Por Germán Gorraiz López
Dado que las prioridades de la Administración Biden serían el posible inicio de la guerra de Israel contra Líbano e Irán y el peligroso acercamiento de Putin a Vietnam para impedir la formación de un arco nuclear contra China, el Pentágono estaría sopesando la necesidad de firmar un Acuerdo de Paz con la Rusia de Putin. Así, el Pentágono habría visto cumplido ya su objetivo de impedir la expansión rusa al tenerlo cercado en sus fronteras, al tiempo que la Cámara y el Senado considerarían ya el conflicto ucraniano como un pozo sin fondo al que conviene finiquitar con inmediatez.
¿Está la OTAN involucrada en la incursión en Kursk?
Al estar EEUU inmerso en la campaña electoral para las presidenciales de noviembre, Francia, Polonia y Reino Unido serían el tridente elegido por los globalistas para implosionar el frente ucraniano antes de las presidenciales de noviembre y provocar la entrada de la OTAN en un conflicto abierto con Rusia.
La presencia de soldados polacos, franceses, británicos y estadounidenses en la ofensiva sobre Kursk, supondría la confirmación de la entrada de la OTAN en conflicto abierto con la Rusia de Putin. La incursión en Kursk es el mayor ataque contra territorio soberano ruso desde que se inició el conflicto militar con Ucrania, pues un mínimo de 5.000 soldados ucranianos dirigido por fuerzas de élite de la OTAN y apoyados por tanques y vehículos blindados habrían invadido territorio ruso y alcanzado unos 10 km de profundidad, mientras Rusia, tras superar la sorpresa inicial, habría decretado un régimen especial de «operación antiterrorista» en tres regiones fronterizas con Ucrania: Kursk, Bélgorod y Briansk.
El objetivo confeso de la ofensiva ucranio-otaniana era obligar al mando ruso a retirar tropas de otras zonas sensibles del frente y ocupar la central nuclear cercana a la ciudad de Kurchátov, para, posteriormente, consolidar las posiciones alcanzadas y utilizarlas como armas de presión en futuras negociaciones de paz. Sin embargo, dicha ofensiva no habría conseguido sus objetivos iniciales, pues asistimos al imparable avance ruso en el Donbás, al agravamiento de la crisis energética causada por los ataques rusos y al incierto futuro de la suicida ofensiva ucraniana sobre Kursk, que podría finalizar con la huida o rendición de las tropas ucranianas.
Asimismo, el ataque con dos misiles balísticos contra el Instituto Militar de Comunicaciones de la ciudad de Poltava, con más de 200 víctimas, ha generado las críticas de analistas militares que acusan al Ministerio de Defensa de «negligencia de los mandos militares por permitir una concentración de ese tipo».
De momento, las Fuerzas Armadas rusas han optado por utilizar la bomba aérea FAB-3000 de tres toneladas sobre una zona de concentración de tropas y de armamento del Ejército de Ucrania en la región de Sumi, desde donde «Kiev habría lanzado su incursión terrestre en la región de Kursk», según el Ministerio de Defensa ruso y al embolsamiento de las tropas ucranio-otanianas mediante la táctica del «caldero o encirclement«.
Esta situación es sumamente peligrosa para la fuerza embolsada, porque no puede recibir suministros ni refuerzos y porque pueden ser sometida a ataques desde distintos flancos y dado que la retirada es inviable, deben optar por la rendición o morir en el intento.
¿Dejará caer Estados Unidos a Zelenski?
El mandato presidencial de Zelenski expiró el 20 de mayo y aunque la Constitución ucraniana permite la prórroga automática del cargo en caso de Ley Marcial, parte de la oposición cuestiona la legitimidad de dicha prórroga aduciendo que el cargo debería pasar al actual presidente de la Cámara, Ruslán Stefanchuk.
Asimismo, según «The Washington Post», Zelenski destituyó a funcionarios cercanos a EEUU que estaban dispuestos a combatir la endémica corrupción, entre los que descuella la figura de Alexánder Kubrakov, ex ministro de Infraestructuras y que estaba a cargo de la reconstrucción del país. La corrupción es un problema endémico de Ucrania pues según el Índice de Transparencia, tendría 32 puntos sobre 100 y según la ONG Trasparencia Internacional, en el 2021, el 23% de los usuarios de servicios públicos habría tenido que pagar algún tipo de soborno.
En la actualidad, asistimos a la dimisión o destitución de la mitad del Ejecutivo de Zelenski, entre los que descollaría el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba. Dichas dimisiones evidencian la soledad de un Zelenski agobiado por el imparable avance ruso en el Donbás, el agravamiento de la crisis energética causada por los ataques rusos y por el incierto futuro de la suicida ofensiva ucraniana sobre la región rusa de Kursk, decisión unipersonal de un Zelenski acorralado.
Dado que Zelensky se habría ya convertido para EEUU en un lastre del que conviene desprenderse con inmediatez, no sería descartable un golpe de mano dirigido por el teniente general Valerii Zaluzhnyi, defenestrado por Zelenski por sus desacuerdos tácticos y verdadero líder del Ejército ucraniano. Dicho golpe contaría con las bendiciones de EEUU y, tras ser acusado de corrupción, Zelenski se vería obligado a exiliarse en EEUU y sería sustituido por la troika conformada por el teniente general Valerii Zaluzhnyi, el ex ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba y el ex ministro de Infraestructuras, Alexander Kubrakov, quienes serán los encargados de negociar el Acuerdo de Paz con Rusia, la posterior tarea de reconstrucción del país y del diseño de la nueva cartografía de Ucrania.
Por Germán Gorraiz López
Analista
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