La Unión Demócrata Independiente: del rotaje al medio pelo

Los últimos procesos electorales demuestran la poca penetración e influencia de la UDI dentro  de las comunas populares, lo cual prueba que el lema de La UDI Popular era un verdadero mito, inventado por Jaime Guzmán y continuado por Pablo Longueira – con apariciones fantasmagóricas incluidas -, con la idea de combatir al comunismo en […]

Por Arturo Ledezma

25/11/2014

Publicado en

Columnas

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Los últimos procesos electorales demuestran la poca penetración e influencia de la UDI dentro  de las comunas populares, lo cual prueba que el lema de La UDI Popular era un verdadero mito, inventado por Jaime Guzmán y continuado por Pablo Longueira – con apariciones fantasmagóricas incluidas -, con la idea de combatir al comunismo en su propio caldo de cultivo, los pobres.  La verdad es que este partido sólo triunfa en las comunas más ricas – Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea – que lo tienen como adalid de la defensa de sus intereses, pues su fallida campaña de integrar a los “rotos” de poco le ha servido.

Ahora, con el rechazo a las reformas de Bachelet por parte de lo que la UDI llamaría “los de medio pelo” – los Bezanilla para abajo, como se decía antaño – es decir, las capas medias, que se han convertido en el nuevo de nicho de infiltración,  debiera, seriamente, pensar en cambiar su lema de UDI Popular a “Partido de los Medio Pelo”, donde están centrando todos sus esfuerzos de seducción y empatía.

Hay que reconocer que esta estrategia hacia la conquista de las capas medias es bastante inteligente, pues ha permitido a un partido que, ante la opinión pública estaba prácticamente hundido a causa de asuntos de corrupción de alta connotación e impacto público – como el famoso  caso Grupo Penta – y que, además de sus mediocres resultados electorales en las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias – de repente, resucita gracias al desarrollo de una línea de masas que no veíamos desde la época del fin de la Unidad Popular, es decir, “la derecha fue a la Escuela de Lenin, idea de Armand Mattelart, que comenté en una columna anterior.

Coincidente con esta ofensiva política, la UDI está haciendo revivir viejos liderazgos, como es el caso del coronel Cristián Labbé, ex alcalde de Providencia, acusado por delitos de lesa humanidad y, sobre todo, a la aguerrida Evelyn Matthei, que no ha olvidado su florido vocabulario y sus formas crueles y duras para referirse a sus rivales políticas, especialmente, a su colega aviadora y amiga, desde la infancia, compartida en Antofagasta con sus respectivos padres, ambos oficiales de la FACH.

No creo que esta resurrección del pretendido liderazgo de Evelyn Matthei, que es bastante descerebrada emocionalmente, con ribetes de cuasi-fascistoide, le haga bien a la UDI en su campaña de encantamiento y seducción de las capas medias, pues la repetición de la pelea política entre las dos aviadoras “Bilz y Pap” además de aburrida, se caracterizaba por la ausencia de contenidos y de alta agresividad por parte de la Matthei – con razón, el 60% de los chilenos optó por la abstención -.

Por lo demás, la derecha está destruida, balcanizada y cada vez es más difícil resudar la Alianza entre la UDI y RN este último  que se encuentra realmente escindido en una serie de fracciones y movimientos -. Lo que le resta a la derecha es mimetizarse con el centro político, al igual como lo está haciendo con las capas medias, pero en este campo, la hegemonía se la disputan Andrés Velasco, con Fuerza Pública, y el sector de derecha de la Democracia Cristiana.

Al fracasar la idea de la UDI Popular, de seguro que ese partido que quiere representar a los de “medio pelo”, también va directo al precipicio. Tendrán que conformarse con ser el partido de la gente “bien”, es decir, los moradores de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea.

 

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