[Discurso]

Los intentos de aislar a Rusia fracasaron

Mensaje ofrecido por el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, durante la reunión con los diputados de la Duma de Estado de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia. En la misma ocasión, el personero respondió a las preguntas de algunos representantes. Moscú, 15 de febrero de 2023.

Por Wari

20/02/2023

Publicado en

Columnas / Mundo / Política / Rusia

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Por Serguéi Lavrov

Estimado señor Presidente de la Cámara,

Estimados colegas,

Les agradezco la posibilidad de poder hablar delante de los diputados de la Duma de Estado en el marco de las sesiones de control al Gobierno.

La interacción entre el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia y la Asamblea Federal de la Federación de Rusia tiene un carácter realmente amistoso. Nuestras reuniones se celebran con regularidad en diferentes formatos, permitiendo no solo compartir con los representantes del poder legislativo la información referente a la política exterior del país, sino enterarse de sus planes, conocer sus consejos y opiniones. Es especialmente relevante para nosotros en esta etapa histórica, en la cual nuestro esfuerzo encaminado a crear condiciones propicias para la solución de nuestros problemas económicos y sociales internos y para el crecimiento del bienestar de los ciudadanos rusos se topan con una intensa resistencia por parte de quienes se creyeron con derecho de decidir sobre el futuro de los pueblos. Se nos intenta molestar, se nos intenta hacer retroceder décadas atrás e incluso echar por tierra el desarrollo del país, bajo los pretextos de la “descolonización” y los “preparativos para la desintegración de Rusia”. Al mismo tiempo, los anglosajones y el resto de los países que pertenecen al Occidente colectivo y les siguen la corriente buscan imponer a toda costa su voluntad en los asuntos internacionales, para seguir controlando las condiciones externas del desarrollo de toda la Humanidad en aras de su propio dominio del mundo. Se recurre a los métodos ilegales, amenazas, chantaje y robo directo, para castigar a quienes optan por aplicar una política independiente y orientada a los intereses nacionales de sus países.

Por este motivo la renovada Estrategia de la política exterior expresará la idea de la necesidad de ponerle fin al derecho exclusivo de los países occidentales de formar las normas de la vida internacional. Estas no habrán de ser elaboradas en intereses egoístas de Occidente, sino que habrán de apoyarse en una base justa y universal y en el equilibrio de intereses, tal y como lo estipula la Carta de las Naciones Unidas que recoge el principio de la igualdad soberana de todos los Estados.

Violando burdamente este principio fundamental de la civilizada interacción entre Estados, EEUU y sus aliados, presos de su maniático empeño de recuperar el orden mundial neocolonial y unipolar, buscan impedir que transcurra el proceso objetivo de la formación y refuerzo de nuevos centros mundiales. Esperan poder, según señaló el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, hablando en el Kremlin el 30 de septiembre de 2022, “cobrarle a la Humanidad un verdadero tributo…. la renta de su hegemonía”. Forman parte de esta política largos años de contención de Rusia, también a través de la expansión de la OTAN hacia nuestras fronteras, así como el proceso que convirtió a Ucrania, país hermano de Rusia, en una anti-Rusia, en una base fortificada de la rusofobia. En los últimos años esta política de Washington y de sus allegados europeos ha alcanzado el “punto de inflexión”.

Desde hace tiempo no nos hacemos ningunas ilusiones sobre las verdaderas intenciones de los países occidentales. Recordamos cómo incumplían las promesas que habían dado a las autoridades soviéticas. Eran compromisos políticos muy concretos, como por ejemplo, el de no ampliar la Alianza del Tratado del Atlántico del Norte hacia el este. Recordamos, como Alemania, Francia y Polonia, renunciando a sus firmas estampadas al pie del acuerdo entre el entonces Presidente de Ucrania, Víktor Yanukovich, y la oposición, de hecho autorizaron el sangriento golpe de Estado que se perpetró en Kiev en febrero de 2014 bajo lemas abiertamente nazis y racistas.

Durante todos estos años los patronos occidentales le fueron empujando al criminal régimen kievita directamente al uso de la fuerza en la solución del “problema” de Donbás, pasando por alto las inevitables e intensas limpiezas étnicas y el exterminio físico de gente rusa y rusoparlante. No hace falta ni mencionar las cínicas confesiones de los antiguos dirigentes de Alemania y Francia, Ángela Merkel y Francois Hollande. Reconocieron que el conjunto de medidas de los Acuerdos de Minsk aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU lo habían necesitado únicamente para ganar tiempo y permitirle a Kiev reforzar su potencial militar. Declaraciones del mismo tipo fueron hechas por Piotr Poroshenko y, tras él, por Vladímir Zelenski. Estas declaraciones públicas de los mencionados “personajes” significan que confiesan haber saboteado el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk que habían sido proclamados por los líderes occidentales como una base de arreglo en Donbás que no tenía alternativa. Es decir, se nos mintió, de la misma manera que se sigue mintiendo ahora, siendo ocultada la verdad sobre los atentados terroristas perpetrados en los gasoductos Nord Stream1 y Nord Stream2.

