Bolivia: La Revolución Nacional del ’52, una contradicción irreconciliable

Hoy (...) se rompió ese apartheid institucionalizado que segregaba a las mayorías indígenas de los poderes del Estado republicano, que se rompió con lo Nacional para entrar a lo plurinacionalidad, de ciudadanías flexibles y pluralismo políticos, jurídicos económicos, religiosos y mucho más.

Por Leonel Retamal

07/05/2015

Publicado en

Columnas

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Sergio_SalazarEl pasado 9 de abril se cumplieron 63 años de la revolución nacional, uno de los actores más polémicos del último resabio del MNR como es Carlos Sánchez Berzaín salió en la cadena televisiva PAT en el programa “No Mentiras” hablando de lo que habría significado tal acontecimiento en nuestra coyuntura actual, en palabras simples declaró que ese proceso fue de “liberación del pueblo boliviano a través de la alianza de clases”. También declaro que hoy está interrumpido por el proyecto contrarrevolucionario y antinacional ejecutado por Evo Morales.

Lo que Sánchez Berzaín explica vendría a ser una contradicción de forma y de fondo, ya que la “alianza de clases” del MNR no libero al pueblo boliviano, más bien lo esclavizó mucho más, lo confundió, simplemente fue un maquillaje político y fue el cálculo más atroz para la historia boliviana, una forma de que el Estado hegemonice a su sociedad sin entenderla, juntar a una clase burguesa y a una clase obrera proletaria, y que ambas caminen de la mano, ese fue la contradicción más grande ya que son antagónicamente dos proyectos de sociedad, irreconciliables, de Estado y de economía.

{destacado-1} Cuando hablamos de “Lucha de clases” primero entendemos la existencia de conflictos sociales, de sociedad enfrentados en una lucha ininterrumpida, unas veces encubierta, y otras franca y directa, en una lucha que conduce siempre, a la transformación revolucionaria de la sociedad o al exterminio de ambas clases beligerantes justamente la lucha de clases en la que habla Carlos Marx, como olvidarnos del Manifiesto Comunista, tan simple que en sus primeras páginas aparece “hasta nuestros días, la historia de la humanidad, ha sido una historia de luchas de clases” y seguirá siendo.

En ese entendido en la revolución del 52 significó lo que Jhon Rawls llamaba el velo de la ignorancia, es decir tienes una población, en este caso una ciudadanía donde consensas principios de circunstancias específicas que posición ocuparan o mejor una “alianza de clases”, esa alianza de clases significo las ventajas y las desventajas de cada individuo en particular, es decir la invisibilización de los indígenas y la hegemonización de que todos son campesinos, o el quitar la identidad a cada sujeto para convertirlo en un sujeto mestizo, para la no complejización de su proyecto de modernidad, o dos procesos diferentes distributivos de tierras, en occidente a quien la trabaja (sigue siendo retórica) y en oriente dotación de tierras obedeciendo el mandato del Estadunidense Bohan, es lo que significa los principios que emergen del velo de la ignorancia que pueden ser considerados justos, en el caso particular de Bolivia, una injusticia y excluyente total.

En teoría muchos teóricos categorizaron al velo de la ignorancia como el concepto de test sobre la equidad de los principios de la justicia. Los principios que no emergieran del velo de la ignorancia no serían aceptables. Los principios que se propondrían si las circunstancias futuras de un individuo se supieran, se deben excluir. Eso paso con la revolución nacional de 1952.

Hoy la construcción de Estado pasa por otras lógicas muchos más profundas, podríamos decir que rompimos con ese velo de la ignorancia, que estamos construyendo a partir de la voluntad del pueblo, que se rompió ese apartheid institucionalizado que segregaba a las mayorías indígenas de los poderes del Estado republicano, que se rompió con lo Nacional para entrar a lo plurinacionalidad, de ciudadanías flexibles y pluralismo políticos, jurídicos económicos, religiosos y mucho más.

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