Preservar y preservativos

Preservar, es el lema de la derecha

Por Wari

23/07/2010

Publicado en

Columnas

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Preservar, es el lema de la derecha. De todas las derechas, aunque se vistan con disfraces de centro-izquierda o se pongan la peluca del progresismo para participar felices del juego. Preservar el poder adquirido, extenderlo en lo posible, aprovechar las “oportunidades de negocios”.

Todos sabemos que el poder en Chile, el poder económico, el político, el judicial, el mediático, el poder religioso, el social… se concentra en poquísimas manos. Es un hecho histórico que ninguna declaración de principios, ningún programa económico, ninguna plataforma de partido o lema político ha sido capaz de cambiar. Fue así durante la Colonia y siguió siendo así durante todo el siglo XIX.

Las experiencias que se hicieron en el siglo XX para tratar de equilibrar la situación terminaron en guerra civil, dictaduras, exilios, en imposición por la fuerza de lo que hay que reconocer como el modelo único, la única idea de gobierno que cabe en los cerebros de los chilenos. Si hubieran cabido dos ideas, la Concertación habría propuesto un modelo de gobierno distinto al de los tecnócratas e ideólogos del pinochetismo. Si hubiera cabido más de una, el propio Sebastián Piñera podría proponer algo nuevo, y no la misma nota estridente de siempre.

Como desde hace 37 años, la izquierda chilena no sabe sino odiarse a sí misma, -hacerse zancadillas (o gestos mucho peores), dividirse, reducirse y evaporarse, al punto que no le alcanza para ser adversaria política de nadie-. El observador tiene que admitir que también ella se preserva. Busca satisfacciones en la celebración de su singularidad y no está dispuesta a ceder un ápice de lo que cree que son sus ideas.

Sin embargo, en este caso como en el anterior, ideas, precisamente, tampoco hay. La iglesia sigue preservando su influencia en los asuntos terrenales, y de tanto ocuparse de lo que no debiera, tropieza. Los desmanes de algunos presbíteros con sus jóvenes feligreses también es una manera de preservación de antiguas tradiciones.

La literatura viene riéndose hace siglos de los curas y monjes lujuriosos. En homenaje a sus repetidos llamados a la castidad —contra los preservativos, precisamente— propongo la lectura del Diccionario secreto, de Camilo José Cela (que no puede ser acusado de izquierdismo).

Dado que en Chile se preservan el poder y las ideas únicas, pero no se preserva ni la flora, ni la fauna, ni el mar, ni el cobre, ni el patrimonio arquitectónico, ni la dignidad política, propongo una reflexión de Alejo de Montado (en su “Parodia cachonda de El Diablo Mundo”), citada por Cela. Tal vez ayude a unos y otros a enriquecer su cultura general, su vocabulario y, por ende, a hacer quizás brotar alguna idea:

“La humanidad entra en los períodos de su existencia por iguales trámites que el carajo en los de la vida: infancia, virilidad, madurez; admiración y contento en la primera edad, entusiasmo y cojones en la segunda, cautela y condón en la tercera…

Deja que inquieten al hombre
que al mundo ciego se lanza,
fuertes dolores de panza,
recuerdos del bien que huyó:
mentiras son sus proezas,
mentiras son sus condones,
mentiras sus purgaciones
y mentira su ilusión.”

Por Armando Uribe Echeverría

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