Los trabajadores portuarios necesitan dirigentes coherentes

Consideramos urgente sentar las bases reglamentarias que normen nuestro comercio internacional, que permitan ponernos como país a la altura de la modernidad del siglo XXI, según el nuevo volumen de cargas, inclusión de nueva tecnología y las nuevas disposiciones internacionales en la relación capital / trabajo del sector

Por Director

02/08/2011

Publicado en

Columnas

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Consideramos urgente sentar las bases reglamentarias que normen nuestro comercio internacional, que permitan ponernos como país a la altura de la modernidad del siglo XXI, según el nuevo volumen de cargas, inclusión de nueva tecnología y las nuevas disposiciones internacionales en la relación capital / trabajo del sector.

Lo impresentable del lucro desmedido que conforma la esencia de las grandes cadenas monopólicas, y el estancamiento en la productividad, ha motivado al Ejecutivo a lanzar la Agenda de Impulso Competitivo (AIC), para, en su opinión, sacar los lomos de toros que tiene nuestra economía y competitividad.

Según el Gobierno, estas medidas se hacen previa consulta a los sectores más representativos de la producción y servicios del comercio internacional. Sin embargo, a lo menos nueve gremios empresariales y de trabajadores, el día 21 de mayo han hecho saber que en su opinión esas medidas no son más que un traje a la medida para seguir monopolizando y concentrando las industrias relacionadas con el comercio internacional.

Resulta curioso que a las empresas en manos del Estado se les niegue la posibilidad, de expandir sus negocios con sus propios ingresos, y que a la empresa privada, sí se le conceda esa posibilidad. Los ejemplos de Enap y Codelco son ilustrativos.

De las medidas propuestas, en la Cámara de Diputados seis fueron rechazadas por la unanimidad. Las mismas fueron fuertemente rechazadas por la bancada portuaria, a los que se sumaron concejales y alcaldes de las regiones que tienen ciudades puertos.

Muchas autoridades y miles de ciudadanos de las regiones Octava, Primera y Quinta, consideraron que dichas medidas eran inapropiadas para la economía del país y para todas nuestras ciudades puertos.

A menos de cumplirse un mes de ese 14 de julio, voces hasta ahora ausentes exigen participación en discusiones que nunca antes habían planteado. Vociferando y pidiendo democracia, acusando a nuestro intendente y a uno de nuestros senadores, por no ser escuchados. Aducen ser representantes del 95% de los trabajadores portuarios y logran que la Ministra del Trabajo, cual loro amaestrado, repita palabras que no hacen nada más que demostrar su desesperación frente a una primera batalla ganada.

Desde los representantes de los monopolios se levantan voces para exigir participación de sus regalones en esta mesa y argumentan que no están todos los que debieran estar. NO sabemos por qué los empresarios y camioneros le creen a un tipo que no representa a nadie y por qué el puerto de Iquique se paró, que San Antonio se paró, lo mismo que los puertos de la Octava Región y que en Valparaíso marcharon mas de 25 mil jóvenes y trabajadores. ¿Por qué será que el personaje que hoy se viste con tanta representación, que no ha sido elegido por su gremio por dos periodos consecutivos, y critica a quien sí lo ha sido?

Mienten con una supuesta licitación que hará caer dinero del cielo. Los dirigentes responsables y representativos planteamos que se hace necesaria la formalización del trabajo en la industria portuaria, dado su crecimiento y ganancias y  que los trabajadores deben unirse para construir un país más justo.

A la inversa ese sector de dirigentes quiere que sus patrones se queden con todos los puertos y así monopolizar toda la actividad de servicios y transporte del comercio internacional. La avaricia parece no tener límites ya que sólo les interesa defender sus intereses y no los de la ciudad y sus habitantes.

El día 14 de julio, miles de ciudadanos salieron a la calle, a oponerse contra el lucro y la avaricia, contra la centralización de las decisiones políticas y en contra del monopolio, por el derecho a seguir existiendo y vivir dignamente, no como aquellos que hoy exigen participación en cuestiones que desgraciadamente aún no son capaces de entender.

Por Jorge Bustos

Presidente  Congemar

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