Lenguaje y jerarquía de la lectura de realidad

Los dichos de un ser humano, sus escritos y sus palabras, reflejan la comprensión de realidad de la cual él participa. El lenguaje que utiliza, la asociación de palabras, el ritmo, la relación entre sonidos y silencios, la profundidad de la voz, son señales que lo delatan.

Existen construcciones de distinta jerarquía que dan cuenta del estado evolutivo en el que el arquitecto se encuentra. Por ejemplo, cuando un sujeto a través de sus dichos le otorga valor a lo material, al objeto con que se relaciona, marginándose él de responsabilidad, “esto es malo, o es sucio, o es bueno”, pone en evidencia la utilización de una comprensión ilusoria, su contacto con la realidad, su epistemología, su forma de conocer, ofrece limitaciones, no es del todo confiable, o por lo menos ha de precisarse el ámbito de competencia para su capacidad. La ausencia de Espíritu puede desprenderse desde esa cosmovisión.

El Derecho, su dimensión mas esencial, el plano ético, insiste en que para saborear justicia las libertades fundamentales -especialmente las del espíritu- deben garantizarse y gozar de la protección internacional, para protegernos entre todos, a cada Estado y a la Comunidad mundial, ante los desastres y miserias que se han manifestado y se manifiestan con tan altísimos costos para todos, cuando esta dimensión de la realidad se abandona en la práctica del esfuerzo por el bien común.

Las cosas no son buenas ni malas, son lo que son, serán beneficiosas para el bien común según si se ponen en armonía con el todo, o si la parte pretende arrastrarnos en el viaje.

La epistemología la forma de construir, de conocer la realidad, debe ser depurada y por eso hoy es requisito incluir al observador en la observación, nivelarse en un metanivel para incluir así otras dimensión de realidad, que iluminen, que enriquezcan la comprensión. Una comprensión infantil, mágica, inmadura, con poder, es peligrosa, si además es un responsable quien la utiliza, en salud, en el parlamento, o de la fiscalía, o de cualquier otro espacio de servicio público, es preocupante, por las consecuencias directas e inmediatas que sus «pervertidas» acciones determinan, y por la imposición de una fuerza sintonizada a la ignorancia, que compromete la evolución de todos hacia estados más lucidos y consecuentes.

En Bután la felicidad es natural como anhelo, la meditación como practica para cristalizar ajustes epistemológicos es un habito nacional, incorporado en la educación. En Chile esto también existe, aunque no sea de manera oficial, colegios donde la jornada comienza con la meditación, en una instancia abierta también a la comunidad, espacios educativos procurando vivir en consecuencia, practicando un contacto más fino y lúcido con la vida. Hace unas décadas, en La Reina (periodo 87-94) se logro integrar en algún grado en la cultura de los servidores públicos, la meditación, la observación de si, el cultivo de la percepción como un habito, como una instancia de perfeccionamiento, desde hemos tenido diversos contactos con el servicio público, en materias de Salud y Educación -JUNJI, SENAME, INDAP por ejemplo- donde se ha instalado como propuesta para prosperar hacia lo evolutivo, practicas para expandir la conciencia, para despertar.

Hoy existen muchos Chilenos que cultivan sistemáticamente, de modo intuitivo o explicito, su percepción, y expanden sus conciencias para mejor realizarse, individual y colectivamente, meditando, bailando, orando, en ritos con o sin enteógenos, procurando afinar y prosperar en la jerarquía de la observación y del contacto con la realidad. Hay muchos que reclaman por las consecuencias que sobre la vida de todos trae la imposición de dinámicas impregnadas de estrechez de conciencia.

Existen las condiciones para prosperar hacia la transformación, dar el salto hacia una convivencia donde lo mío y lo tuyo brote desde el nosotros y se trasciendan, donde el lenguaje ofrezca evidencias de haber conquistado planos de conciencia mas inclusivos que abren la factibilidad para experimentar Amor y Felicidad.

Milton Flores Gatica 

Director Triagrama