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¿Por qué defender a México?

Soy un simple estudiante, pero hoy mi prioridad es defender la lucha antiimperialista, es defender nuestra revolución democrática y cultural, pero también es defender los procesos, las revoluciones progresistas de nuestra América

Por Leonel Retamal

27/11/2014

Publicado en

Columnas

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sergio_salazar_boliviaSoy un simple estudiante, pero hoy mi prioridad es defender la lucha antiimperialista, es defender nuestra revolución democrática y cultural, pero también es defender los procesos, las revoluciones progresistas de nuestra América. Me devuelve a ese 14 de junio de 1952 cuando Ernesto Guevara de la Serna escribía en su diario un suceso el día de su cumpleaños en Perú, un discurso panamericano donde pronunciaba «creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes etnográficas. Por eso brindo por Perú y por América Unida».

Hoy Bolivia es estratégico en el enfrentamiento al imperialismo, por la integración latinoamericana y en el empeño por alcanzar un mundo mejor. Hoy el Presidente Evo Morales se ha convertido en el símbolo del antiimperialismo mundial. Pero no siempre fue así, muchos años antes lo fue México y como olvidar el movimiento del 68, con una presencia juvenil, estudiantes de la UNAM y el IPN participaron profesores, intelectuales, amas de casa obrera, ciudadana, urbana, sindicatos y políticos. Que configuró un movimiento social mucho más amplio, como grupos feministas, ecologistas, pacifistas y homosexuales, entre muchos, era un escenario decisivo en el enfrentamiento al imperialismo a nivel mundial.

{destacado-1} México constituyó un cambio social y generacional, con un nivel de formación educativa superior, pero también estos movimientos estudiantiles, juveniles o contraculturales se fueron instalando en esferas fuera de las instituciones tradicionales o de espacios políticos, que fueron acusados de encaminar a una sociedad postindustrial, eso significó que la Ciudad de México atraiga a un grupo impresionante de grandes y diversos exiliados, emigrantes, refugiados, revolucionarios e idealistas.

Es un momento en el que las producciones generadas en el centro del sistema capitalista se propagaron rápidamente, los protagonistas fueron los jóvenes por los deseos de los cambios revolucionarios, de configuraciones de nuevos horizonte, y de medidas radicales, vanguardistas, todo eso y más para frenar un sistema. Pero también se trasladaron al campo intelectual. Cómo olvidar el marxismo, con sus grandes producciones en el siglo XXI, pero también del existencialismo o el estructuralismo. Eran tiempos de lecturas, claro que también estaba presente el anarquismo como el trotskismo, humanismo marxista como corriente, o historiadores marxista británicos, también los psicoanalistas, pero al final de cuentas, todas inspiradas en las revoluciones del 68, o también denominada la postmodernidad. De hecho muchos bolivianos salen al exilio en esos años por las dictaduras militares, podemos mencionar a uno de los mayores exponentes del pensamiento boliviano, como es René Zavaleta Mercado -quien fue el primer director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)-México, o en diferentes espacios intelectuales, como el Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA), o la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), catalogada como una de las mejores del mundo.

Ya han pasado 46 años desde aquella masacre en Tlatelolco, aquel 2 de octubre del 68, pero hoy vivimos la masacre de Iguala, Guerrero, que terminó con una tragedia de más de 10 personas muertas y 43 desaparecidos, producto del Narco-Estado, de esa crisis estatal de los años 80 por el petróleo, que se materializa como un Terrorismo de Estado, privando de recursos naturales a su población, el aumento de todos los bienes de consumo, un sistema de privatización y achicamiento del Estado con una inversión extranjera que supera los 35 mil millones de dólares, y con empresas como Televisa, TV Azteca, Grupo Carso, Comex, Bimbo, entre muchas que simbolizan una acumulación de capital por eso Carlos Slim es el hombre más rico del mundo y está en México.

Por eso hablamos del antiimperialismo como nuestra trinchera de lucha, de nuestras libertades, de la defensa de los derechos humanos mundiales y sus formas democráticas, destrozando su voluntad de acuerdos mercantiles, en los cuales violan el quehacer humano, ya que gobiernos como los de Peña Nieto, que se subsumen a políticas del sistema mundo, que se dejan subordinar por intereses transnacionales y apoyo del narcotráfico, de una red global de intereses de monopolios mundiales. Y claro está, no aparenta que el capital es quien determina las políticas públicas de algunos Estados.

Hoy estamos defendiendo no solo a los 43 desaparecidos y por supuesto que se esclarezcan los hechos, sino también la acumulación de fuerzas sociales al interior de México, 36.718 desaparecidos en el gobierno de Peña Nieto, que las personas puedan salir a protestar libremente y que se respeten los derechos humanos, pero además demandas como la de una Asamblea Constituyente que surgieron en los últimos días.

Finalmente termino con la importancia del movimiento social organizado para México, de movimiento envolvente como ascendente, lo que pasó el 68, puede pasar hoy, solo que las fuerzas progresistas y revolucionarias de la sociedad se tienen que organizar, para que sus luchas pueden alcanzar el poder, puedan modificar cambios profundos. Tendremos siempre el compromiso de la sublevación de las crecientes unificaciones sociales de los sectores populares a nivel mundial, esta vez con México, porque esta es una época revolucionaria.

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