Hace algunos días, a este “coro” de confesiones se unió el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Manifestó en Bruselas que la guerra había empezado en 2014, que la OTAN la había preparado desde el momento del golpe de Estado y la llegada al poder en Kiev de los nazis que prometían destruir en Ucrania todo lo ruso y expulsar a los rusos de Crimea. En otras palabras, la Alianza apoyó aquella solución del “problema ruso”, por mucho que intenten desmentirlo los descendientes de quienes emprendieron los intentos anteriores.

Hasta el último momento hicimos todo lo posible para relajar las tensiones y llegar a un acuerdo que se basara en una fórmula de compromiso paritaria y en el respeto mutuo. Con este objetivo, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, formuló en noviembre de 2021 la iniciativa relativa a garantías de seguridad jurídicamente vinculantes en la zona del oeste. Como bien se sabe, fueron rechazadas con altanería por Washington y la OTAN. Ni siquiera se quiso abordar nuestras preocupaciones legítimas.

Todo ello no nos dejó otra salida: hace un año, por orden del régimen de Vladímir Zelenski, las Fuerzas Armadas de Ucrania lideradas por los batallones nacionalistas pasaron al uso de la fuerza en Donbás, incrementando varias veces los bombardeos que se lanzaban contra las localidades de la zona. A modo de respuesta a la solicitud oficial por parte de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk reconocimos su independencia y acudimos en su auxilio, en función del Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, iniciando una operación militar especial.

Hoy EEUU y sus allegados están librando contra nosotros una abarcadora guerra híbrida que se fue preparando durante largos años. Como fuerza motriz de la misma son usados los representantes del nacionalismo radical ucraniano. El objetivo no se oculta en absoluto: no solo asestarle a nuestro país una derrota en el campo de batalla, sino también destruir la economía rusa y cercarnos con una especie de “zona sanitaria”, convirtiendo a Rusia en algo como un país marginado. Son usadas las más variadas herramientas, desde ayuda militar directa a los neonazis, a lo que llamó abiertamente ayer el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, quien habló de la necesidad de suministrar a las FF.AA. ucranianas armas de alta precisión y formar a los efectivos, para garantizar de esta manera el éxito de las nuevas contraofensivas del régimen que supuestamente se están preparando, hasta sanciones ilegales sin precedentes y mentiras descaradas, cuyo objetivo es demonizar a Rusia.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, Anne-Claire Legendre, acusó el pasado 2 de febrero a Rusia de “haber llevado a cabo política neocolonial en África”. Es decir, París, que junto con otros “grandes europeos” cometió numerosos y sangrientos crímenes en el continente africano y que hoy percibe abiertamente a África como su “patio trasero” formula acusaciones contra Moscú que desempeñó un papel clave en la liberación de los pueblos del continente del yugo colonial, ayudó a la formación de los Estados africanos, de los cimientos de sus economías y de la disponibilidad operativa. Un caso clínico, sin comentarios.

Los intentos de aislar a Rusia fracasaron, incluso nuestros enemigos se ven obligados a reconocerlo. La política exterior aprobada por el Presidente Vladímir Putin que prioriza una defensa decidida de nuestros intereses y la disposición a mantener una abarcadora y paritaria cooperación internacional ha demostrado su eficiencia. Haciendo planes a largo plazo, partimos de que el mundo actual es multipolar y que los países de Asia, Oriente Próximo, África y América Latina, que suman la mayoría de los habitantes del mundo, no desean vivir con un orden mundial elaborado en Occidente y “basado en normas” inventadas por los países occidentales. Estas “normas” fueron formuladas por Washington, Bruselas y Londres. Lo sigue haciendo, adaptándolas cada vez a sus necesidades.

Lógicamente, tres cuartas partes de los Estados del mundo no se unieron a las sanciones antirrusas. Dichos países asumieron una postura equilibrada con respecto a la situación en Ucrania que no es vista por ellos de manera aislada, sino en contexto de la crisis de la seguridad europea que se fue avecinando desde hace tiempo, debido a la política agresiva de la OTAN. Como ha señalado el Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, hace falta garantizar la indivisibilidad de la seguridad a escala global.

