Los perros de Milei

El nuevo presidente de Argentina tiene, entre muchas, una peculiaridad que llama la atención: un amor desmedido por sus perros

Por Arturo Garmendia

09/12/2023

Publicado en

Columnas / México / Puebla

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Misántropo, extrovertido y estrafalario, Javier Milei, el nuevo presidente de Argentina tiene, entre muchas, una peculiaridad que llama la atención: un amor desmedido por sus perros. Pero ante esto no vaya a pensarse, como muchos lo hacen, que Milei es simplemente un loco. Hizo una brillante carrera como economista y se hizo de una fortuna aplicando sus conocimientos en una serie de empresas financieras, si bien en negocios turbios y con socios irrecomendables.

Lo de los perros, pues, parecía sólo eso, un detalle más para llamar la atención: no cualquiera afirma que le gustan más los perros que las personas y se rodea de una verdadera jauría, a la que llama su familia y la trata como tal. Se sabe que viven con él en un departamento a todo lujo, cuyos cuartos han sido adaptados para el confort de sus mascotas.

Estos, a los que llama sus “hijos de cuatro patas” son cinco. El primero que tuvo se llamó Conan, en honor de Conan el bárbaro, un personaje de series, comic, videojuegos, películas y novelas que era el héroe de Milei en su juventud. El perro murió, pero su dueño lo hizo clonar y así obtuvo cinco cachorritos que hoy son su devoción.

Milei asegura que los perros son lo primero en su vida: “Cuando yo me quedé sin trabajo y sólo tenía la plata de la indemnización, saqué la cuenta de cuánto tiempo iba a tardar para volver a conseguir empleo y me dije: “Como me va a ir mal, voy a tardar el doble”, así es que tuve que fijar prioridades y decidí: “La calidad de la comida de Conan no se toca; las clases de entrenamiento de Conan no se tocan, los paseos de Conan no se tocan. Y yo me tuve que adaptar a comer pizza en el desayuno, el almuerzo y la cena. Llegué a pesar 120 kilos””

Los “perros de Milei” corresponden a la raza mastín inglés, una de las más antiguas, que los romanos criaban para enfrentarlos como gladiadores en los anfiteatros de la época. También descubrieron que era un perro guardián extraordinario, lo que los hace ser preferidos por la nobleza, e incluso la reina Isabel I tenía algunos ejemplares. En la edad adulta estos ejemplares pueden medir hasta 80 cm de altura y llegan a pesar hasta 75 kilos. Los ejemplares pueden comprarse a partir de los 1300 dólares. El economista ya había pagado alrededor de 50.000 dólares para clonar a su perro original, a quien adoptó en 2004 y murió en 2017. En varias entrevistas manifestó su amor por Conan, que señaló como uno de sus grandes amigos y el confidente más cercano, que siempre lo apoyó.

Pero, como decíamos, todo esto no pasa de ser una extravagancia de un millonario que exigió que en la empuñadura del bastón de mando que recibe cada nuevo mandatario argentino se tallaran las efigies de sus cuatro perros. No hay aquí frivolidad alguna: Milei quiso enviar así un mensaje para los iniciados, cifrado en los nombres de los perros.

El primero, clon del original. Se llama también Conan, como su padre y es el favorito. Tiene el privilegio de irse a la cama con Miley. Los otros cuatro se llaman respectivamente Milton, Richard, Robert y Lucas.

Conan, ya lo sabemos, responde al nombre del héroe salvador de una isla al borde de la destrucción por las fuerzas del mal, como lo quieren las sagas de aventuras semi-mitológicas. No sería aventurado sugerir que Milei se identifica con él.

Milton, en cambio, debe su apelativo al economista Milton Friedman, uno de los economistas más importantes del siglo XX, miembro de la Universidad de Chicago y premio Nobel de economía, quien más ha influido en el desarrollo de políticas económicas neoliberales del mundo contemporáneo. Su influencia se puede ver en organizaciones como el Fondo Monetario Internacional, el Partido republicano estadounidense, la Unión Europea y los tratados de libre comercio actuales. Fue asesor de presidentes como Richard Nixon, Ronald Reagan y George W. Bush y de la primera ministra británica Margaret Thatcher.

De acuerdo con Friedman, el principal problema del capitalismo es el accionar del Estado que distorsiona el poder del mercado para mantener, por sí mismo, el equilibrio del sistema. La presión que ejercen sobre él sindicatos, partidos y organizaciones civiles no permiten que libre fluir de la oferta y la demanda. Al disminuir la actividad empresarial del Estado y quitarle la organización de la economía, el poder económico empresarial reestablecerá un balance entre los factores de la producción. Además, es dañino que el Estado se empeñe en tratar de erradicar la pobreza, ya que la desigualdad es algo inherente al sistema económico y no hay nada que pueda evitar que se produzca una gran disparidad en riquezas e ingresos.

Murray, el segundo perro, fue bautizado así por Murray Rothbard, un destacado miembro de la llamada Escuela Austriaca, postula la creación de un Estado Anarcocapitalista, es decir, lo más limitado posible. Según él, el Estado debe abandonar la planificación de la economía, así como los servicios que proporciona a la ciudadanía, que podrían ser prestados de forma más eficiente por el sector privado. De acuerdo con Rothbard, los monopolios del Estado, deben privatizarse, de la misma forma que aquellos servicios que se prestan y que no son necesarios. Es preciso que el Estado desaparezca, en pro de una supresión de los servicios que hasta la fecha ofrecía.

Los dos caninos restantes se llaman respectivamente Robert y Lucas, en honor de Robert Lucas, también ganador del Nobel de Economía, cuya contribución al neoliberalismo se centra en “explicar” que los ciclos económicos (auge, crecimiento y crisis) se deben a que los cambios en los precios relativos a corto plazo mandan señales incorrectas (expectativas inexactas) a los inversores y consumidores; y estas señales adulteradas hacen que la estructura productiva reaccione con un aumento de precios, lo que provocará la inflación. Lo mismo sucede con el aumento de salarios.

Plantean que una vez los agentes productivos aprecian su error, vuelven a la situación anterior, pero el hecho siempre será costoso y destruirá valor. Se producen así los ciclos económicos. La política antiinflacionaria de Lucas se basa en la construcción de expectativas racionales que incluyan no sólo datos estadísticos del mercado actual, sino agentes correctores como una política monetaria expansiva, un aumento de la tasa de desempleo, una optimización tecnológica de los medios productivos, una optimización del mercado… en suma, con una correspondencia planificada de equilibrio dinámico con ciclos económicos.

Todo lo anterior podría resumirse en medidas como las siguientes:

  • Reducción del peso del estado.
  • Desregulación de la economía
  • Abolición de los salarios mínimos y de los seguros sociales.
  • Contención de los sindicatos
  • Privatización de la actividad económica.
  • Sistemas de pensiones individualizadas.
  • Legalización del consumo de drogas.
  • Reducción de impuestos a las grandes fortunas.

Un compendio de la mayoría de estas medidas ha sido aplicado en países donde se han soltado estos perros, pero en ningún caso se ha demostrado su eficiencia. No al menos para el grueso de la población, pero sí para unos cuantos que se beneficiarán de las privatizaciones, la exención de impuestos, la mano de obra barata y la especulación con monedas y mercancías. Y eso también lo sabe Milei.

Por: Arturo Garmendia

Foto: Archivo El Ciudadano

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