilidad, pero no con recursos públicos. Su nueva Ministra de Educación, de escasos conocimientos demostrables en el ámbito de la educación, también está a favor del lucro, del lucro que abusa y del lucro usurero…el peor de los lucros. También su ex ministro destituido, Harald Beyer, estaba a favor del lucro. No es gratuito, entonces, que el Rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, se opusiera con tanta vehemencia en estos días a la creación de la Superintendencia de Educación, que más que fiscalizar el lucro, lo legitimaba. En mi opinión, el problema de la derecha, ante tanta efervescencia y movilización social, era poder expresar sus ideas públicamente: ¡sí, estamos a favor del lucro!, y en consecuencia, defender el proyecto neoliberal y mercantil de la educación, ante la amenaza desarrollista del movimiento estudiantil, aquella que pone al Estado como actor principal en las relaciones entre política y sociedad.

Es positivo el escenario actual porque por fin se sinceran las posiciones ideológicas, lo que permite darle a la política una naturaleza de confrontación o bien de proyectos antagonistas. La derecha que pareciera tener, según las encuestas, menores probabilidades de volver a gobernar el 2014, se ha arrojado a defender el modelo educacional heredado de la dictadura y corregido por la Concertación. Este último bloque de centro izquierda, según lo que se desprende de las escasas apariciones de Michelle Bachelet, se esmera en corregir el modelo educacional, focalizando la gratuidad en los tres primeros quintiles, y seguramente, eliminando el lucro con fondos públicos…lo que ya está en la ley. Probablemente, en un futuro no muy lejano, la oposición propondrá un proyecto de ley de una Superintendencia de Educación que fiscalice la rentabilidad en instituciones educacionales y sancione drásticamente a quienes intenten aumentar su tasa de ganancia a costa de los estudiantes o de los fondos públicos. Como han señalado importantes autores, profesan un progresismo limitado.

Es interesante el debate educacional que se abre con la implementación de una ética del discurso por parte del Presidente, Sebastián Piñera y sus ministros de Estado, junto a lo que plantea su adversario más cercano que es la oposición. Pero es menester señalar, que en ambos proyectos, se pueden apreciar diferencias de forma pero no de fondo; diferencias sutiles que a todas luces se alejan de las demandas del movimiento estudiantil, ampliamente respaldado por la ciudadanía.

Derecha y Concertación, conciben la educación como un beneficio y no como un derecho social, garantizado y proporcionado por el Estado. En tal sentido, se propone un falso sentido de la igualdad, pues es sabido en ciencias sociales, que la forma más eficiente de orientar la política hacia la igualdad es con políticas del Bienestar que permitan “nivelar la cancha”; políticas redistributivas en políticas sociales y políticas públicas con rasgos de universalidad. Los grupos y políticos neoliberales no creen en la igualdad, pues la consideran artificial o en contra de la naturaleza humana, y cuando la política se focaliza en los sectores más desposeídos, como propone la oposición, no se apunta, en ningún caso, a la igualdad de una sociedad, sino más bien al “emprendimiento de aquellos que quedan fuera del mercado” y fuera de la protección del Estado.

La confrontación debe apuntar en una dirección de cambio del modelo de desarrollo, por ejemplo, en concebir la educación como un derecho social, acompañado de una reforma tributaria significativa hacia aquellos que posean más riqueza, para posteriormente redistribuir los recursos socialmente. La gratuidad universal, en tal sentido, es una política pro-igualdad, pues aquellos que más tienen y que eventualmente “no pagarían aranceles”, costearían con altos impuestos su educación y la del resto de la ciudadanía. Esto, que ha sido fuertemente planteado por los estudiantes en sus demandas, a la fecha ha sido desechado por la empresaria y actual Ministra, Carolina Schmidt, quien en su primera declaración relegó al parlamento la deliberación respecto al lucro en la educación, desconociendo a los principales actores, al movimiento estudiantil, que claramente, a estas alturas es un movimiento social que convoca a trabajadores, familias y organizaciones de la sociedad civil, entre otros agentes críticos del modelo. 

La supuesta capacidad negociadora que se le atribuye a la nueva ministra, se verá puesta a prueba en los próximos meses, pero ya el primer paso fue regresivo, en la medida en que se traslada la discusión al parlamento, que no goza de una sana legitimidad democrática. El aspecto positivo, tiene que ver con revelarle a la sociedad el proyecto ideológico de la derecha: el lucro como motor del desarrollo, en tanto, de la educación.

Por Alejandro Osorio Rauld

Profesor de Sociología U. ARCIS, Investigador Universidad de Chile

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