En estas circunstancias, la diplomacia rusa ha intensificado sus actividades en los campos donde están cobrando fuerza los procesos orientados a un modelo basado en el principio multipolar, donde tenemos socios dispuestos a cooperar de una manera honesta y mutuamente beneficiosa. Entre nuestras incuestionables prioridades se encuentran el refuerzo de formatos de interacción con nuestros amigos, aliados y correligionarios en la región euroasiática. Se está ampliando la interacción en el marco de la Unión Económica Euroasiática, donde Rusia asume la presidencia en 2023. Hay varias decenas de países y organizaciones internacionales interesados en establecer relaciones con la Unión Económica Euroasiática, llegando incluso a la firma de acuerdos sobre creación de zonas de libre comercio.

Se está intensificando la integración en el marco del Estado de la Unión, donde se ha puesto en práctica la mayor parte de los 28 programas de integración, se refuerza la coordinación en la esfera de la política exterior y se promueve la interacción en el marco de la CEI [Comunidad de Estados Independientes]. En la Comunidad, el año 2023 fue proclamado Año de la Lengua Rusa como herramienta de la comunicación entre los pueblos. Un factor indudable que propicia la seguridad y la estabilidad es la cooperación en el marco de la OTSC [Organización del Tratado de Seguridad Colectiva].

Junto con nuestros amigos chinos estamos trabajando enérgicamente en el refuerzo de la cooperación estratégica bilateral que ha alcanzado un nivel de confianza inusualmente alto. La interacción entre Moscú y Pekín en la esfera de la política exterior sirve de fundamento para la arquitectura policéntrica que se está formando, sirviendo para los asuntos internacionales de factor que aporta equilibrio y estabilidad.

Se están desarrollando de manera paulatina las relaciones de cooperación especialmente privilegiada con la India, es el estatus oficial. Se están afianzando los vínculos con Brasil, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Turquía, Arabia Saudí, Sudáfrica y otros países amigos de todos los continentes. Un nuevo nivel de la cooperación con nuestros amigos africanos ha de ser propiciado por la II Cumbre Rusia-África que se celebrará en julio de 2023 en San Petersburgo. Apreciamos altamente la polifacética cooperación con los países de América Latina y con las asociaciones formadas por los mismos. Con algunas de ellas mantenemos relaciones de carácter realmente estratégico.

Seguimos trabajando de manera activa en los espacio multilaterales, sobre todo, de la Organización Mundial, donde, junto con nuestros correligionarios que son ya más de 20, formamos el Grupo de amigos en defensa de la Carta de la ONU. Defendemos las normas fundamentales del Derecho Internacional, incluido el ya mencionado principio de la igualdad soberana de todos los países, sin excepción alguna, y el principio de la no intervención en sus asuntos internos. Dichos principios están estipulados en la Carta de las Naciones Unidas.

Un especial lugar entre nuestras prioridades en la esfera de la política exterior le pertenece a la OCS [Organización de Cooperación de Shanghái] y a los BRICS. Percibimos estos organismos como un ejemplo inmejorable de la “diplomacia multipolar” del siglo XXI, cuyo objetivo es elaborar de manera conjunta actitudes colectivos sobre asuntos internacionales. Hoy, un número cada vez mayor de Estados busca establecer relaciones con la OCS y los BRICS, así como convertirse en sus miembros de pleno derecho. Ello vuelve a demostrar que dichos organismos son muy solicitados, dada la evolución de los mecanismos de gestión global. Dada la imperante necesidad de democratizar dichos organismos, se vuelve más actual la iniciativa de crear la Gran Asociación Euroasiática formulada por el Presidente de Rusia, Vladímir Putin. Este formato englobaría a la UEEA, la OCS, la ASEAN y otros Estados y asociaciones del enorme continente que compartimos. El mismo perfil tiene la interacción entre la UEEA y el proyecto de desarrollo de infraestructuras chino “Un cinturón, una ruta”. Cada vez mayor autonomía en los asuntos internacionales la están adquiriendo las asociaciones que representan a la regiones en vías del desarrollo, la Unión Africana, la Liga Árabe, el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, la СELAC y demás. Con todos estos organismos mantenemos la interacción de manera sistémica. Representan, sin lugar a dudas, los pilares del naciente orden mundial multipolar. Finalmente, serán estas agrupaciones y no los países occidentales quienes determinarán las condiciones del desarrollo de todos los países de nuestro planeta.

