Obispo Goic da lecciones de sindicalismo a Martínez

Cuando un portavoz del magisterio de la Iglesia —cuya misión  secular es salvar las almas de los mortales— le da lecciones a un dirigente sindical que tiene por mandato la defensa irrestricta de los intereses concretos de los trabajadores para llevar una existencia terrenal digna, algo anda mal en el mundo de las relaciones de […]

Por Director

04/05/2009

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Columnas

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Cuando un portavoz del magisterio de la Iglesia —cuya misión  secular es salvar las almas de los mortales— le da lecciones a un dirigente sindical que tiene por mandato la defensa irrestricta de los intereses concretos de los trabajadores para llevar una existencia terrenal digna, algo anda mal en el mundo de las relaciones de poder entre los hombres.

Sin lugar a dudas, monseñor Goic es uno de los funcionarios más ubicados que tiene la Iglesia chilena (pese a algunas de sus salidas patriarcales como aquella cuando trató a la estudianta María Música de “pobre mujercita”).

En lo que se refiere a aspectos de doctrina social de la Iglesia, el jerarca católico es sin lugar a dudas uno de los más avanzados.  Por lo mismo, resplandece en medio del oscurantismo de las fracciones opus deístas y legionarias que aprovechándose del viraje conservador e integrista de la curia romana, pululan y reclutan en los sectores oligarcas y patronales nostálgicos de la escolástica y del orden tomista.

El prelado generó una polémica nacional y mediática cuando hace algunos meses planteó un salario mínimo decente muy por encima de los bajos ingresos de las mayorías trabajadoras y ciudadanas. Es lógico pensar que M. Goic no debe ser el hombre de la Iglesia más amado por los empresarios.

Con motivo del Día de los Trabajadores, el Obispo acaba de referirse sin ambages a la necesidad de fortalecer un proceso de sindicalización de los trabajadores chilenos. Lo hace en un contexto de profunda crisis del capitalismo donde la correlación de fuerzas no los favorece en sus negociaciones con los empresarios, el Estado y sus instituciones

Ni lerdo ni perezoso, Arturo Martínez, en vísperas de un día que rememora las gestas democráticas y revolucionarias del movimiento obrero, retomó y repitió la justa medida propuesta por el religioso.

No le quedaba otra al Presidente de la CUT y Vicepresidente del partido de la Primera mandataria (PS). M. Goic, puso el dedo en la llaga con sus declaraciones ya que la CUT ha sido incapaz de implementar en casi veinte años una estrategia de sindicalización de los trabajadores manuales e intelectuales cuyo porcentaje (12%) revela el fracaso de la política de sumisión a los socioliberales del PS y a los concertacionistas amantes del mercado.

Hoy, en plena crisis del capitalismo, queda al descubierto que la dirigencia de la CUT no ha sabido levantar una agenda propia ni darse una estrategia de acumulación de fuerzas autónoma con el fin de revertir la posición de desventaja en la que se encuentran los trabajadores desde que José Piñera y los “Chicago boys” impusieron con la Dictadura  un código neoliberal (del siglo XIX) destinado a institucionalizar la explotación del trabajo asalariado.

Tal “institucionalidad”, que ha perdurado en los tiempos concertacionistas, es una de las palancas de las fabulosas ganancias de las grandes empresas nacionales y multinacionales y de la desigual distribución de la riqueza.

Poco o nada se ha hecho en casi dos décadas de régimen postdictadura para mejorar la posición del Trabajo ante el Capital. Es la responsabilidad no asumida de Martínez y del conjunto de la dirigencia actual de la multisindical (con algunas raras excepciones —por supuesto— que no deben impedir ver la tendencia general).

Una mirada retrospectiva de las estrategias sindicales recientes muestra que las luchas victoriosas de los trabajadores han surgido desde la base y en posturas francamente opuestas y desafiantes al consensualismo que practica la CUT. Imposible olvidar que mientras la cúpula perdía su tiempo en agendar reuniones con los empresarios y  los líderes de la UDI y de Renovación Nacional, los trabajadores eran, casi al mismo tiempo, ferozmente reprimidos por las fuerzas policiales y un joven proletario forestal caía en el fragor de la lucha de clases.

Por lo mismo, una de las tareas más urgentes de la izquierda sindical es construir desde dentro de la CUT una corriente democrática, clasista y combativa.  Ésta debe organizarse dentro de la Central tras los objetivos de presentar e impulsar una estrategia autónoma de recuperación de los derechos democráticos de los trabajadores y un plan con medidas urgentes para movilizarse en tiempos de crisis del capitalismo y de ofensiva patronal.


Por Leopoldo Lavín Mujica


Leopoldo Lavín Mujica, ex miembro del Sindicato de trabajadores panificadores de Vaillancourt Inc. y, miembro de la FNEEQ, Federación Nacional de Profesores y Profesoras de Québec, (CSN).

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