No abandonamos la lucha contra la falsificación de la Historia, sobre todo, de la etapa relacionada con la Gran Guerra Patria, así como contra la difusión de la ideología nazi en todas sus formas y manifestaciones. La mayoría de los países del mundo nos demuestran su solidaridad, apoyando regularmente la Resolución sobre la inadmisibilidad de la glorificación del nazismo, que Rusia somete todos los años a votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo, este año nos sentimos gravemente preocupados por el hecho de haber votado Alemania, Italia y Japón por primera vez contra el documento en cuestión. Esta circunstancia pone en duda su arrepentimiento por la comisión de los crímenes de lesa humanidad en los años de la Segunda Guerra Mundial.

La Gran Victoria dio un potente impulso al proceso de la liberación de los países y los pueblos colonizados. Nuestro país les prestó a las antiguas colonias apoyo decisivo y principalmente desinteresado. Hoy nos mostramos solidarios con la exigencia de completar del todo el proceso de la descolonización. Así, París que ya he mencionado hoy, sigue teniendo soberanía y control de la isla de Mayotte anexionada en su momento al Estado de las islas Comoras, a pesar de las pertinentes Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobadas reiteradamente. Los documentos en cuestión exhortaban a Francia a devolver este territorio. Lo mismo ocurre con la isla de Chagos arrebatada por Londres a Mauricio. Hace medio siglo los británicos, en contra de las decisiones de la ONU, de hecho, expulsaron de allí a la población local, para crear su base militar que se sigue usando en la actualidad.

Aplaudimos los esfuerzos de la diplomacia social y parlamentaria encaminados a afianzar la verdad y a lograr que se imponga la justicia. El Ministerio de Asuntos Exteriores prestará todo el apoyo necesario a la iniciativa del Partido Rusia Unida en la celebración del Foro Internacional de los partidarios de la lucha contra las modernas prácticas del neocolonialismo. Sé que participan en esta labor representantes de todos los demás grupos parlamentarios de la Duma de Estado.

Además, ya estamos cooperando de manera activa con la Duma de Estado y el Consejo de la Federación, para garantizar la transparencia de las actividades militares y biológicas de Washington en los laboratorios secretos del Pentágono esparcidos por todo el mundo, muy lejos del territorio estadounidense, en contra de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas y Toxínicas.

Se encuentran entre nuestras incuestionables prioridades la defensa de los intereses de ciudadanos rusos en el extranjero, la unión del multinacional y multiconfesional Mundo ruso, el afianzamiento de los vínculos con nuestros compatriotas residentes en el extranjero.

Continuamos recurriendo al máximo a la diplomacia económica. Ante el ultraje por parte de los países occidentales estamos propiciando el refuerzo de los vínculos en los campos de comercio e inversiones con los Estados amigos, la realización de transferencias en monedas nacionales, la formación de mecanismos financieros y logísticos alternativos a los occidentales.

Estamos prestando especial atención al refuerzo de las posiciones de la lengua y la cultura rusas. De darles solución a estas tareas y de promover una imagen objetiva e imparcial de nuestro país se encarga el Departamento para la cooperación internacional en materia de Humanidades y los vínculos culturales creado recientemente en el marco del MAE [Ministerio de Asuntos Exteriores] ruso. Estamos asistiendo plenamente a la puesta en práctica de la iniciativa formulada por el Presidente de Kazajstán, Kosym-Zhomart Tokaev. Consiste en crear un organismo internacional encargado de apoyar y promover la lengua rusa en el mundo. El organismo será creado bajo los auspicios de la CEI, pero estará abierto a todos los países y todas las regiones, sin excepción alguna. La realización del proyecto ha entrado ya en la fase práctica.

Estimados colegas,

La Estrategia de la política exterior aprobada por el Presidente Vladímir Putin, es una política a largo plazo de carácter estratégico. No depende, a diferencia de lo que suele ocurrir en las “democracias” occidentales, de las pertinentes campañas electorales. Ni tampoco depende de deseos de nadie. Goza además de apoyo del pueblo de Rusia. Ello le concede a nuestra actuación en la arena internacional la necesaria solidez, predictibilidad y estabilidad. Todos los objetivos planteados por el Jefe de Estado ante el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia serán cumplidos.

Continuaremos trabajando, recurriendo a todas las herramientas modernas de las actividades diplomáticas, incluida la diplomacia parlamentaria, gubernamental, científica, cultural y deportiva. En condiciones de esta total guerra híbrida, es necesario coordinar a diario nuestras iniciativas concretas y nuestros pasos prácticos.

Les agradezco la atención que prestan al trabajo del Ministerio de Asuntos Exteriores y escucharé gustosamente sus opiniones sobre el particular. Estoy dispuesto a participar en los debates.

Por Serguéi Lavrov

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Moscú, 15 de febrero de 2023

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